Economía

¡Explosión! ¿Cuál es la velocidad adecuada?

Hemos dicho que los ejecutivos deben saber a qué velocidad correr las diferentes competencias que enfrentan en la vida laboral, tener una velocidad promedio, mejor que el competidor más cercano es una muy buena estrategia, pero muchas veces, una aceleración inadecuada puede hacernos explotar.

Por estos días se volvió común que te pregunten en el mostrador de las líneas aéreas: perdón, señor: ¿qué tipo de aparato telefónico lleva usted? Y luego de abrir nuestros ojos y mostrar una sorpresa, aparece cierto temor para expresar un nombre, no sin antes decir, ¿y eso, por qué?

El teléfono, este medio de los más importantes, por no decir indispensable de nuestra época, se ha convertido en compañero inseparable; tal vez por ello dicen que son aparatos inteligentes, pero parece que algunos están mostrando solo chispas de esa inteligencia, tener que reconocer que llevas uno que genera temor por el riesgo de explotar dentro de la cabina del avión ha puesto en jaque a Samsung.

Ya se reportan daños materiales, incluyendo lesiones a personas, y la empresa debe atender una serie de demandas en curso; pero eso no es el problema principal, una compañía de esa índole podrá cubrir adecuadamente los emplazamientos en su contra; el tema es analizar si salir primero en sus lanzamientos para tomar la delantera, sin la garantía de llegar a buen puerto, debe seguir siendo la estrategia.

Muchos nos asombramos y aplaudimos cómo esta empresa surcoreana tiene una velocidad que no es común ver en sus competidores, pero puede aprender que no siempre tomar la primera posición de largada sea la mejor forma de ganar la carrera; es conocido que en una carrera atlética, cuando el corredor explota, todo termina, y muchos seguidores de Samsung pueden tener la duda si llegó a su fin el desfile de nuevos modelos a tal velocidad.

Para nuestras organizaciones este hecho puede ayudar a reflexionar sobre ¿cuál es la velocidad que llevamos, y si podemos resistir con la misma? Ya sea para no perder el mercado, porque estamos lentos, o para revisar si la rapidez que llevamos está matando los procesos de calidad que garantizan nuestra presencia en el mercado y consolidan la marca.

Samsung ya llevó a cabo revisiones y reparaciones del Note 7 y volvió a fallar, se anuncia que podrá dejar de producirse, apareciendo el reto más importante; cambiar la línea, bajar la velocidad o seguir la misma estrategia, con el riesgo de volver a fracasar, donde ya no será la evaluación de un modelo; será la apuesta segura a la caída de una empresa que no supo regular su velocidad.

Se hace indispensable para los ejecutivos de la compañía ser inteligentes, como sus teléfonos, para no ocasionar una nueva explosión, en esta oportunidad, contra su propia marca.

Hasta la próxima.