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Hacer negocios durante el covid-19: un desafío más

Antes de la llegada de la pandemia del covid-19, el entorno para hacer negocios en Guatemala no era de los más propicios para facilitar la creación y crecimiento de empresas.

A los desafíos detrás de conocer y cumplir con las regulaciones laborales, tributarias y comerciales y al de la situación de inseguridad, por mencionar algunos, se agregó el dar cumplimiento a todas las medidas sanitarias implementadas para detener el avance del virus.

Desde el 2009, el Centro de Emprendimiento Kirzner, de la Universidad Francisco Marroquín, mide anualmente la actividad emprendedora en Guatemala a través del Monitor Global de Emprendimiento (GEM) por sus siglas en inglés-. Hasta el momento ha realizado más de 25 mil encuestas a personas entre 18 y 64 años en todos los departamentos del país, prestando mayor atención a las características de aquellas que generan ingresos emprendiendo un negocio.

Las mediciones realizadas en 2020 muestran que emprender es la manera como el 29% de la población adulta (casi tres millones de guatemaltecos) genera ingresos. A pesar de la fuerte presencia de emprendedores, la mayoría de los negocios son de baja escala (48% comienza con una inversión inicial inferior a Q5 mil), se ubican en actividades de bajo valor agregado (60% se dedica a la compra/venta de artículos de consumo) y sirven a mercados locales (el 79% atiende clientes que se ubican en la comunidad o municipio en donde vive el emprendedor).

Situación explicada, en parte, por un limitado entorno para facilitar la creación y el crecimiento de emprendimientos. Una de ellas es que la mayoría de ellos opera de manera informal (59.8% en 2020), situación que restringe el tipo de mercados al que pueden tener acceso y les imposibilita generar un historial crediticio para que el negocio encuentre fuentes formales de financiamiento.

La normativa laboral, tributaria y comercial del país sigue representando costos inmediatos para los negocios que se formalizan (debido a los recursos que demanda conocer la legislación y cumplirla) y no termina de ver los beneficios de haberse formalizado con la misma rapidez. Al consultarles a los emprendedores la principal razón por la cual no registran su negocio, el 42.4% no ve beneficios en hacerlo, el 20.4% no sabe cómo empezar y el 16% lo considera muy costoso.

Pero por otro lado, emprender hace visibles a las personas, en especial cuando ofrecen sus productos o servicios, lo que les hace más propensos a ser víctimas de un delito en comparación con las personas que no emprenden. En 2020 un emprendedor fue asaltado 1.6 veces más que un guatemalteco no emprendedor. El 19.9% del total de emprendedores y el 12.3% del total de quienes no lo son, reportó haber sido víctima. El hecho de que un emprendedor sea víctima de extorsión le representa un costo promedio de Q6,900, una cifra superior a la cantidad de dinero que muchos utilizaron arrancar su negocio. Esto representa un sobrecosto directo a la operación de los emprendimientos, que en algunos casos los lleva al cierre.

Además, la pandemia del covid-19 lamentablemente sigue causando fallecimientos y generando cambios significativos en las actividades diarias de la población. En 2020, el gobierno se vio en la necesidad de articular estrategias para contener el virus y aliviar el impacto económico negativo que provocaba sobre la economía.

Se impusieron restricciones de movilidad y se prohibió la realización de actividades económicas no esenciales que conllevaran a la aglomeración de personas; empresas de turismo, centros comerciales, restaurantes y actividades de entretenimiento se vieron severamente afectadas y en el sector privado se destruyeron casi 40 mil plazas de empleo formal.

Sin duda, la llegada del virus se convirtió en un desafío más al que a los emprendedores se tuvieron que enfrentar para mantener su negocio a flote, reinventándose para operar,  cumpliendo los protocolos de bioseguridad establecidos y sobreponiéndose a cambios en los patrones de consumo de sus clientes (el estudio del GEM encontró que en Guatemala se crearon 402 mil negocios nuevos durante la pandemia).

Otros tuvieron que cerrar (durante la pandemia se cerraron 425 mil negocios) para encontrar otras formas de generar ingresos. Aunque los emprendedores se adaptan a los desafíos que surgen, es fundamental asegurar acciones focalizadas que les den un respiro, en especial, en tiempos tan inciertos como los que se viven.

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El autor es coordinador del proyecto de investigación de emprendimiento que elabora la Facultad de Ciencias Económicas a través del GEM (Global Entrepreneurship Monitor). jdcasasola@ufm.edu