Además, pasto (607 mil 226 ha o el 28.52%); 205 mil 686 ha de café (9.66%); así como cardamomo, palma de aceite, caña de azúcar y hule, que significan entre el 6% y el 7%, cada uno. Entre otros cultivos con áreas en riesgo están arroz, mango, macadamia, cacao, piña, tabaco, cítricos y otros con 41 mil ha en conjunto, además de hortalizas (papa cebolla, repollo, zanahoria, lechuga, banano y plátano, con alrededor de 36 mil ha.
Los departamentos que corren mayor peligro son Alta Verapaz, Izabal, Huehuetenango y Quiché, y parte del área de suroccidente en Escuintla, Suchitepéquez, Quetzaltenango y San Marcos.
Entre los municipios más amenazados según escenarios de lluvia arriba de lo normal que provocarían inundaciones, deslizamientos y daños a cultivos están Panzós y Fray Bartolomé de las Casas en Alta Verapaz, así como Morales y El Estor en Izabal, expuso recientemente Rafael López, director de Información Geográfica y Gestión de Riesgos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (Maga).
También se informó que la perspectiva agroclimática se realiza con base en el mapa de perspectiva climática y a los porcentajes de saturación de agua en el suelo, con cruces de información con el mapa de cobertura vegetal que esa cartera actualizó a finales del año pasado.
Informes
El primer boletín agrometeorológico sobre los efectos de la temporada de invierno del Centro de Información Estratégica Agropecuaria del Maga, fue emitido este 24 de mayo, y refiere que en el municipio de San José La Máquina, Suchitepéquez, ya se reportaron efectos en 181 ha de maíz, con impacto en 372 familias. Sin embargo, no se califican como pérdidas sino como cultivos afectados.
Mientras que en el 2020, el mayor efecto se derivó de las depresiones tropicales Eta e Iota, que motivaron un estado de Calamidad en varios departamentos, con un área dañada de 136 mil 761 ha y 204 mil 500 familias afectadas.
El cálculo de la pérdida económica ascendió a Q897.1 millones y los cultivos más afectados fueron maíz, frijol, plátano, banano, tomate, cebolla y brócoli, sumando daños en cardamomo y café, según el informe de ese ente. A eso se añaden unas 4 mil ha dañadas y 12 mil familias afectadas en departamentos en los que no se estableció estado de Calamidad.
Productores
En el país hay alrededor de 920 mil ha que se cultivan con maíz y de cumplirse las previsiones climáticas de un invierno copioso con el fenómeno de La Niña, se podrían tener pérdidas hasta de la tercera parte durante el 2022, comentó Gustavo Rivas, presidente de la Asociación Nacional de Granos Básicos (Anagrab).
A la fecha hay perjuicios especialmente en la costa sur, como en áreas aledañas a ríos en Suchitepéquez y Retalhuleu. En la parte alta aún no se reportan pérdidas, pero algunas personas hablan de 500 a 600 manzanas dañadas, añadió.
En áreas donde hay inundación, pero luego baja el agua, en la mayoría de ocasiones las plantas pequeñas se pueden recuperar pero donde hay estancamiento, sí se pierden, explicó Rivas. “Si este invierno entra demasiado fuerte sí puede haber problemas serios talvez en el área de bajíos de todos los lugares, como Ixcan y las riberas de los ríos de la costa sur, que son caudalosos”, opinó.
Respecto de las perspectivas, la Gremial de Palmicultores de Guatemala (Grepalma) expuso que para este trimestre, el Insivumeh dio su perspectiva climática por medio de las mesas agroclimáticas e indicó que el invierno de este año corresponde al fenómeno de La Niña, mostrando que las lluvias estarán arriba de lo normal, especialmente en la Franja Transversal del Norte, sur de Petén y en todo el departamento de Izabal, lo que se espera en junio.
En estas regiones se cultiva alrededor del 60% de palma a nivel nacional, unas 108 mil 300 ha. De estas, alrededor de 62 mil 454 se consideran en riesgo y alrededor de 15 mil están en alto riesgo de inundación afectando de manera directa el ciclo de productividad y la labor de cosecha.
El resto podrían ser afectadas desde el punto de vista de logística (envíos de fruta de campo a planta de beneficio, transporte de personal e insumos, problemas para la fertilización, entre otros), agregó Grepalma.
Por aparte, la Asociación de Azucareros de Guatemala (Asazgua), respondió que les preocupa principalmente el impacto que las lluvias puedan tener en las áreas cercanas a los ríos Ceniza, Achiguate, Guacalate, Pantaleón, Cristóbal, Coyolate, Acomé y río Seco, no solo por el riesgo que representan las inundaciones para los cultivos, sino también para las comunidades que se encuentran ubicadas en esas áreas.
Añadió que hay millones de metros cúbicos de arena del volcán de Fuego que se están acumulando en el cauce en estos ríos, lo que provoca la obstrucción en algunos puntos y disminuye la profundidad. Eso puede generar el desbordamiento de los ríos y en algunos casos, crear nuevos cauces, como ocurrió el año pasado con el río Pantaleón.
“El impacto de los sedimentos del volcán de Fuego es de grandes proporciones, por lo que debe analizarse cuidadosamente la situación y crear un plan maestro de mitigación del riesgo, aparte de reforzar los planes de emergencia para atender a las comunidades que puedan verse afectadas, así como los cultivos”, explicó Asazgua.
Acciones previstas
El Maga ha trabajado dos intervenciones específicas: una es la creación del seguro agrícola, que se lanzó en diciembre del 2021 con el Crédito Hipotecario Nacional (CHN). La meta del 2022 es llegar 40 mil agricultores excedentarios (que comercian) asegurados, y se les asegura hasta por dos temporadas por un monto de hasta Q6 mil (Q3 mil por año) e incluye tanto exceso de lluvia, como escasez. Y la segunda es el plan nacional de recuperación de suelos, que también incluye a productores pequeños y de subsistencia, informó la entidad.
Riesgo para el transporte de productos agrícolas
- Entre las diferentes evaluaciones también se identificaron 13 mil 387.14 kilómetros de carreteras en riesgo por lluvias arriba de lo normal, también en la temporada de mayo a julio.
- De estos, 10 mil 426.67 kilómetros son rutas no pavimentadas y 2 mil 960.48 sí lo son.
- Esta parte fue analizada desde el punto de vista agrícola y del riesgo para el transporte de productos agropecuarios, explicó el Maga.