Economía

La malnutrición oculta en la estatura de millones de niños

Más de 160 millones de menores de cinco años sufren retraso en su crecimiento, una cifra detrás de la cual se esconden factores como una dieta pobre en nutrientes, un ambiente poco saludable y hasta la incidencia del cambio climático.

Que un niño en particular sea más pequeño de lo normal no tiene por qué ser un problema social, pero si ese patrón se repite en una comunidad significa que algo está fallando, apunta  el investigador Lawrence Haddad.

El experto del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias  (IFPRI, por sus siglas en inglés) es el principal autor de un informe presentado esta semana en Londres sobre la malnutrición, que afecta a todos los países del mundo ya sea en forma de desnutrición crónica como de sobrepeso y obesidad.

El estudio de este año hace hincapié en el retraso en el crecimiento infantil que, según cifras de la ONU, afecta a 161 millones de menores aunque, según Haddad, “ya se ha empezado a ganar”  esta batalla.

De los 114 países de los que se disponen datos, 39 están camino de lograr el objetivo global de reducir en un 40 % el número de menores de cinco años que padecen ese problema, frente a los 24 registrados en 2014.

Mientras, son quince los países que no han avanzado en esa cuestión y otros sesenta en los que se observa algún progreso aun siendo insuficiente, dice el informe en un intento de retratar las distintas caras de la malnutrición.

Entre los muchos factores interrelacionados que subyacen están la pobreza o la falta de acceso a servicios sociales y a alimentos suficientes y de calidad, como ya apuntaron la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura  (FAO) y la Organización Mundial de la Salud  (OMS) en una conferencia internacional celebrada en Roma el año pasado.

La malnutrición, destaca Haddad, dificulta el desarrollo del sistema inmunológico y del cerebro de los niños, haciéndolos más proclives a caer enfermos o a rendir peor en la escuela y después en el trabajo.

Los menores afectados también tienen más probabilidad de vivir en la pobreza si sobreviven, teniendo en cuenta que casi la mitad de las muertes entre los menores de cinco años se debe a la malnutrición, agrega el especialista.

“En los primeros cien días de vida el individuo necesita mucha alimentación y cuidados. Todos los sistemas del cuerpo se desarrollan muy rápido y cualquier cosa que los interrumpa daña mucho al niño de forma inmediata y para el resto de su vida” , remarca.

El investigador del IFPRI considera fundamental que los países en desarrollo den prioridad a esas cuestiones en su agenda política, como lo han hecho -señala- Brasil, Perú o Colombia.

Cree necesario extender los programas de nutrición y dedicar grandes inversiones en agricultura, reducción de la pobreza y gestión del agua, entre otros ámbitos.

En opinión del experto, ese tipo de estrategias que han servido para luchar contra el retraso en el crecimiento también se pueden emplear frente a la obesidad, cuya prevalencia está creciendo en todo el mundo mientras uno de cada doce adultos tiene diabetes tipo 2.

“Aunque las acciones sean diferentes, se necesitan altos niveles de compromiso y de colaboración entre los distintos actores”  en ambos casos, sugiere Haddad.

Todo esto, advierte, puede caer en saco roto si no se aborda el impacto del cambio climático sobre esos programas.

Y es que los factores ambientales condicionan el peso de los bebés en países como la India, donde los que nacen entre noviembre y diciembre son más altos de media a los tres años en comparación con los nacidos entre abril y septiembre, según el informe.

Haddad lo explica así: “Si las estaciones del año afectan a la nutrición cambiando la disponibilidad de alimentos y el posible desarrollo de enfermedades, imagina lo que puede hacer el cambio climático modificando el tiempo de forma impredecible” .

La gente afectada por el clima también tiene parte de la solución eligiendo una dieta con alimentos que requieran para su producción menores emisiones de gases de efecto invernadero, asegura Haddad, que insiste en que resolver esos problemas es una cuestión de elección.

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