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Ética y economía de intangibles

En cómo se hacen las cosas radica la reputación de la empresa.

De acuerdo con el tanque de pensamiento Corporate Excellence, en las empresas que cotizan en el índice bursátil S&P 500, el valor de los intangibles se ha triplicado en los últimos 30 años.

También indica que cerca del 50% del valor de las empresas reside en sus recursos y activos intangibles, con lo que llegan a alcanzar hasta el 85% en algunos sectores como la comunicación, la tecnología o sector el farmacéutico, según el Global Intangible Financial Tracker.

Lo que esto significa es que estamos ante una revolución en la cual el valor de las empresas se explica mayormente por sus atributos intangibles y, en menor medida, por las características tangibles de los productos o servicios que venden.

Las características tangibles no han quedado en desuso ni mucho menos, pues la calidad del producto sigue siendo determinante. Lo que ha ocurrido con este cambio de época en la percepción de inversionistas y consumidores es que estos agentes ya no se fijan solo en el “qué” vende la empresa, sino en “cómo lo hace”.

Dando por sentado un avance tecnológico que estandariza la producción de calidad, los inversionistas y consumidores concentran más su atención en temas como respeto a los derechos humanos por parte de las empresas, sustentabilidad de los recursos utilizados, cuidado de la calidad de vida de los colaboradores, respeto al marco de legalidad en el que operan, transparencia en los reportes de las empresas, respeto al medioambiente. Todos estos son valores intangibles.

El punto en que los directivos de empresas suelen cometer faltas a la ética no es en la elección de fines, sino en la de las alternativas para lograrlos. La ética es a la vez un análisis de los fines, los medios e incluso de las circunstancias en que se realiza la acción.

Para que una actividad sea ética debe cumplir de manera integral con la bondad de los fines, de los medios y de las circunstancias en que se decide actuar.

El cambio que se está operando es abandonar el paradigma de que solo interesa llegar a la meta de rentabilidad deseada, sin prestar tanta atención a los medios utilizados para lograrlo. El reto es comprender y aplicar este nuevo paradigma donde interesa, no solo lo que se ve, sino lo que no se ve.

Bienvenidos a la era en que la ética y la reputación son los dos intangibles más importantes, pues determinan los resultados y la sostenibilidad de las empresas.

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El autor es director ejecutivo del Centro de Investigaciones Humanismo y Empresa, Universidad del Istmo. hcruzrivas@unis.edu.gt