“Inoperante”
Ricardo Arenas, representante del presidente Alejandro Giammattei ante la junta directiva de la Asociación Nacional del Café (Anacafé), opina que la OIC ha sido ineficiente, improductiva e indiferente hacia los países productores, por lo que Guatemala empezó con todo el protocolo y trámite correspondiente para denunciar el acuerdo internacional y retirar su representación.
¿Cuándo fue nombrado como representante del presidente ante la junta directiva de Anacafé?
En abril, Cancillería me nombró como embajador en misión especial para atender los asuntos del café en tema país, y en mayo el presidente Alejandro Giammattei me solicitó representarlo ante la junta directiva de Anacafé, con el objetivo de impulsar las acciones más recomendables en beneficio de las familias productoras del país.
¿Por qué le recomendó al presidente retirar al país de la OIC?
En lo personal, el criterio la OIC había dejado de tener sentido, la razón de ser ya no existía, no supo cumplir ese papel protagónico que tenía como objetivo buscar esos consensos ante la crisis real que vive el sector. El organismo ha sido ineficiente, improductivo e indiferente hacia los países productores.
¿En qué momento considera que la OIC no cumplió con su propósito?
La OIC nació en los años sesenta, y en su momento tuvo una razón de ser importante, fue el gran contralor del mundo del café porque había más oferta que demanda, pero en los últimos 20 años el mundo del café cambió, surgieron los cafés especiales, el consumo subió, el mercadeo se orientó hacia un consumidor más exigente que busca y está atento a los procesos de origen, que sean transparentes. La Organización no se modernizó y dejó de tener su razón de ser desde hace muchísimos años, porque debió velar por la equidad entre lo que se produce y consume.
¿Y cómo reaccionó la OIC ante problemas como la roya?
Es un organismo al que siempre se le consideró importante porque están representados los productores y compradores, pero cuando se produce la nueva crisis del café, al menos hace 10 años, por la roya, que golpeó duro especialmente a países como Guatemala, no se evidenció una reacción contundente o la intención de crear herramientas para enfrentar la crisis.
Además, desde el 2014 hay una nueva cepa de roya más complicada y que, al igual que el covid-19, hay que convivir con ella; tuvo un impacto económico que provocó un incremento en los costos y específicamente en los cafés orgánicos, que solo se pueden aplicar preventivos, y si pega la roya no se puede atacar con productos químicos; por lo tanto, los coloca en una situación delicada si es que quieren cumplir con los compromisos de café orgánico, y tampoco hubo una reacción o soluciones.
Y en cuanto a los precios internacionales ¿cuál es la posición?
Adicional a lo de la roya está el tema de los precios internacionales de café en las bolsas de Nueva York y Londres, que se han distorsionado.
Finalmente ingresó Brasil y es el productor número uno del mundo, pero posee características totalmente opuestas, están industrializados, a diferencia de los cafés guatemaltecos, que se cultivan en montañas. En Brasil la mano de obra es de un 30% y en Guatemala es de un 70%, y ese es el impacto en el costo de producción. Son factores que la institución no toma en consideración para equilibrar los precios.
¿Alguna vez solicitaron a la OIC una modernización?
Desde el 2014 se manifestó a la OIC la crisis. Luego, del 2016 al 2018, los países productores del mundo les mostramos la crisis del café, el impacto en la economía de las familias y se les solicitó con mayor énfasis una reingeniería de la Organización, porque no estaba respondiendo a los cambios en el mundo del café, y con la crisis que se estaba viviendo era urgente que la OIC interviniera, que fuera el gran gestor, por el rol protagónico, y llevar a la mesa la situación, porque el negocio del café era bueno para todos, menos para los productores, con sus excepciones, pero, en promedio, se sufría la crisis, en gran parte provocada por los precios.
Cuotas altas
Del total de producción del año cafetalero dependerá la cuota que Guatemala pagaba a la OIC.
En promedio, el país pagaba entre 70 mil (Q606 mil) y 120 mil euros (Q1 millón aproximadamente) al año, más lo gastos que representaba asistir a las asambleas, indicó Ricardo Arenas, representante del presidente ante la junta firectiva de Anacafé.
Nuevo organismo
Arenas comentó que sería decisión de Anacafé, a través de la Junta Directiva y administración, cómo reorientar esos recursos.
Lo que se buscaría es crear y fortalecer una nueva organización regional o bien destinar más apoyo a diferentes áreas del país, según las necesidades que surjan. El presupuesto, en su momento, fue redireccionado para atender también la crisis actual del covid-19, indicó.
Arenas afirmó que no hay penalizaciones y tampoco existe compromiso de prorrogar el mandato ante la OIC en septiembre, solo habría que verificar que no haya ninguna cuota pendiente.