El ministro griego de Finanzas, Yanis Varoufakis, sostuvo diversas conversaciones con funcionarios financieros al margen de las reuniones del FMI y el Banco Mundial, en un intento por sacar al país de su más reciente crisis económica.
Mario Draghi, titular del Banco Central Europeo, señaló que es urgente una solución a las disputas entre Grecia y sus acreedores.
Una situación de impago, dijo, enviaría a la economía global hacia “aguas desconocidas” y es difícil calcular la magnitud de los posibles daños.
Atenas negocia con las autoridades europeas y del FMI para que le entreguen el último crédito por siete mil 200 millones de euros (US$7 mil 800 millones) que es parte de su rescate financiero.
Draghi dijo a la prensa que ni siquiera quería pensar en la posibilidad de un impago. A principios de semana, la directora gerente del FMI Christine Lagarde rechazó que ese organismo financiero buscaría aplazar las fechas límite de los reembolsos de la deuda griega.
Sin embargo, Lagarde consideró el sábado constructivas las conversaciones con Varoufakis y afirmó que el objetivo es estabilizar las finanzas y garantizar la recuperación económica de Grecia.
Los acreedores exigen a Grecia una reestructuración creíble de sus finanzas para que le sea entregado el dinero.
La viabilidad financiera del país ha dependido desde 2010 de los créditos internacionales. Si no le entregan los nuevos recursos, Grecia podría no estar en condiciones de hacer dos reembolsos al FMI que vencen en mayo y quedarse sin efectivo para el pago de pensiones y sueldos de la burocracia.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Jacob Lew, dijo que un impago de Grecia “acarrearía penurias inmediatas” a Grecia y dañaría la economía mundial.