La ruta al Pacífico es una arteria principal para el movimiento de mercancías desde y hacia los puertos ubicados en el litoral Pacífico, zonas industriales y de fronteras hacia el sur del país. También es muy importante para abastecer de productos para el consumo a la población de los departamentos ubicado en la costa sur.
Por lo que la vulnerabilidad de la ruta al Pácifico, impacta directamente en la competitividad y desarrollo económico del país, en cuanto a la conectividad vial y cadena logística. Por lo que es usual que todo esto, se traduzca en el incremento de precios de los productos que llegan al consumidor final.
Esta situación ha afectado, no solo el bolsillo sino la movilidad de todos los guatemaltecos que deben transitar por dicha ruta para ir a sus lugares de trabajo, llevar a sus hijos a los centros educativos, trasladarse para atender temas de salud, entre otros.
Faltan esfuerzos mantenimiento e inversión
Para Raúl Bouscayrol, presidente de la junta directiva de Cámara de Industria de Guatemala (CIG), la interrupción o demora en la cadena logística ha causado desabastecimiento, costos adicionales e incluso incumplimientos de contratos con clientes y pérdidas en productos perecederos que deberían haber llegado a su destino en tiempos limitados.
Por ser una constante en esta ruta, el sector privado organizado considera que no es suficiente con analizar los puntos afectados, sino hacer una revisión integral de la red vial, y así reparar oportunamente los problemas que se detecten.
“Es imperativo ejecutar acciones de largo plazo como invertir en infraestructura. Debemos enfocarnos principalmente en este tema durante los próximos años, por el gran impacto que tiene en el desarrollo y competitividad de nuestro país”, comentó Bouscayrol, indicando que se necesita un nuevo modelo de contrataciones que favorezca más eficiencia, competencia y agilidad en el uso de los recursos.
“Para esto, consideramos que es vital garantizar las condiciones adecuadas para que las alianzas público-privadas funcionen”, añadió, reiterando que como sector industrial, ofrecen apoyo técnico para buscar soluciones integrales de largo plazo y así evitar más inconvenientes en la ruta al Pacífico.
Hasta 20 kilómetros más en distancia
Por su parte, Carlos Steiger, analista de logística de la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport), indicó en este contexto y tomando como referencia el hundimiento registrado el pasado 2 de agosto en el kilómetro 17.5, que los tiempos y las movilizaciones han resultado afectadas.
Por ejemplo, la carga contenerizada ha sido impactada con un incremento de hasta 20 kilómetros adicionales de recorrido y por ende mayor consumo de combustible.
Esto se traduce hasta en 15 galones adicionales de diésel, para ingresar o salir de la ruta al Pacífico y hasta 6 horas adicionales del Puerto Quetzal hasta la ciudad de Guatemala, pues antes tardaban de 4 a 6 horas y ahora hasta 10 a 12 horas.
Y es que, considerando Q32 por galón de diésel multiplicado por 15 galones extras, suman Q480 por viaje, que, a la semana, tomando en cuenta lunes a viernes, este número se extiende a Q2 mil 400 adicionales que afectan una operación de importación o exportación.
El entrevistado indicó que, en promedio, una compañía de tamaño considerable mueve entre 15 y 20 contenedores a la semana. Lo que puede significar hasta Q9 mil 600 de gasto extraordinario, solo por combustible.
“Usualmente, este costo se traslada al propietario de la mercancía y este, al consumidor final. Salvo si se llega a un mutuo acuerdo con los transportistas para tratar de mitigar de alguna manera esos gastos extras”, explicó el analista, añadiendo que los viáticos también se han disparado un 50% en incremento, sumado al costo extra de peaje de Q90 por viaje, para los vehículos que circulan por la Vía Alterna del Sur (VAS).
No hay rutas alternas adecuadas
Hector Fajardo, director general, de la Cámara de Transportistas Centroamericanos (Catransca), comentó que esta ruta es una de las más importantes del país, porque conecta con la frontera con México donde fluye la mayoría de las mercancías de importación y exportación, además conecta con toda la costa sur, una de las zonas más productivas de la agricultura de Guatemala y con basta presencia industrial.
Asimismo, esta ruta conecta al Puerto Quetzal, de donde salen las exportaciones hacia Asia principalmente, y donde ingresan las importaciones con destino a Guatemala u otros países de la región.
El problema que genera más tiempo, más riesgo y más complicación para el traslado de los productos, de acuerdo con Fajardo, radica en que no hay rutas alternas aptas para el transporte pesado.
Esto implica un trayecto más largo, con pendientes de alto grado de dificultad en donde se gasta más combustible y los conductores se enfrentan a más riesgo de sufrir algún accidente de tránsito.
Punto en el que coincidió Raúl Bouscayrol, presidente de junta directiva de Cámara de Industria de Guatemala (CIG), también tomando como referencia el reciente socavón en el kilómetro 17.5, en donde habilitaron un puente Bailey con el fin de solucionar el problema.
Sin embargo, su uso quedó restringido únicamente para el tránsito de vehículos livianos y buses extraurbanos. Mientras que el transporte de carga debe seguir utilizando rutas alternas, las cuales no cuentan con las condiciones ni la infraestructura necesaria para este tipo de vehículos.