“He dicho desde el principio que tenía que ser un acuerdo comercial que cree buenos empleos en Estados Unidos, aumente los salarios y mejore nuestra seguridad nacional y sigo creyendo que ese es el listón que tenemos que cumplir”, dijo la ex secretaria de Estado.
“No creo que vaya a satisfacer el listón que he puesto”, añadió más tarde en referencia al contenido del acuerdo comercial, en el que están involucrados, entre otros, países como Japón, Chile, Perú y México.
La postura de Clinton supone un nuevo giro de la demócrata hacia la izquierda y otro desacuerdo con el Gobierno del presidente estadounidense, Barack Obama, del que formó parte como secretaria de Estado durante su primera legislatura (2009-2013), cuando las negociaciones sobre el TPP ya estaban en marcha.
Cuando entre en vigor, el TPP eliminará las tarifas para la importación de vehículos extranjeros si al menos un 45 % está producido en los países de la región, además de liberalizar parte de los sectores agrícolas de naciones altamente proteccionistas como Japón o Canadá.
Desde que los contenidos del tratado fueran cerrados este lunes en Atlanta (EE.UU.), el mandatario ha iniciado una campaña para lograr el consentimiento del Congreso, que tiene 90 días hábiles para su consideración, pero donde encontrará la oposición de algunos legisladores de su partido, el demócrata.
El TPP, que aún debe ser aprobado en los parlamentos de los 12 países firmantes para entrar en vigor, es un elemento clave de la política exterior de Obama, uno de cuyos objetivos es priorizar la relación con la región de Asia-Pacífico para hacer frente a la influencia de China.
Los defensores del TPP, entre ellos la mayoría republicana que controla hoy el Congreso, argumentan que este acuerdo abre nuevos mercados a los productos estadounidenses y eso repercutirá favorablemente en los trabajadores del país.
Sus detractores, por contra, argumentan que el TPP generará pérdidas de empleos en EE.UU. en beneficio de países con salarios más bajos.
Cuando entre en vigor, el TPP eliminará las tarifas para la importación de vehículos extranjeros si al menos un 45 % está producido en los países de la región, además de liberalizar parte de los sectores agrícolas de naciones altamente proteccionistas como Japón o Canadá.
Los últimos obstáculos de las negociaciones, iniciadas en 2008, versaban sobre el acceso a los mercados de productos lácteos y la nueva generación de biomedicinas.
Las cuotas agrícolas, la automoción, las leyes de propiedad intelectual y los plazos de patentes farmacéuticas fueron algunas de las áreas más problemáticas durante las negociaciones.