Por los efectos de la pandemia en 2020 algunas notas y perspectivas fueron revisadas a la baja por estas firmas y para cada país se presentan factores de riesgo, aunque también se mencionan factores positivos.
Hallazgos para El Salvador y Honduras
El documento señala que la calificadora Moody’s, realizó durante el tercer trimestre (julio-septiembre) una serie de actualizaciones para El Salvador y Honduras respectivamente. En el primer caso, se rebaja la calificación de B3 que se tenía para el primer y segundo trimestre, con perspectiva Negativa, pasando a Caa1, siempre con perspectiva negativa; mientras que, para Honduras, se reafirmó la calificación de B1 con perspectiva estable.
Estas actualizaciones responden, de acuerdo con lo planteado por dicha calificadora, a factores políticos, fiscales e institucionales para ambos países y reitera que para El Salvador “la rebaja en la calificación se debe a la formulación de políticas que ha intensificado los riesgos de aplicación de planes de ajuste fiscal de las autoridades y ha aumentado la incertidumbre sobre las perspectivas de financiamiento”.
Para Honduras, las nuevas calificación y perspectivas se sustentaron en los desafíos crediticios derivados de la debilidad institucional y el menor crecimiento económico.
La importancia para Guatemala es que El Salvador es el principal socio comercial de la región Centroamericana, como en negocios e inversión, mientras que con Honduras mantiene una unión aduanera; es decir, una integración territorial, para efectos de intercambio comercial.
En el capítulo para Guatemala se expone que “al tercer trimestre del 2021, mantiene las calificaciones y perspectivas de su deuda soberana, las que se encuentran respaldadas por un historial de estabilidad macroeconómica, políticas fiscales conservadoras que han minimizado el endeudamiento del gobierno y una robusta liquidez externa”.
No es alarma, sino cautela
El consultor financiero, Irving de la Cruz, expresó que la calificación de El Salvador en el tercer trimestre puede estar vinculada con la implementación del bitcóin y responde a una acción “precautoria”, ya que las agencias evaluadoras le están dando todo el seguimiento a los movimientos de este activo virtual desde que se puso en circulación, como moneda de curso legal en septiembre pasado.
Lea también: Bitcóin: ¿Se pueden regular el dinero digital y las criptomonedas en Guatemala?
El experto descartó algún contagio para la economía guatemalteca y otras de la región por lo que está sucediendo en El Salvador y reiteró que solo es una “precaución por parte de la calificadora”, que están monitoreando “números de todos los países”.
Consideró que es muy difícil que se muevan calificaciones para el cuarto trimestre del año, pues por efectos estacional hay un mayor consumo y demanda que ayuda a los países a elevar su recaudación tributaria, lo que se refleja hasta en los primeros meses del siguiente ejercicio.
De la Cruz recomendó a los empresarios guatemaltecos que hacen negocios con El Salvador, que no se alarmen por esta calificación, puesto que es una operación normal de las agencias calificadoras. “No es para alarmarse, pero si es algo para mantener controlado en estos últimos meses del año”, remarcó.
Factores de riesgo
En la serie de factores de riesgo a la baja, para Guatemala se señala una falta de medidas que permitan solucionar la insuficiente recaudación tributaria con relación al Producto Interno Bruto (PIB).
Además, condiciones políticas que limitan la flexibilidad del financiamiento gubernamental y de la eficacia de la política económica, aparte de la no aprobación de los presupuestos anuales y las interrupciones del ingreso de recursos.
También un crecimiento económico inferior a lo esperado o perspectivas de crecimiento a mediano plazo más débiles causadas, por ejemplo, por la disminución de las remesas, el malestar social y los problemas de gobernabilidad.
Para El Salvador se destaca la debilidad institucional, que se ha visto reflejada en el retraso de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), generando incertidumbre y añadiendo nuevos retos a la sostenibilidad de la deuda y el acceso a mercados.
Sobre Honduras, menciona el aumento de la carga de la deuda como resultado de mayores déficits fiscales, que promedian 4.7% del PIB en los últimos dos años, debido a una combinación de menores ingresos y mayores gastos.
Le puede interesar: La recaudación tributaria aumentará Q2 mil millones en 2022, pero no aumentará la inversión
Por el tamaño de su economía, se ve un limitado grado de diversificación dada la alta dependencia de la maquila y la agricultura, así como un bajo nivel desarrollo económico en general. También advierte sobre las tensiones en el ámbito político, debido a la coyuntura electoral por las elecciones presidenciales en este mes.
En cuanto a Nicaragua, los riesgos son una limitada capacidad para acceder a fuentes de financiamiento externas o locales y una reducción de la liquidez externa que puede obligar a un ajuste desordenado del régimen cambiario.
Y sobre Costa Rica, el informe detalla que se evidencian tensiones de financiamiento soberano en caso de que no se pueda acceder a las fuentes de préstamo externas e internas, así como el aumento de los riesgos para la sostenibilidad de la deuda reflejados en la dificultad para lograr la consolidación fiscal posterior a la crisis. Cita como ejemplo, el incumplimiento del programa con el FMI.