Luego de las proyecciones dadas a conocer, se indicó que, por tratarse de una materia prima, los precios está sujetos a una volatilidad y que cualquier factor los puede alterar, pero las previsiones se mantienen por encima de los US$1 mil 200.
Entre los factores mencionados está el conflicto entre Rusia y Ucrania, que de alguna manera ha incidido en una reducción de la oferta de aceite de girasol, que tiene una alta demanda en los países europeos, situación que continúa distorsionando el mercado.
Además, Indonesia es el principal productor y exportador de aceite de palma, pero proteger a su mercado local y en los últimos dos meses decidió aplicar impuestos a las exportaciones de ese producto e incluso, prohibir su salida, “ha movido la aguja de precios”. Otro elemento es el aumento de las regulaciones y mandatos de Europa y Estados Unidos sobre los biocombustibles.
Mayor productividad
De enero a abril último, las exportaciones de grasas y aceites sumaron US$336 millones, contra los US$213 millones reportados en el mismo periodo del 2021, lo que significa un incremento del 57% y de este total, el 80% corresponde a aceite de crudo de palma.
Para los próximos cinco años, las proyecciones indican que el cultivo de aceite de palma podría crecer 5%, aunque se observa estabilidad en general para el sector. Y aunque no suba el cultivo, la apuesta es aumentar la eficiencia, pues el volumen puede ser de 8% a 10% en aceite.
El área de cultivo “de aceite de palma es 180 mil hectáreas, pero la estrategia va en el sentido de la mejora en la extracción del aceite, de hasta 24%.
El 58% del cultivo de palma se localiza en Petén, sobre todo en Sayaxché, y otras áreas son Izabal y Alta Verapaz que representan 17%. El resto está en la Costa Sur que abarca desde Escuintla hasta San Marcos.
El crecimiento se estaría observando en áreas de suelo que ahora son de ganadería para pasar a palma en Petén y en el Valle del Polochic, concluyó Rosales.