Esta cifra duplica los cierres de años anteriores y proviene de 5 mil 473 reportes de transacciones sospechosas (RTS), lo que también implica un aumento de 30% en relación con el 2020, cuando fueron cuatro mil 229; en 2019, cuatro mil 510; en 2018, cuatro mil 240; y en 2017, 2 mil 893 respectivamente.
En 2019, la cantidad detectada fue de Q3 mil 119 millones y en 2018 de Q2 mil 356 millones, que al compararlo con el año pasado el crecimiento es de 96% y 160%, respectivamente.
En septiembre del 2021, las autoridades de la IVE informaron a Prensa Libre que efectivamente se había duplicado el monto denunciado, lo que estaría asociado a nuevas modalidades de lavado relacionado con la trata de personas y movimientos con criptomonedas.
Ello, aparte de que se ha observado un aumento sustancial en el uso de sistemas electrónicos de transferencias de fondos, pues por los efectos de la pandemia, hay un mayor uso de los instrumentos digitales para el traslado de recursos.
Cifras alarmantes
Para Walter Menchú, analista del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien) en materia de seguridad, las cifras proporcionadas por la IVE se deben interpretar como “bastante alarmantes”, ya que son datos que no se habían mostrado en años anteriores y muestran incrementos sustanciales.
“Hay que preguntarse acá ¿cuáles son las razones de estos incrementos y qué se está haciendo desde el nivel institucional para atacar este fenómeno? Porque es un incremento dramático e inusual de un año a otro y no debe pasar desapercibido”, apuntó.
Al respecto, remarcó que las acciones que se están realizando, si es que hay algunas, deben incrementarse y mejorarse, principalmente del lado de la persecución penal, estrategia que la Fiscalía Contra el Lavado del Ministerio Público (MP) debe estar siguiendo para combatir este fenómeno, aparte de estudiar los cambios que las estructuras criminales han implementado, dado el aumento de los montos y los delitos.
¿Qué lo explica?
Sobre las causas que estarían explicando el comportamiento detectado en 2021 por la IVE, Menchú aseveró que se observó una recuperación de las divisas por remesas familiares, al igual que de la economía, luego de haber experimentado una caída en 2020.
Por la pandemia, también se pudieron haber modificado las estructuras de lavado de dinero, que existen no solo en Guatemala sino a nivel internacional, ya que les interesa introducir ese dinero al país.
Aclaró que no existe información sobre las transacciones ilícitas que se realizan ni las cifras exactas, pero un buen porcentaje estaría asociado al narcotráfico, así como otros delitos trasnacionales como la trata de personas, tráfico de armas y evasión de impuestos.
Pocas denuncias y extinciones
El reporte también indica que en 2021 se presentaron 233 denuncias y ampliaciones de denuncias en las cuales se encontraron hallazgos de investigaciones previas, lo que significa -19% respecto al 2020, cuando fueron 290 expedientes.
Al igual, se detectaron a dos mil personas involucradas y ampliaciones, lo que representó una caída del 21% con relación a los dos mil 547 del 2020.
Con respecto a los informes de extinción de dominio, la IVE reportó 18 y se mantuvo similar en estos dos últimos ejercicios, lo que también llama la atención, pues los montos de los informes de estas acciones dan cuenta de solo Q80 millones. No obstante, ello representa un aumento de 137% en comparación con el 2020, cuando fueron Q33.91 millones, según las estadísticas.
Extorsión y lavado se relacionan
La entidad Global Financial Integry (GFI) con sede en Washington, D.C., analizó la relación de la extorsión con el lavado de dinero, ya que genera grandes ganancias.
Se señala que la extorsión es un “delito subyacente” al lavado de dinero, y como muchos otros delitos motivados por razones financieras, la extorsión causa daños a sus víctimas, genera dinero para sus perpetradores y depende mucho de estrategias de lavado de dinero para poder ocultar el origen ilícito de esos fondos.
“Debemos tener en cuenta que, para estos grupos criminales, las ganancias ilícitas son un arma de doble filo. Por un lado, quieren y necesitan los fondos; pero por otro lado, los recursos podrían ser evidencia de su conducta criminal; alguien podría notar el dinero y comenzar a hacer preguntas sobre su procedencia. Aquí es donde entra el lavado de dinero: los grupos criminales toman sus ganancias ilícitas, las mueven de maneras complicadas para ocultar su origen y tratan de hacerlas parecer legítimas”, se indicó.
GFI indica que el lavado de dinero generalmente consta de tres pasos: El primero es la colocación, pues la empresa criminal reunirá los fondos y los colocará en un lugar seguro; a menudo, en una institución financiera.
El segundo es la estratificación, pues los criminales mueven los fondos entre cuentas, países y/o monedas para dificultar el rastreo de su origen. Y el tercero es la integración, que ocurre cuando el dinero se integra a la economía legal. Esto puede ocurrir mediante la compra de bienes raíces, joyas u otro tipo de activos que parezcan legítimos.
El escenario 2022
Para este año, según el consultor del Cien, posiblemente las estructuras hayan cambiado en cuanto al blanqueo de capitales, que no podría responder a algo temporal o momentáneo, sino permanente. Y podría haber una reducción, pero no a los montos observados en años anteriores al 2021.
“Lo más probable es que observemos cifras como este año por esos cambios y si no se hace nada al respecto, porque ese tipo de actividades busca países donde no existen riesgos y donde que no se persigue ese delito”, remarcó Menchú.