“No es un invento argentino (el tributo a los salarios más altos). Existe en muchos países, en Estados Unidos, en los escandinavos. La lógica es que los que más ganan, hagan su contribución a las políticas públicas que alimentan los planes sociales”, dijo Kicillof.
La gabela es progresiva según el nivel salarial y tiene una tasa máxima de 35%, cuyo peso se descarga sobre los trabajadores con sindicatos fuertes que logran cada año aumentos similares a la inflación de más del 30% anual mediante negociaciones paritarias con las empresas.
La medida de fuerza paralizará de hecho a Argentina al no funcionar los servicios de autobuses, ferrocarriles, Metro, camiones ni aviación comercial.
Los gremios opuestos a la presidenta Cristina Fernández sostienen que el impuesto al salario es injusto en un país donde la renta financiera no está gravada.
La huelga fue declarada en un año electoral, por los comicios a presidente y legisladores nacionales a celebrarse el 25 de octubre.
Fernández gobierna desde 2007 y no puede volver a presentar su candidatura tras ser reelegida en 2011.
En otros años, el gobierno cedió a demandas de la central obrera oficialista CGT y alivió la carga impositiva salarial, pero en 2015 se aduce que no hay margen financiero para introducir reformas.