De acuerdo con la segunda estimación del Departamento de Comercio, el jueves último, la economía estadounidense se contrajo 0.6% de abril a junio pasado, cifra inferior en 0.3 puntos porcentuales a la primera estimación (-0.9%) anunciada a finales de julio. No obstante, se confirma el segundo trimestre negativo consecutivo.
Ya en el primer trimestre, el producto interno bruto (PIB) había caído un 1.6%, en términos interanuales, pero la dependencia señala en su informe que la diferencia entre la primera y la segunda estimación se relaciona principalmente con el hecho de que el gasto de los consumidores (+1.5% en el período) fue mejor de lo estimado inicialmente y que los inventarios pesaron menos de lo previsto. El gasto de las autoridades estatales y locales también fue más alto de lo estimado originalmente, y contribuyó a mejorar la estadística.
Sí, pero no
“En términos técnicos sí hay recesión, aunque en estos momentos se discute porque la economía sigue creando empleos. Estamos en un punto gris, aunque muy cerca de ella”, opinión Clynton López Flores, director de Economía de la Universidad Francisco Marroquín (UFM), quien, sin embargo, advirtió que el continuo aumento a la tasa de interés por parte de la Reserva Federal (FED) para contener la inflación, terminará por suprimir millones de puestos de trabajo.
“Coincidimos en que EE. UU. aún no ha entrado en recesión porque hay elementos de la economía que se mantienen sólidos. No hay pérdida de empleo, los bonos del tesoro se cotizan al alza, el consumo interno sigue creciendo, por lo que si bien es algo latente, es muy temprano para considerar que así sea”, dijo Juan Pablo Carrasco, presidente de la Cámara de Comercio Guatemalteco Americana (AmCham).
Y también consideró que el comportamiento del PIB estadounidense podría verse como una reacción por la política monetaria implementada recientemente. “También es importante observar los efectos que tendrá, en la inflación, el nuevo paquete de gasto del gobierno aprobado a inicios de este mes”.
Efectos
Hugo Maúl, del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), enfatizó en que más allá del momento en que oficialmente se declare la recesión en EE. UU., la preocupación para Guatemala deben ser los efectos que esa contracción traslade a la economía nacional.
“Eso es una cuestión técnica (la recesión), que resultará siendo importante cuando se analice históricamente. La preocupación nuestra debe ser cómo el comportamiento de la economía norteamericana se traslada a la nacional”, refirió.
Según Maúl, existen señales contradictorias en el comportamiento de algunos indicadores de la economía de EE. UU., como ocurre con el mercado laboral, pues mientras se observa crecimiento del empleo, hay contracción en las contrataciones nuevas de algunos sectores.
Por otro lado, señaló que también se observa una reducción en el gasto de consumo de las familias norteamericanas, quienes están buscando ahorrar, y uno de los rubros en lo que se ha reducido el gasto es el vestuario. “Eso afectaría al sector textil, uno de los principales rubros de exportación del país”, explicó.
Tanto Carrasco como López Flores coinciden en que otro efecto de la contracción económica de Estados Unidos podría reflejarse en una reducción de la tasa de crecimiento de las remesas en lo que resta del año. Eso, se comienza a aumentar el desempleo, principalmente para los migrantes.