Como dijo Kristalina Georgieva, directora general del FMI, la economía es un barco que en estos momentos se encuentra en aguas revueltas, y como afirmó su predecesora en el cargo y actual presidenta del Banco Central Europeo( BCE), Christine Lagarde, debemos prepararnos para que la situación vaya a peor.
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Entonces, teniendo todo esto en cuenta, ¿se avecina una recesión económica? ¿Por qué todos los analistas están tan seguros, con lo difícil que es prever las recesiones?
La respuesta a esta pregunta está en las propias declaraciones de los bancos centrales, los objetivos de estos y, como consecuencia, en las prioridades establecidas y las medidas que han tomado.
Pues la razón de que vayamos camino hacia una recesión económica se encuentra en la actuación de unos bancos centrales que, con el objetivo de combatir la inflación y velar por la estabilidad de precios, está matando el crecimiento y estancando la economía.
Pese a que esta se encontraba inmersa en una recuperación económica que pretendía devolver al mundo a una nueva normalidad a la que hacían referencia los gobernantes durante la pandemia, la inflación, la guerra en Europa, los cuellos de botella en Asia, entre otros fenómenos, han acabado lastrando unas previsiones que, hoy, distan mucho de lo que se veía hace escasos meses.
Considerando la gran incertidumbre a la que se encuentran sometidas estas previsiones en el presente, estas podrían seguir deteriorándose, augurando un futuro aún más difícil que el que se visibiliza hoy.
La cascada
En otras palabras, con el objetivo de detener una inflación que escalaba a máximos y perturbaba el funcionamiento de la economía en tanto en cuanto atacaba a la calidad de vida de la ciudadanía, los bancos centrales han activado aquellos mecanismos que, interviniendo en la economía, le permiten controlar la inflación y mantener la estabilidad de los precios.
A través de una política monetaria más restrictiva, los tipos de interés y el dinero en circulación en una economía, estos bancos centrales tratan de restringir la economía para, con ello, relajar la demanda y, de esta manera, frenar la inflación.
Sin embargo, desde el mismo instante en el que fomentan la relajación de la demanda, suben las tasas de interés para desestimular el crédito y reducir la inyección de estímulos en la economía, con lo que esta se frena y se provoca su estancamiento.
De hecho, de esta dicotomía nace el peligro de una estanflación, pues combatir la inflación requiere frenar la economía en seco y, de esta manera, causar una recesión.
De la misma manera, combatir el estancamiento requiere estimular una demanda que, de hacerlo en este mismo instante, solo fomentaría el crecimiento de los precios y, con ello, el malestar que de por sí genera esta situación.
En conclusión…
Por esta razón, todos los analistas coinciden en que una recesión económica es inminente, pues combatir la inflación pasa por frenar la economía en seco y detener la demanda.
Teniendo en cuenta que la prioridad para los bancos centrales es la inflación, como anunciaron los principales en el mundo, se puede intuir hacia dónde irá la economía, teniendo en cuenta las políticas que se implementan para abordar esas prioridades.
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Con información de Fancisco Coll.