El mexicano Carlos Ruiz, creador de esta máquina bautizada coloquialmente como la Nespresso de las tortillas, en referencia a la cafetera casera, recordó en entrevista con Efe que un día tomando café y viendo el artefacto se preguntó por qué no había una máquina similar para tortillas.
“Lo que más se extraña cuando uno vive en el extranjero es la familia y la comida, quedé muy decepcionado con la calidad de la comida mexicana en el extranjero”, contó Ruiz.
El mexicano decidió invitar a varios de sus compañeros en Zúrich, Suiza, donde estudió, a “una buena tortilla y buen taco”, y para ello le pidió la receta a su mamá, quien le dijo que mezclara harina de maíz con agua hasta que la masa adquiriera cierta consistencia.
Pero lo único que consiguió Carlos fue una alta dosis de frustración. “Por más que lo intentaba y repetía el proceso no me salían, y nunca me salieron”, relató.
Tras este fracaso cotidiano, Ruiz empezó a plantearse la posible creación de una máquina de tortillas caseras que le hiciera “más fácil la vida”.
Una vez investigó que no había en el mundo una patente similar, decidió inventar la Flatev, nombre comercial de este aparato.
Recordó que la meta principal era diseñar una máquina que ofreciera un producto fresco que dejara atrás la clásica solución de todo mexicano en el extranjero: que la familia mande tortillas mediante mensajería. Estas “no están frescas o son de mala calidad, pierden sabor y se rompen”, señaló.
Tras múltiples fallas, Ruiz descubrió que el secreto estaba en la masa: “La hacemos nosotros con nuestra propia receta, utilizamos ingredientes orgánicos y trabajamos con harinas de maíz y de trigo”, explicó.
Después de la elaboración de la masa viene la etapa en que se encapsula, en envases de plástico reciclables y con tapas biodegradables, y se sella al vacío para que la masa se mantenga fresca durante 45 días.
Ruiz, quien estudió Ciencias Políticas y Economía en la Universidad de Zúrich, contó que la cápsula se debe refrigerar para mantener su calidad.
Sin poder ser manipulada por el usuario, la máquina abre la cápsula en su interior y saca la bolita de masa, de unos 40 gramos.
Esta cae a un sistema donde se hace plana y se cocina. El tiempo de cocción depende de la suavidad de masa y va de 60 a 120 segundos, cuando queda lista para servir.
La recomendación de Ruiz es hacer varias tortillas, entre cuatro y seis para comer con amigos o familia al mismo tiempo, sin hacer muchas más para que no disminuya la frescura.
Lanzamiento
La máquina saldrá a la venta por unos US$399 (unos Q3 mil 052) y las cápsulas costarán US$0.79 centavos, por una tortilla que medirá unos 14 centímetros de diámetro.
Desde que el mexicano y sus otros dos socios arrancaron con la idea, en 2010, despertaron el interés de cientos de distribuidores de todo el mundo.
No obstante, Ruiz precisó que su mercado principal es Estados Unidos y no México, y que no pretende “matar la tradición de la tortilla”.
Por un tema de venta y distribución -prosiguió- el mercado natural será Estados Unidos. En México es donde se come más tortilla pero la gente tiene menos poder adquisitivo, recordó.
En este país latinoamericano, el kilo de tortilla se paga en tiendas a entre 11 y 17 pesos (US$0.60 a US$0.90).
Las cápsulas que ofrece Flatev contienen masa de harina de maíz, amarilla y azul, y de harina de trigo, ambas con diferentes sabores como ajo, chile y canela.
El objetivo de Ruiz y sus socios es traer la elaboración de una tortilla artesanal para “la gente que no tiene tiempo o experiencia para hacerlo”.
Para lograr fondos, Ruiz publicó su proyecto en la fondeadora Kickstarter y prácticamente en un día superaron su meta inicial.
Aunque todavía falta casi un año para que este proyecto se concrete, Ruiz ya aspira a usar la misma tecnología para darle a la gente “el lujo de comer pan fresco”.
“Esa es nuestra siguiente meta (…) y en eso estamos trabajando”, finalizó.