María Alejandra Alquijay, directora de operaciones de la universidad para la maestría en emprendedurismo, explica que a diferencia de otros programas que se enfocan en finanzas, estrategia, economía y matemática, En este caso los cursos están enfocados en las diferentes fases de negocios por lo cuales va pasando un emprendedor desde que ve la oportunidad de negocios, decide lanzar esa oportunidad, hacer que crezca y cosecharla, y ese aspecto se complementa con otros cursos.
El objetivo de esta dinámica es que los estudiantes pierdan el miedo a vender. Primero debieron vender frituras para que tengan una interacción muchP más fácil con el público, y luego que ya hizo más sencilla la dinámica con el cliente ya pasaron a la segunda parte, la venta de libros con el cual no están tan familiarizados, con el título La Ley de Frederic Bastiar.
“En el reto los estudiantes no tienen permiso de decir que son estudiantes de maestría porque eso facilita un poco más la relación con el cliente y la venta, deben hacerlo como si fueran vendedores individuales”, explicó.
Experiencias
Algunos alumnos y la coordinadora del programa comparten la experiencia que tuvieron este domingo.
Charles Hess comentó: “Al principio fue un poco difícil hacer la venta ya que hay que identificar al cliente y no solo ofrecerle el producto a todas las personas que pasen por el lugar”, dijo al referirse a la venta de las frituras.
Uno de los puntos es identificar al cliente potencial, añadió. “Una persona que corre por el lugar, que está buscando hacer ejercicio y estar en forma, no estaría interesada en comprar en ese momento unas papalinas”, expuso Hess.
El estudiante indicó que se debe ser carismático con el cliente y buscar atraer a la persona pero no salir corriendo detrás de ellos perseguirlos porque se sentirían acosados.
Se debe buscar la forma atractiva de ofrecer el producto, añadió Hess, quien optó por hacer atractivo el precio ofreciendo las frituras a precios más bajos.
En el caso de libro, fue la parte más complicada, según los estudiantes entrevistados. Se debe tratar de identificar más al cliente y tratar de convencerlo y enseñarles el propósito del libro y cómo les puede beneficiar, explicó Hess. “Cuando se ofrece un producto como el libro se debe conversar más con las personas”, añadió.
Carmen Batres, otra de las estudiantes, dijo que fue un reto importante ya que como emprendedores debe aprender a manejar el rechazo o falta de interés en el producto pero se debe seguir vendiendo.
“Debemos motivarnos, conectarnos con las personas que caminan por el lugar y que el producto que ofrecen les llame la atención”, añadió.
La parte de vender el libro es más complicado, comentó Batres, ya que es vender un producto que acaban de conocer, que es más caro que los productos comestibles que ofrecieron antes.
Batres dijo que sigue interesada en instalar su propio negocio, pero que el reto de ventas en el cual participó abre los ojos a tratar de manejar el rechazo hacia un producto y encontrar comunicación.
Esta clase ayuda a quitarse el miedo y si reciben un no como respuesta deben buscar cambiarla por un sí, y lograr que el cliente compre, añadieron los entrevistados.
“No es lo mismo venderle al cliente, que es quien paga, que venderle al usuario”, explicó Alquijay, la encargada del programa, “a veces es más fácil hacerle la venta a un niño, porque cuando el niño le dice al papá 'comprame esto', ahí facilita la venta” comentó.
Agregó que es muy importante cumplir con los lineamientos y reglas para obtener autorizaciones y licencias.