Al triple efecto -crisis logística de los contenedores, el alza en costo de materias primas y la pandemia del covid-19- se suma un cuarto: la inflación. Esa combinación es “insostenible” tanto para la industria, como para los exportadores e importadores, que ya han tenido que trasladar el impacto de estos factores al consumidor final.
Recientemente, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alertó sobre posibles “aumentos considerables” en las cotizaciones internacionales del trigo, carne y aceites vegetales, “productos básicos que afectan a cualquier rincón del mundo”, refirió Julio César Orozco, director ejecutivo de la Gremial de Alimentos y Bebidas (Gremab), adscrita a la Cámara de Industria de Guatemala.
Por lo anterior, consideró que es importante analizar y observar el problema de la inflación en América Latina, debido a que el “shock” de la pandemia es peculiar, y resulta difícil determinar su impacto en los precios de las materias primas, los cuellos de botella de la oferta y los crecientes costos de transporte.
“A eso se suma la crisis energética que está golpeando a varias regiones del planeta, en medio de fuertes presiones inflacionarias”, resaltó.
Suben los precios
En esa línea, Enrique Lacs, presidente de la Cámara Guatemalteca de Alimentos y Bebidas (CGAB) afirmó que la industria ya trató de absorber el impacto en muchos de los insumos que producen los agremiados, pero han tenido que comenzar a trasladar parcialmente estos costos a los precios de los productos terminados, en un 10% aproximadamente.
“El transporte marítimo sigue estancado y se observan algunas señales optimistas, pero no las necesarias como para mantener el abastecimiento con la fluidez necesaria; esta situación ha provocado que los inventarios de algunas materias primas estén en los límites y en otros casos, los precios de los fletes se han incrementado considerablemente”, señaló el ejecutivo.
Julio Castilla, presidente de La Federación de Cámaras de Comercio de Centroamérica (Fecamco) alertó que los aumentos de precios a nivel regional se encuentran entre un 10 y 40%, aunque algunos productos son más sensibles que otros, por lo que no existe un detalle por categoría, explicó.
La mayor preocupación se encuentra entre las pequeñas y medianas empresas, que representan un 90% en la región, “y ahí es donde tenemos los mayores retos, porque si el objetivo de la reactivación económica es conservar los empleos, el efecto podría ser lo contrario”, destacó.
Hay productos, por el momento
Los productos más impactados para la industria de alimentos y bebidas son algunos tipos de empaques y aditivos, explicó el director de la CGAB.
En su momento, se experimentó un desafío con el abastecimiento de materias primas y empaques para ciertas categorías y para solucionarlo, se recurrió a una serie de medidas alternativas como los sistemas de transporte multimodal.
“Prevemos anaqueles surtidos. Al momento no hay signos de escasez, solo retraso en la entrega de algunas categorías y de materias primas. Si bien no observamos un riesgo latente de abastecimiento, es una amenaza que se debe vigilar”, expresó Orozco.
Castilla hizo un llamado a la calma porque no existe un desabastecimiento de productos de la Canasta Básica Alimentaria en los países centroamericanos y en las empresas grandes existe suficiente materia prima para continuar produciendo.
Pero recientes evaluaciones de algunas rutas y despachos proyectan que el tema del transporte marítimo se solucionará hasta a mediados del 2022. Si no se da ese escenario, advirtió Lacs, los costos que aún no se han trasladado a los productos terminados, se harán efectivos en los siguientes meses.
Costo del transporte versus logística
En opinión de Andrea Monzón, directora de la Federación de Cámaras y Asociaciones Industriales de Centroamérica y República Dominicana (Fecaica) la crisis de los contenedores está afectando a nivel global y tiene un impacto directo en la región. La escasez de espacios para exportar productos desde Asia recae en un alza de los precios de traslado. Además, derivado de la reactivación mundial, hay un incremento en el volumen de comercio.
“Todo esto lleva a tener tiempos más largos de descarga en puertos. Se han observado cierres de algunos y congestionamiento en otros, así como restricciones a tripulaciones y problemas de reubicación de los contenedores. Esto provoca el mismo efecto en la cadena, tales como los servicios internos de transporte terrestre y despacho de aduanas. Además, el incremento en el precio del petróleo ha generado un desajuste y aumento de costo de las cadenas logísticas”.
Los fletes tienen costos mayores, por lo que el problema se multiplicó. Según la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, para Estados Unidos el costo de transporte ya representa el 68% del gasto total de la logística de una empresa.
“La situación actual aún representa retos al haber retrasos en la llegada de mercaderías a puertos y alza en costos. Sin embargo, también es una oportunidad para reforzar los esfuerzos de atraer empresas interesadas en acercar sus cadenas logísticas a Estados Unidos e implementar la estrategia del nearshoring en la región.
Homologar la ley
Castilla informó que representantes de la Fecamco han solicitado al Consejo de Ministros de Integración Económica (Comieco) homologar un proyecto de ley que consiste en que los empresarios paguen impuestos o aranceles sobre los valores de los contenedores a nivel pre-pandemia. Por ejemplo, si un contenedor valía US$2 mil y ahora US$20 mil, se cobre sobre el primer monto.
“Se han hecho los esfuerzos en cada país y gestiones para apoyar al sector, pero el avance es lento. Algunos han tomado medidas unilaterales y otros trabajan en proyectos de ley, pero esperamos que salga a la luz una norma que apoye a las empresas”, planteó el directivo.
Rafael Medina, director de la Cámara de Comercio e Industrias de Tegucigalpa (CCIT) explicó que en el caso de Honduras, el Congreso estableció de manera excepcional y temporal (finaliza el 31 de diciembre del presente año) que para propósitos de cálculo del valor aduanal de las mercancías, el arancel se determine en el 25% del valor consignado en el documento de transporte.
“Es un paliativo importante y comprendemos que no puede ser permanente, pero este ejemplo fue el que se planteó a Fecamco para el Comieco, pero no se ha logrado ese marco habilitante para que cada país tome la decisión”, agregó.
Otro proyecto que puede ayudar a aliviar la situación en la región es un ferry entre El Salvador y Costa Rica, porque se puede mantener el flujo de las mercancías, tomando en cuenta que para cada uno de los países, Centroamérica es su segundo o tercer socio comercial.
¿Qué dijo el INE?
Abel Cruz Calderón, gerente del Instituto Nacional de Estadística (INE), explicó que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) brinda un seguimiento a 441 bienes y servicios, de los cuales 279 son gastos básicos, y tienen relación con lo que manifestaron los gremios empresariales. Sin embargo, el funcionario atribuye el alza de precios a la inflación importada.
De esos 279 gastos básicos, una buena parte de ellos (entre 50 y 60 productos) vienen de los mercados cantonales y el INE se basa en ese patrón de consumo local; el índice inflacionario se ha mantenido bajo este año, “porque los precios de los productos nacionales realmente no han mostrado un incremento”, afirmó.
Lo anterior, contrasta con los bienes importados, pues si los costos suben, los empresarios deben incrementar también y eso es lo lógico, resaltó Cruz. “El consumidor puede decidir su compra al comparar precios. Hoy, una piña importada es mucho más cara que una nacional. Entonces, se debe cotizar”, recomendó.
En octubre, cuando se presentó el IPC, se reflejó un 0.36% de incremento de precios solo en ese mes. “De ese 0.36%, alrededor de 0.17% está influenciado por temas de transporte, combustible, gas, energía eléctrica, y el resto es propiamente de alimentos. Entonces, en los productos nacionales los precios son estables. Lo que faltaba para llegar a ese 0.36% corresponde a productos importados”, enfatizó.
Al consultar a Cruz sobre cuánto representa esa estructura de bienes importados en la división de alimentos y bebidas dijo que lamentablemente, desde el IPC no está lista la herramienta para brindar esa información.
“En el INE salimos a cotizar precios en centros comerciales y ahí sí se visualiza este incremento, ya que, en la canasta de alimentos, hay bienes que se importan. Por ejemplo, la leche se cotizar en los supermercados. La diferencia se explica entre la oferta y demanda nacional, y esa importación de inflación. Es una preocupación, pero la función del INE es recoger los precios”.
El gerente del INE concluyó en que el alza de precios observado se debe a una inflación importada, pues países como EE. UU., en este momento están en reactivación económica y se encuentran en una fase económica de expansión, distinta a la guatemalteca.