Y entre sus previsiones están que esa estabilidad se mantendrá, pues aunque se vea afectada por los efectos de una eventual recesión de EE. UU., la economía del país crecerá 3.7% en 2022 y 3% en 2023, sobre la media de Latinoamérica (2.4% y 1.3%, respectivamente).
“En líneas generales, la de Guatemala es una de las mejores historias macroeconómicas desde la perspectiva de los inversionistas”, dijo Alexander Müller, economista jefe para la Región Andina, Centroamérica y el Caribe de BofA, durante una conversación con Prensa Libre.
¿Por qué hay un interés del BofA por dar a conocer la evolución de las perspectivas económicas de Guatemala?
Guatemala es el último país que hemos incorporado a nuestra cobertura. Actualmente, en Centroamérica y el Caribe cubrimos Costa Rica, El Salvador, Panamá y República Dominicana. Hacemos análisis económicos profundos y damos recomendaciones de inversión para los bonos que emiten los gobiernos.
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Guatemala es un país de interés para los inversionistas por la estabilidad de su economía, sobre todo, en un momento en que hay convulsión económica y social en muchos países de Latinoamérica.
¿Hacia quiénes va dirigido el informe?
Como banco, tenemos clientes institucionales como fondos de inversión en Estados Unidos o Europa que invierten en países de Latinoamérica y ellos, recurrentemente nos hacen preguntas sobre las economías de los países latinoamericanos, entre ellos, Guatemala. Hemos venido estudiando la economía, viajamos a Guatemala para reunirnos con personas del sector privado y autoridades para tener una idea más clara sobre la situación económica y política del país.
En general, el informe describe un buen desempeño macroeconómico de Guatemala, ¿Cuáles son sus previsiones para el próximo año?
Vemos una economía que crece más que América Latina, con un desempeño por encima del promedio latinoamericano. Sin embargo, para el 2023 probablemente se observe una desaceleración debido a lo que ocurra en las economías más grandes del mundo, Estados Unidos, sobre todo, que es el principal socio comercial de Guatemala y con el que se tiene mayor sensibilidad por el tema de las remesas.
Nosotros vemos el crecimiento de Estados Unidos para el 2023 cercano al 0%, ligeramente positivo, y debido a esa menor demanda externa, es que prevemos que el crecimiento del Guatemala se va a desacelerar a 3%.
También el hecho de que las tasas de interés están subiendo, hace que se encarezca el crédito y eso afecta la demanda interna. Y que la inflación haya subido bastante, erosiona el poder de compra de los consumidores. Son factores que inciden negativamente en la dinámica de crecimiento económico.
La Junta Monetaria de Guatemala, ¿se encuentra rezagada en cuanto a subir la tasa de referencia, a diferencia del resto de países latinoamericanos?
Guatemala y Honduras son los dos países que más se han demorado en subir las tasas de interés, en comparación con naciones como Brasil, México, Chile, Perú, Colombia, Costa Rica, República Dominicana o Paraguay, que tienen el esquema de metas de inflación y un tipo de cambio flexible.
Y eso puede ser porque en el país la inflación estuvo contenida hasta abril, por debajo de 5%, lo que estaba dentro del rango de tolerancia del Banco de Guatemala (Banguat).
Entonces no había la presión que tuvieron otros bancos centrales de la región. Lo otro es que este país, por el lado financiero, es una economía más cerrada que algunos de sus pares latinoamericanos, y eso se debe a que en la deuda interna de Guatemala (en quetzales) la participación extranjera es muy baja. Por otra parte, fuera de Guatemala el quetzal se negocia muy poco.
Hay monedas latinoamericanas que los inversionistas extranjeros usan para especular y normalmente son de los países más grandes como el real brasileño, el peso mexicano, chileno o colombiano.
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Además, en este país, el mercado de tasas de interés y el cambiario están segmentados. Si en los otros países los bancos centrales no suben las tasas automáticamente hay presión en los tipos de cambio, que se deprecian y eso afecta la inflación.
El Banguat tiene más grado de libertad, pues si no sube las tasas, no habrá ninguna presión especulativa en el tipo de cambio, y además hace bastantes intervenciones en el mercado cambiario, lo que refuerza aún más la segmentación.
El lado positivo de esta situación es que no se tiene la presión que genera inestabilidad financiera de los flujos de capital externo; pero en contraposición, no se tiene la fuente de financiamiento de flujos de capital como tienen otros países que reciben mucha inversión de portafolio a través de los bonos locales, lo que propicia un mayor financiamiento y ayuda a estimular la economía.
¿Qué otros factores afecta este tipo de inversiones?
Una de las razones por la que no se tiene este tipo de inversiones es por el sistema de pensiones, que es público. Es un sistema de reparto, donde los jóvenes contribuyen y luego el gobierno toma ese dinero para pagar las pensiones, no hay una acumulación de ahorro que genera esos aspectos positivos.
Esa es una deficiencia de la economía y ahí, el país pierde una oportunidad de estimular el mercado de capitales local. Si miramos los países que privatizaron sus pensiones, tuvieron una mayor dinamización de sus mercados y atraen mayor inversión extranjera.
Otra de las cosas negativas de la economía guatemalteca es que la inversión es baja, como proporción de la economía, y lo que más pesa es el consumo. Este indicador en Guatemala está en alrededor del 15% del Producto Interno Bruto (PIB) y la media en Latinoamérica es en torno al 20%.
¿Qué es lo que más destaca del desempeño económico de Guatemala?
En líneas generales, un banco central con credibilidad, que toma decisiones disciplinadas y ortodoxas. Ha sido exitoso en estabilizar la inflación, en moderar la volatilidad cambiaria y en suavizar el ciclo económico.
Si comparamos con sus vecinos latinoamericanos, el promedio de crecimiento Guatemala no es de los más altos, pero en lo que sí destaca es que este es estable, lo que en parte se debe a la política monetaria.
¿Cuáles son los principales desafíos de Guatemala para seguir avanzando en su estabilidad económica y ser un país atractivo para la inversión?
Guatemala recibe poca inversión extranjera. El año pasado fue un poco más alto de lo normal por una transacción en el sector de telecomunicaciones.
Creemos que el tema de la gobernanza es importante para atraer la inversión extranjera y es un hecho demostrado (por las mediciones del Banco Mundial o de Transparencia Internacional) donde se señala que Guatemala no está bien posicionada en este tema.
Tener un gobierno con una postura favorable a los negocios y al sector privado ayuda, pero no basta. Los países más grandes se pueden dar el lujo de errar en sus políticas, pero siempre van a ser atractivos para la inversión. Y hablamos de mercados domésticos grades como Brasil con 200 millones de personas, o México con 100 millones. En el caso de economías pequeñas como Guatemala, es muy importante no solo tener disciplina macroeconómica.
En materia de inversión social, ¿cuál es la lectura?
En América Latina estamos viendo de manera latente, una ola grande de protestas sociales. Lo vimos en Ecuador, Chile, Colombia, Bolivia, Perú y Panamá ahora mismo. Cuando un gobierno no invierte en el tema social, eso puede ser un caldo de cultivo para la inestabilidad y ahuyenta la inversión extranjera.
¿Qué mensaje envía Guatemala al mercado con el desempeño actual y lo que se proyecta en el corto y mediano plazo?
En líneas generales, Guatemala es el único país de América Latina con un superávit en cuenta corriente, un resultado fiscal primario positivo, un crecimiento estable, un banco central con credibilidad y una política macroeconómica manejada con prudencia.
Haciendo las sumas y las restas, Guatemala nos parece claramente una economía atractiva y esa es la razón por la cual, en el reporte, recomendamos a los inversionistas comprar los bonos del gobierno.