Aguilar comentó que por fortuna México aprendió la lección tras aquel golpe que repercutió en el PIB en la ´pepoca de Miguel de la Madrid y que obligó a contraer préstamos.
Ayer la Secretaría de Gobernación de México (SEGOB) de Migual Angel Osorio Chong anunció la activación del Fondo de Desastres Naturales (FONDEN). Existen reservas por más de US$5 mil millones y en adición otro bono catastrófico por US$360 millones que se puede utilizar cuando la instensidad del terremoto o los vientos de los huraracanes superan determinados parámetros.
También existe infraestructura asegurada que deberán cubrir en las próximas semanas los miembros de la AMIS que preside Manuel Escobedo, aunque prevé que muchos daños se quedarán al margen, dado el tradicional bajo seguro que prevalece.
A las entidades con mayor impacto además de Oaxaca y Chiapas, afectadas por los huracanes, ahora se suman Puebla, Morelos, Estado de México y la Ciudad de México. Todas tendrán que asumir costos de reconstrucción y deberán tener apoyos del gobierno federal via FONDEN.
Las cuantiosas pérdidas económicas del terremoto de 1985
Hace casi 32 años, también en un jueves, un sismo de magnitud 8.1 azotó México. El saldo entonces fue devastador: 6 mil personas murieron, cientos de edificios se derrumbaron y los daños fueron cuantiosos para las finanzas del país del norte.
La principal zona afectada fue Ciudad de México, pero también hubo muertes, daños y pérdidas materiales en varios municipios de Jalisco, Michoacán y Guerrero.
A diferencia de entonces, el temblor que ayer sacudió el territorio mexicano fue un poco más intenso, 8.2 de magnitud, pero tuvo una repercusión menor: 40 personas murieron, al menos 100 casas cayeron -según cifras preliminares-, y los daños aún se están cuantificando.
Ahora los estados más afectados fueron Oaxaca, Chiapas y Tabasco, donde hubo derrumbes y muertos tras el sismo.
Además, la infraestructura, los protocolos de protección civil y los recursos para atender un temblor son mejores que los de hace más de 30 años.
En 1985 la situación económica de nuestro países era muy distinta y la recuperación económica tras el temblor fue lenta.
Entonces, durante el sexenio de Miguel de la Madrid, México tenía ya una desbordante deuda pública a la que se sumaron los préstamos solicitados para enfrentar las pérdidas económicas del temblor, que fueron de entre 2.1 y 2.4% del PIB de ese año, según datos de la Comisión Económica para América Latina (Cepal).
En Ciudad de México se cayeron 6 mil construcciones, de las que el 65% eran casas; 15% comercios, 12% escuelas, 6% oficinas; 1% hospitales y el 1% restante cines, teatros e industrias.
Pero la afectación económica fue más allá de los derrumbes. En total, el temblor provocó hace 32 años una pérdida de US$5 mil millones, según datos de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS).
La mayor parte de esa pérdida se fue al gasto de la administración pública (34%); le siguió el costo por el derrumbe de viviendas (16%), salud (15%), educación (11%), industria y comercio (6%) y turismo (5%), entre otros gastos.
Una semana después del temblor, damnificados de Tlatelolco, Tepito y la colonia Morelos marcharon hacia Los Pinos para pedir al gobierno mexicano agua, víveres y materiales de construcción.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) le otorgó a México un total de 800 millones de dólares en varios préstamos como financiamiento para cubrir los daños causados por el sismo.
Ese mismo día, el gobierno de De la Madrid pidió el diferimiento de los pagos de la deuda externa que debían cubrirse en octubre y noviembre, para redirigir recursos a la atención de la emergencia.
Y la recuperación económica llegó hasta los años 90. “El terremoto contribuyó de manera significativa a la desaceleración económica de la segunda mitad de 1985 y a la precipitación de la crisis económica de 1986”, se lee en una investigación de Cuauhtémoc Calderón y Leticia Hernández para la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.