Ante esto, Prensa Libre realizó la consulta a varios especialistas y a la Asociación Nacional del Café (Anacafé), la que considera que se está “agudizando” el problema en este mercado laboral específico, pero de momento, está focalizado en algunas áreas y no es generalizado.
Según estimaciones de esta organización, durante los meses de noviembre a febrero, se requiere de unas 300 mil personas para completar el corte y llevar a cabo el proceso de beneficiado. Y que además, se trata de un efecto indirecto de la pandemia, aparte del tema migratorio, ya que cuando los precios estuvieron deprimidos en el mercado internacional, muchas personas que se dedicaban a esta actividad, decidieron dejar el país.
Coincidentemente, esta situación surge cuando hay una mejor expectativa para la cosecha 2021-2022 asociada a las favorables condiciones climáticas y al excelente precio actual del grano en los mercados internacionales. La semana pasada, el saco se acercó a los US$200, lo que podría extenderse al 2022-2023.
Competencia en el mercado laboral
Juan Luis Barrios, presidente de Anacafé, también considera que se está presentando un movimiento de migración laboral, dado que existe una fuerte competencia de contratación de personal agrícola con otras actividades como la zafra, el corte de cardamomo, la construcción y el comercio, pues los trabajadores buscan insertarse donde obtengan mejores ingresos.
Aclaró que está situación ha obligado a muchos productores a ofrecer mejores condiciones laborales para los cortadores, lo que a algunos les está costando más que a otros. Pero al final de cuentas, es un fenómeno de mercado.
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Sergio Mazariegos, coordinador de la Comisión de Cafés Diferenciados de la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport), explicó que el año pasado, como consecuencia de una mejora en los precios del cardamomo en el mercado internacional, muchos cortadores se dedicaron a este cultivo y recibieron muy buena retribución por su trabajo.
Precisó que el quintal de cardamomo pasó de Q800 hasta Q6 mil en el 2020 y esa variación incentivó a muchos cortadores de café a cambiar de cultivo. Y recordó que según varios estudios, cuando disminuye el precio del café, las personas tienden a migrar o a insertarse en otras actividades, pero en esta ocasión están, se conjugan varios factores, en beneficio del trabajador.
Diciembre, el mes crítico
Barrios afirmó que en diciembre comienza la cosecha en las regiones con mayor altitud sobre el nivel del mar, y es intensa, por lo que podrían presentarse los problemas indicados, dado el hecho de que hay mayor demanda de personal. “Por el momento, podemos decir que hay déficit de mano de obra, pero no es generalizada”, insistió.
Y añadió que la cosecha es clave porque es cuando culminan todos los esfuerzos del año, la inversión que se realiza y si no se logra el corte, esta se pierde. También señaló que debido a un mayor ingreso de remesas, se observa un repunte en la construcción, por lo que muchas personas se están dedicando a esta actividad.
Mazariegos considera que, al inicio de la cosecha, muchos cortadores aún están ocupados en el corte de cardamomo y otros van a entrar a zafra en noviembre, “en general, no hay condiciones de riesgo para el levantamiento del grano, ya que cuando las personas concluyan en el corte de cardamomo, van a la cosecha de café”.
Pero Jean Paul Brichaux, director ejecutivo de la Asociación de Exportadores de Café (Adec), declaró que algunos socios reportaron escasez de cortadores desde la cosecha pasada, sobre todo en las zonas productoras de Huehuetenango, lo que pudo estar relacionado con la migración hacia Estados Unidos.
Cierre de cosecha y perspectivas
Sobre las cifras de exportación del 2020-21, se muestra una recuperación, tanto en volumen como en divisas: el volumen exportado fue de cuatro millones 764 mil 444 quintales oro y representó un alza de 14.42%; y las divisas generadas, se situaron en US$886.25 millones que equivale a una recuperación del 34.89%.
“Favoreció el precio y aunque una buena parte del café ya se había exportado antes del alza derivada de varios efectos climáticos en Brasil, una buena parte de la cosecha se despachó con buenos precios y es lo que se refleja en las divisas”, remarcó Barrios.
El precio promedio del quintal en la última cosecha fue de US$186.02, mientras que en la cosecha 2019-20, fue de US$157.79 y en la de 2018-19, US$143.18.
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Mazariegos, explicó que para la cosecha 2021-22, hay buenas expectativas por el tema climático y los precios en el mercado internacional.
Explicó como referencia que el pasado viernes, el quintal se cotizó e US$203 para despacho en diciembre próximo, similar al precio observado el 1 de abril del 2014, y los productores deben analizar en qué momento negocian la colocación de su producto para obtener mejores precios.
“Hay condiciones que indican estabilidad de precios y de producción para esta cosecha en comparación con años anteriores”, concluyó Mazariegos.