“El problema es constante y hace variar los costos progresivamente”, dijo Enrique Lacs, director ejecutivo de la Cámara Guatemalteca de Alimentos y Bebidas (CGAB).
Esta actividad productiva está viviendo un impacto más por el desabastecimiento de insumos y materias primas.
Sumados todos los factores anteriores han provocado un encarecimiento de entre 35 y 50% en los productos que elabora el sector, pero eso depende del origen de la carga y el tipo de mercancía, aclaró Lacs.
“Algunas empresas ya trasladaron costos al consumidor final durante el primer semestre del presente año y otros aún están resistiendo el impacto, pero no será a largo plazo. Además, indican que esa decisión depende del canal de distribución por los contratos y otras condiciones previamente establecidas”, comentó.
Los problemas más recientes están relacionados con la escasez de algunas materias primas, lo que causa retrasos para reponer inventarios y provocan costos adicionales.
Lo que más se importa
Las materias primas que más importa el sector de alimentos y bebidas van desde granos hasta empaques, productos semielaborados como concentrados de frutas, grasas, aditivos y en menor medida, maquinaria.
Las importaciones crecieron un 11.1% en el primer semestre con relación al mismo período del año pasado, cuando se ubicó en 9.3%.
Por ejemplo, la compra en el exterior de preparaciones alimenticias tuvo el mayor crecimiento con un 42% de las importaciones y corresponde a uno de los 10 principales productos que se fabrican en el país.
¿A quiénes más afecta?
Juan Policarpo Suárez, miembro de Junta Directiva de Cámara de Industria de Guatemala -CIG- y presidente del Consejo de Usuarios del Transporte Internacional de Guatemala (Cutrigua) agregó que todos los sectores que participan en transacciones de importación y exportación han sido afectados.
Aquellos que agregan menos valor en su proceso, los que viajan largas distancias y los perecederos pueden ser los más perjudicados.
Los primeros, porque la inflación en los costos de transporte les resta competitividad en destino. Los segundos, porque no sólo pagan más, sino que tienen tiempos de tránsito mayores; y los terceros, porque cualquier demora a lo largo del trayecto, puede significar cobrar menos de lo establecido originalmente o inclusive, perder el producto.
Suárez opinó que dependiendo de la industria en la que se participa, se pueden tomar medidas como reducir la cantidad de artículos que se compran y se transforman, adelantar las compras y, si se puede, ya que no siempre hay disponibilidad, pedir más.
“La inflación en Guatemala está relativamente controlada y prácticamente todos los actores de la cadena productiva han ajustado a la baja sus márgenes para mantener el nivel de precios lo más estable posible”, afirmó Suárez.
Ricardo Rodríguez, economista de Central American Business Intelligence (Cabi) aseguró que las empresas que traen insumos desde China y necesitan utilizar los puertos de la costa oeste de Estados Unidos están teniendo problemas.
Además, que el precio de los contenedores se ha quintuplicado, pero aclaró que no es generalizado en todos los sectores porque algunos lograron esquivar esos obstáculos.
Contratos siguen altos
Rodríguez añadió que los costos de las materias primas, especialmente las agrícolas, que Guatemala no produce en grandes volúmenes como el maíz, trigo o avena y que cotizan en bolsa, continúan a precios altos a nivel internacional.
Por ejemplo, en el caso del maíz, los contratos se encuentran en US$527, en comparación con los US$700, que se ubicaban en abril de este año, pero previo a la pandemia, se cotizaban en US$400.
“La preocupación es que aún cuando los precios empezaron a bajar, subieron un escalón respecto al 2019 y siguen siendo altos. Esta es una presión para los sectores que dependen de esas materias primas”, expresó Rodríguez.
Asimismo, el caso del trigo y la avena, continúan a precios máximos. El contrato de avena se está cotizando en US$542, el precio más alto desde el 2014. y el trigo se cotiza en US$707 , cuando el precio más alto fue de US$786 en julio pasado.
Otro aspecto que el país debe observar es la inflación en Estados Unidos, que actualmente se ubica en 5.3%, pero el índice de costos al productor se ubica en 8.3%, indicó Rodríguez.
“Es evidente que el productor, de alguna manera se está llevando el “shock” y no lo ha trasladado totalmente al consumidor final, y eso tampoco es malo o abuso por el lado del empresario a nivel mundial, porque es un fenómeno natural que cuando los costos del productor aumentan, se traslada al consumidor”, expresó el profesional.
En el caso de Guatemala no está lejos de que esa situación se evidencie, dijo Rodríguez, porque según las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) la inflación está entre 2.5 y 3%, pese a las presiones internacionales, y la conclusión es que ese efecto no ha terminado de trasladarse y probablemente será en las siguientes semanas, a finales de este año o principios del siguiente, cuando se observe repunte fuerte en los costos de alimentos y bebidas, que son los que se ven impactados por esos temas.