Presentada en una fastuosa ceremonia, esta “Ciudad Wanda” de 2 km de superficie, en Nanchang (sureste), incluye un inmenso centro comercial con cines interactivos, un parque temático de 80 hectáreas, equipado con “las montañas rusas más altas y rápidas” de China y un vasto acuario.
El proyecto representa una inversión de 22,000 millones de yuanes (US$3,353 millones), según un comunicado del grupo, que espera atraer a más de 10 millones de visitantes por año.
El Disneyland de Shanghái será el sexto parque del grupo, y el cuarto construido en el extranjero, después de París, Tokio y Hong Kong.
En China, Disney se apoyará en sus franquicias y sus personajes, muy famosos en este país, para seducir a una clase media en plena expansión, en un país donde realiza una parte cada vez mayor de sus ingresos cinematográficos.
Frente a “la invasión” de culturas extranjeras, “queremos ser un modelo (…) y afirmar la fuerza de la influencia de los chinos en el ámbito cultural”, aseguró el fundador de Wanda en la inauguración, según informó la televisión oficial CCTV.
Una semana antes, Wang -el hombre más rico de China según la revista Forbes- había designado abiertamente a su adversario: el gigante estadounidense de ocio Disney, que abrirá a mediados de junio en Shanghái su primer parque en la China continental, tras una inversión de US$5.500 millones.
Wanda aspira a competir con Disneyland con alternativas de “color local”. Después del de Nanchang, el grupo chino prevé construir otros seis parques en China, en los tres próximos años, y llegar a unos 15 antes del 2020.
Wang también criticó el clima de Shanghái (“demasiado lluvioso en verano”) y los precios elevados de la entrada a Disneyland: hasta 499 yuanes (US$68), el doble que el precio para acceder a la “Ciudad Wanda”.
