China
Trump tiene a China entre ceja y ceja por considerar que las políticas de Pekín permiten el robo de tecnología estadounidense y debilitan a los productores de su país.
Washington impuso este año aranceles a productos chinos por unos US$50 mil millones. Pekín reaccionó con igual medida.
El lunes anunció gravámenes adicionales del 10% sobre bienes chinos por US$200 mil millones. Las tarifas regirán desde el lunes, y aumentarán al 25% el 1 de enero de 2019 si las partes no logran un acuerdo.
China respondió el martes con aranceles a importaciones estadounidenses por US$60 mil millones. Esas tarifas, de entre 5 y 10%, entrarán en vigencia el lunes, el mismo día que los aranceles en Estados Unidos. Además Pekin ya denunció esa decisión de Washington en la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Trump amenazó con gravámenes adicionales sobre bienes chinos por US$267 mil millones si Pekín tomaba medidas de represalia.
Estados Unidos importó productos de China por unos US$500 mil millones el año pasado, en comparación con los bienes estadounidenses por US$130 mil millones importados por el país asiático.
Unión Europea
Trump ha dicho que en materia de comercio la Unión Europea (UE) es “posiblemente casi tan mala como China”.
Desde el 1 de junio, Estados Unidos gravó las exportaciones de acero de la UE con aranceles de 25% y las de aluminio de 10%.
La UE adoptó represalias el 21 de junio, aplicando aranceles suplementarios a productos estadounidenses por un valor de unos US$3 mil 200 millones.
Trump también amenazó con imponer gravámenes punitivos a los automóviles importados, para preocupación de la poderosa industria automotriz de Alemania.
El 25 de julio, Trump y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, anunciaron la intención mutua de desactivar la disputa. Ambas partes debaten ahora cómo avanzar hacia aranceles cero.
Canadá y México
Estados Unidos también gravó a Canadá y México, socios en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), con aranceles de 25% a las importaciones de acero y 10% a las de aluminio.
Canadá contragolpeó con aranceles a productos estadounidenses por US$12 mil 600 millones y México hizo lo mismo por US$3 mil millones.
Esto ocurrió mientras los tres países negocian desde agosto de 2017 la modernización del TLCAN, en vigor desde 1994 y que Trump considera “un desastre” para los intereses estadounidenses.
Estados Unidos y México anunciaron el 27 de agosto un acuerdo preliminar para un nuevo TLCAN, que pretenden firmar antes del 1 de diciembre. Canadá podría sumarse, con lo que el TLCAN seguiría siendo trilateral.
Pero las conversaciones parecen bloqueadas por tres exigencias de Washington: (1) la apertura del protegido mercado de lácteos de Ottawa, (2) la eliminación de un mecanismo para solucionar disputas comerciales entre los socios, y (3) el fin de las subvenciones canadienses en el ámbito cultural.
Trump amenazó a Ottawa con imponer nuevos aranceles a las importaciones de automóviles canadienses si no logran un entendimiento.
Japón
Japón es otro objetivo de los aranceles de Trump al acero que Tokio considera “extremadamente deplorables”.
Japón informó a la OMC que prevé imponer medidas de retorsión a bienes estadounidenses por 455 millones de dólares.
Tokio también quiere una exención de los aranceles de Estados Unidos sobre las importaciones de automóviles, que representan una gran amenaza para su industria automotriz.
Irán
Estados Unidos anunció en mayo su salida del acuerdo nuclear de 2015 con Irán, y el restablecimiento de sanciones económicas a Teherán y a todas las empresas con vínculos con la república islámica.
Europa prometió seguir dando a Irán los beneficios económicos que recibió por el acuerdo nuclear. Pero muchas de sus compañías más grandes ya se retiraron del país antes de que sus inversiones dieran frutos, entre ellas Total, Daimler, Siemens y Peugeot.
Estados Unidos dijo estar decidido a reducir “a cero” las exportaciones de crudo iraní.
Turquía
Turquía, aliado de Estados Unidos en la OTAN, es el objetivo más reciente de Trump. Washington sometió en agosto a ese país a nuevos aranceles sobre las importaciones de acero y aluminio, en medio de la disputa con Ankara por un pastor estadounidense detenido hace dos años bajo cargos de terrorismo.
Turquía respondió en forma simétrica a las nuevas tarifas estadounidenses y presentó una demanda ante la OMC.
La medida de Trump provocó un hundimiento de la lira, la moneda turca.