De enero a agosto las exportaciones de artículos de vestuario totalizaron US$1 mil 44.7 millones, un 19.2% menos que los US$1 mil 292.9 millones del mismo período del año pasado, de acuerdo con las estadísticas de la banca central; en tanto que los textiles reportaron un ingreso de US$227.3 millones, lo que significa una caída de 21.8 respecto a los US$290.9 millones del 2022.
Este sería un efecto colateral de la crisis económica en el país norteamericano, pues las telas e hilaturas que producen las fábricas nacionales se despachan a plantas de ensamblaje en Centroamérica, las que luego exportan hacia el mercado estadounidense, como materia prima.
En tanto, el reporte del producto interno bruto (PIB) del II trimestre dado a conocer en octubre por el Banco de Guatemala (Banguat) anticipaba que en la parte de la actividad de la industria manufacturera “hay una disminución de la producción de prendas de vestir y otros productos textiles, así como del servicio de manufactura de prendas de vestir, asociado a la menor demanda por parte de EE. UU”.
En ese contexto, para diciembre próximo, el sector proyecta una disminución de 15% respecto al año pasado y la probable recuperación para el 2024 dependerá de condiciones externas e internas, según fuentes oficiales, aunque la industria espera mantenerse como el principal generador de divisas en las ventas totales al exterior.
Hablan los empresarios
Carlos Arias Bouscayrol, presidente de la junta directiva de la Comisión de Vestuario y Textil (Vestex) de la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport), informó que el próximo 8 de noviembre participará como expositor en la Conferencia de Comercio y Transporte de Importadores de Ropa de USFIA, en la que presentará en una sesión denominada “Guatemala tu destino ideal de nearshoring y sourcing”, en la ciudad de Nueva York, EE. UU., donde se darán cita importantes compradores, para presentar al país como un sector dinámico y listo para atender los requerimientos de sus clientes.
El principal mensaje será que las fábricas instaladas en Guatemala se ubican en un área geográfica ideal en función del aparte de que se puede atender la demanda actual de nuevos productos con diferentes tipos de fibras, telas y acabados especiales. Citó como ejemplo que, si un cliente estuvo en el país hace cinco años, se ha perdido la dinámica de la evolución de la industria y del incremento de las capacidades e innovación que el clúster está presentando.
Al hablar sobre las ventas para este año, el empresario recalcó que en general han disminuido, pero no es un problema exclusivo de Guatemala porque en Estados Unidos las importaciones totales de prendas de vestir van 19% por debajo -desempeño negativo- y Guatemala está “más o menos donde está el mercado”, por lo que los números son muy parecidos a los observados en el 2021 -post recuperación de la pandemia- y significa que en el 2022 hubo un comportamiento inusual que favoreció el incremento de las exportaciones.
En la conferencia mencionada hablará sobre la integración vertical de la industria guatemalteca, las nuevas inversiones principalmente en la producción de hilo, las oportunidades de hacer negocios y la sofisticación de las fábricas para manufacturar productos con más valor agregado con menor tiempo de costura.
En los últimos tres años, Guatemala ha atraído inversiones en la industria de vestuario y textiles y hay presencia de nuevos grupos empresariales importantes que pronto estarán en operaciones y producción, mientras que otros potenciales inversionistas están en proceso de adquisición de bienes inmuebles para la instalación de nuevas fábricas, remarcó el directivo.
Cambios en la industria
El sector también presenta cambios significativos en comparación con los últimos cinco años y entre los más puntuales está que ahora la industria es más sofisticada, con la elaboración de prendas más de moda, con impresión digital, serigrafía, acabados especiales y “hay una modernización de la industria en los últimos años que pudo haber pasado desapercibido por los clientes”.
Hay compañías que están abriendo nuevas líneas de producción y por ejemplo, en la parte de productos deportivos para diferentes disciplinas, en un tiempo de 72 horas se pueden atender órdenes y abastecer un pedido, lo que se le conoce como “respuesta rápida o inmediata” para los clientes.
“Hoy en día tenemos empresas que pueden responder en dos o tres días, que son firmas muy sofisticadas que cuentan con la materia prima, personal y maquinaria, lo que responde a nuevas estrategias de abastecimiento que incluyen entregas en tiempo récord”, precisó Arias.
El escenario 2024
Respecto a las perspectivas de la industria para el próximo año, se indica que influyen de forma directa los factores macroeconómicos en EE. UU., como ocurre en 2023, cuando todos los exportadores han observado que la inflación en el país norteamericano ha generado mucha incertidumbre sobre su desempeño económico, situación que aún no concluye.
Entonces, se considera que el primer semestre del año entrante, podría ser muy parecido a lo que se ha observado ahora, “con un mercado que no es pujante, sino estable”.
La esperanza es que, a partir del segundo semestre del 2024, empiece a observarse un crecimiento e inicie la tendencia de alza de las exportaciones. “El 2024 será más alentador que el 2023, pero depende de nosotros en el sentido de ser más competitivos, atender mejor a los clientes y evitar situaciones en que la industria se vuelva poco confiable, como ocurrió hace algunas semanas cuando no se pudo hacer entregas”, concluyó el empresario.