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Remesas: ¿Qué pasaría si no llegaran a Guatemala los US$46 millones diarios que entran de EE. UU.?

En el corto plazo, se descarta que la crisis económica actual en Estados Unidos provoque una reducción importante en el envío de remesas al país. Pero si sucede, los efectos serían drásticos.

La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, declaró que se prevé que el crecimiento económico de su país se desacelere y que una recesión no es “inevitable”, días después de que la Reserva Federal subiera sus tasas de interés de referencia en 0.75%.

La economía de Estados Unidos se recuperó vigorosamente del impacto del coronavirus, pero la inflación galopante (8.6% en mayo) y problemas en las cadenas de suministro ampliados por la invasión rusa de Ucrania, incrementaron el pesimismo de los consumidores.

El presidente de la Fed, Jerome Powell, también dijo que la recesión no es la meta, pero bajar la inflación expeditamente es esencial, dado que es algo vital para una economía saludable. La Fed necesitará un escenario en el cual “muchas cosas estén en su lugar en el momento adecuado”.

La buena salud del mercado laboral y la fuerte demanda de los consumidores, ayudada por una sólida reserva de ahorros, juegan a favor de la Fed y podrían apoyar la actividad incluso cuando la economía se enfríe. Tras la decisión de la Fed, las tasas hipotecarias se dispararon a su nivel más alto en 13 años, y la media de un préstamo hipotecario a 30 años y a tasa fija alcanzó 5.78%.

Con el giro hacia la priorización del endurecimiento agresivo de las condiciones crediticias -que los responsables de la política económica ven aumentar hasta 3.8% el próximo año- por ahora lo mejor que podría esperar la Fed es un aterrizaje “suave”, que incluiría un aumento del desempleo.

Pero la economía ha seguido creando puestos de trabajo. La tasa de desempleo en mayo fue del 3.6%, levemente por encima de su nivel previo a la pandemia, y hay casi dos ofertas de trabajo por cada desempleado, frente a las 1.3 de antes del covid-19.

Powell dijo que una tasa de desempleo del 4.1% con una inflación en camino al 2%, sería un resultado exitoso. Pero subrayó que los acontecimientos de los últimos meses elevaron el grado de dificultad para lograr un aterrizaje suave. “Probablemente dependerá de factores que no controlamos”, añadió.

Las remesas y Guatemala

“El dinero de las remesas vale oro”, es la principal definición que representantes de la comunidad guatemalteca en Estados Unidos le confieren al flujo de recursos que envían a sus familiares y que en el 2021 representó el equivalente al 17.5% del producto interno bruto (PIB).

Es más, organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), resaltan en sus evaluaciones recientes que parte de la resiliencia de la economía guatemalteca durante la pandemia, se debe a estas transferencias monetarias.

Y el informe “Reseña sobre migración y desarrollo”, del Banco Mundial (BM), expone que Guatemala es el país de la región con mayor flujo en el 2021 con una tasa de crecimiento de 35%, seguido de Ecuador (31%); Honduras (29%); México (25 %); El Salvador (26%); República Dominicana (26%); Colombia (24 %); Haití (21%); y Nicaragua (16%). Según sus proyecciones, en los países de ingreso bajo y mediano, estos flujos dinerarios aumentarán 4.2% este año, por un monto aproximado de US$630 mil millones.

Es así como para Guatemala, las remesas se han convertido en un motor del consumo y la producción, debido a que estas transferencias ya representaron en 2021 el 17.5% del producto interno bruto (PIB), tomando en cuenta que para este año se proyecta un crecimiento que alcanzaría US$17 mil millones (unos Q130 mil millones), cifra mucho mayor que la del presupuesto nacional de Q112 mil millones.

Del 1 de enero al 31 de mayo, Guatemala recibió US$7 mil 45 millones (Q54 mil 246 millones) por este concepto, lo que equivale a que en estos cinco meses se han recibido en promedio US$46.6 millones diarios, o sea US$1.94 millones cada hora, para una tasa de crecimiento de 25.7% respecto al mismo período del 2021, cantidad que ya cubre el 46% del total del año anterior, que fue de US$15 mil 295 millones.

Solo en mayo pasado se superó una nueva cifra con US$1 mil 592 millones (Q12 mil 258 millones), y es el mes con el cual más divisas de este tipo han ingresado en el 2022, por lo que, al 2 de junio, la tasa de crecimiento era del 24% y continúa con incremento elevado, expresó Sergio Recinos, presidente del Banco de Guatemala (Banguat).

De acuerdo con el Instituto para la Competitividad Económica (ICE) estos ingresos de divisas no forman parte del cálculo del PIB, por el lado de la producción, pero sí impactan en el consumo de los hogares. “Lastimosamente, no existen estadísticas oficiales acerca del uso que las familias guatemaltecas les dan a las remesas. Sin embargo, en el 2016 se llevó a cabo una encuesta por parte de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) que permite dimensionar cuantitativamente el impacto que tienen las mismas en diversos sectores económicos”.

La mayoría de estos ingresos (casi 50%) se asignan a la inversión y el ahorro, consistente en la compra de terrenos o ahorro para inversiones futuras. En términos de consumo, el dinero se gasta en alimentos y otros bienes o servicios, catalogados como consumo intermedio (alquileres e insumos para producción) y también se apartan fondos para gastos en salud y educación.

¿Qué pasaría con una disminución drástica?

El economista Juan Alberto González Jacobo, experto en temas territoriales, ve improbable una reducción del envío de remesas familiares, ya que en la actualidad hay varios factores que están jugando a favor, como el desempeño de la economía de los EE. UU., (a pesar de la inflación y el aumento de las tasas de interés en ese país) y la mejora del mercado laboral en varias actividades productivas donde se emplea a los migrantes.

No obstante, aclara que puede haber un menor crecimiento o la pérdida del dinamismo, en comparación con los porcentajes observados hasta ahora.

En principio, una reducción de las remesas impactaría en la economía general e incluso, en la proyección del crecimiento económico para un ejercicio fiscal y el gobierno debería preparar medidas de contingencia.

Esto, porque gran parte se destina al gasto de consumo, por lo que una disminución en los envíos afectaría enormemente esta variable, lo que generaría un desequilibrio en sectores como alimentos, vestuario, construcción, transporte, telecomunicaciones y servicios.

Además, generaría expectativas negativas, por lo que se reduciría la producción y la contratación de personal, agravando la crisis en los escenarios de encadenamiento y provocando un ciclo constituido por menos ingresos = menos consumo = menos producción = menos empleos, creando impactos acumulativos.

Otros efectos desfavorables se observarían en indicadores como el tipo de cambio, ya que, al haber menos dólares provenientes de las remesas, el quetzal se puede depreciar y dependiendo de la magnitud de la caída de las transferencias, podría superar el Q8 por US$1, lo que, a su vez, encarecería más las importaciones, que es otro fenómeno indeseable, aparte del alza en los costos monetarios para pagar los préstamos internacionales, públicos y privados.

El ICE está de acuerdo con que una eventual caída en las remesas es una posibilidad que se debe contemplar, ante la situación económica que se está viviendo a nivel mundial: “Las remesas en Guatemala se destinan principalmente a dos sectores que son consumo e inversión y ahorro, para un 84% del total, por lo que una reducción golpearía estos sectores, por lo que el gobierno debe contar con una política alimentaria sostenible y financiada con recursos públicos”.

En cuanto a lo que se destina a inversión y ahorro, el enfoque está en la construcción, reparación y compra de vivienda, por lo que los sectores inmobiliario y de construcción también podrían verse afectados.

El Banguat lo descarta

El presidente del Banguat, en la conferencia del viernes 17 de junio sobre el impacto de la inflación que persiste en Estados Unidos y el conflicto internacional de Rusia y Ucrania, destacó que, por el momento, las remesas realmente no se han visto afectadas y la economía de Estados Unidos mantiene el fenómeno de una alta inflación, pero los salarios de los trabajadores también han subido y el desempleo está en niveles prepandemia.

“Más bien lo que estamos viendo, por un lado, es que los ingresos de los connacionales aumentan, y que probablemente están trabajando más horas porque hay escasez de mano de obra y eso hace que sigan enviando remesas; incluso, incrementándolas.

No vemos en un horizonte de corto y mediano plazo una baja importante en las remesas, aunque ha habido una desaceleración, pero es normal porque el año pasado crecieron extraordinariamente”.

Respecto a que pudieran verse afectadas por el tema del conflicto Rusia-Ucrania, dijo que realmente no se ve esa posibilidad, pues el problema se ha reflejado más a Europa en materia social, de migración y refugiados, entre otros. Pero en el caso de Estados Unidos el impacto es mucho menor ya que es más el tema de alimentos, de precios, de cadenas de suministro, etc.

“En el caso de Guatemala, hay un impacto por el aumento del petróleo y todos sus derivados, en alimentos, en fertilizantes, pero no en otros canales, de forma directa”.

Esto dicen los migrantes

Prensa Libre consultó a Juan Carlos Pocasangre presidente de la organización Guatemaltecos en Nueva York, sobre la situación actual de los migrantes y al preguntarle ¿qué pasaría si un día ya no se envían remesas en Guatemala, respondió que sería como “pegarse un balazo en el pie. En una semana ya sería trágico y si no entran ese dinero en un mes, se ahoga el país. Desafortunadamente,  podemos llegar a hacer eso durante un día como protesta, para que respeten más a los migrantes”.

Mientras se realizaba la entrevista vía telefónica, narraba como un grupo de guatemaltecos y algunos recién llegados estaban trabajando en la construcción de un edificio cercano, labores que otros migrantes no realizan, pero es una actividad en la que destacan los guatemaltecos, pues la necesidad de trabajo, más la preocupación por enviar dinero a sus seres queridos en Guatemala, hacen que se empleen en sectores disponibles en el mercado laboral de EE. UU.”

“Aquí enfrente de mi oficina, están demoliendo un edificio; ahí están los paisanos trabajando, sacando escombros y tierra. Trabajo hay y las condiciones son duras, pero ellos se las ingenian”, expresó.

En las visitas que realiza a los migrantes en Nueva York, Pocasangre ha comprobado que ahora tratan de ahorrar en gastos como el alquiler de vivienda, ya que anteriormente, cuatro o cinco personas ocupaban un apartamento, pero ahora se han agrupado hasta 10 personas para ayudarse y pagar la renta, con una cuota menor.

“Esas economías permiten que los migrantes despachen más dinero a sus familiares, ya sea de forma semanal, quincenal o mensual, pero por no preocupar a sus parientes en el país, ellos no exponen las condiciones en que deben vivir aquí”, manifestó.

En la actualidad hay una recuperación del empleo en EE. UU., en actividades como las relacionadas con restaurantes y entregas a domicilio -delivery-. “Los familiares en Guatemala deben aprovechar bien el dinero que reciben; que lo aprecien porque está ganado con puro sudor. Aquí nadie recoge dólares en las calles”, apuntó.

En todo caso, el dirigente es de la idea que las remesas continuarán activando la economía guatemalteca, ya que cada día se conoce de la llegada de más personas para insertarse a alguna actividad productiva, lo que aumenta los envíos.

Su perspectiva a largo plazo es que muchos núcleos familiares están llegando al país del norte y en su tierra natal solo se quedan los abuelos. “En mi experiencia, yo mandé remesas por 28 años porque allá estaban mis familiares; pero los trajimos y al fallecer los abuelos, dejamos de enviar dinero”.

Los principales estados donde se concentra la comunidad migrante guatemalteca son California, Florida, Nueva York, Washington D.C., Maryland, Baltimore, Illinois y Virginia, entre otros.

Actualmente, las remesas benefician a 6.2 millones de personas según la OIM, pero por la pandemia, pudo aumentar en un millón.

(Con información de EFE)

ESCRITO POR:

Urias Gamarro

Periodista especializado en macroeconomía, finanzas públicas e infraestructura, con 20 años de experiencia en medios radiales, impresos y digitales.