Además, si se materializan sanciones por parte de socios comerciales, se interrumpe el intercambio de bienes/servicios y disminuye el consumo de los hogares, la situación del país se agravará, coinciden varios expertos consultados por Prensa Libre.
Por lo pronto, las previsiones de crecimiento de la economía medida por el producto interno bruto (PIB) se mantienen en un rango de 2.5% a 4.5% con un valor central de 3.5%; y solo hace una semana se dio a conocer que el PIB del segundo trimestre alcanzó 3.8%.
¿Qué dicen las autoridades?
A Álvaro González Ricci, presidente del Banco de Guatemala (Banguat) se le preguntó hasta qué grado, la coyuntura puede incidir en el crecimiento económico estimado para este año, a lo que respondió: “creemos que, por motivo de cautela por parte de los empresarios, la inversión podría mostrar cierto rezago mientras se disipa la incertidumbre. Actualmente la economía está creciendo 3.8%, por lo que estamos dentro de lo proyectado para cerrar el año (3.5% +- 1%)”.
No obstante, aclaró que esa pausa en la inversión podría ser compensada por el aumento del consumo privado que ya venía sólido (creciendo alrededor de 5%), “aunque si hay que ser claros que si prolonga dicha tensión, sí podría afectarse el crecimiento económico previsto para este año”.
“Ya hay impacto”
Para Ricardo Rodríguez analista senior de la firma consultora Central American Business Intelligence (Ca-bi), es difícil tener una cifra precisa del impacto económico de las protestas y bloqueos, a pesar de que este ya existe.
Ejemplificó que desde el fin de semana se ha evidenciado desabastecimiento en supermercados; algunos comercios se han visto en la necesidad de cerrar temporalmente; hoteles y otros establecimientos turísticos han dejado de vender; ya falta combustible en el Aeropuerto Internacional La Aurora y en muchas localidades, entre otros.
“Los bloqueos están teniendo impacto en la economía, sobre todo por el tiempo que han durado. Y mientras más se extiendan, los riesgos de desabastecimiento se magnifican y la incidencia será mayor. Además, considerar los efectos en los flujos de caja de las empresas por los ingresos no percibidos durante estos días, que ya con los efectos a hoy afectan la operación financiera de las empresas”, consideró Rodríguez.
“Dependerá de la duración”
José Andrés Ardón, director ejecutivo del Instituto para la Competitividad Económica (ICE), precisó que el impacto dependerá de la duración de los cierres o bloqueos, por lo que coincide con González Ricci y Rodríguez.
“Si el cierre concluye en los próximos días, es probable que la mayor afectación sea temporal en el consumo”, pero “si se extiende, puede afectar sectores importantes como la producción de azúcar (la época de zafra inicia en noviembre)”, citó como ejemplo.
Por otro lado, dijo que los bloqueos afectan el bolsillo de los trabajadores y empresas que no pueden desarrollar sus actividades con regularidad, lo que significa menor ingreso y disminución del crecimiento. Y, en el caso del sector turismo, disminuyen sus ingresos porque habrá menos extranjeros dispuestos a viajar al país y este tendrá que esforzarse para recuperar su imagen internacional.
En inversión, las posibilidades de atracción se ven mermadas, según Ardón, pues “el entorno institucional, el respeto al estado de Derecho, la estabilidad y la certidumbre son fundamentales”. También considera que “la situación actual envía una señal de alerta respecto a la posible orientación de las políticas del nuevo gobierno”.
Además, que el entorno de polarización podría dificultar obtener consensos para la aprobación de políticas que permitan mejorar la competitividad del país.
“Daña la imagen del país”
Hugo Maúl, investigador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales), subrayó que el impacto económico de estos bloqueos debe medirse en función de dos variables: su duración y la intensidad de las implicaciones físicas sobre la propiedad e infraestructura (como los daños que se observaron en algunos negocios en el Centro Histórico).
“En ese sentido, y teniendo claro ese concepto, mientras menos duren y menos dañen a la propiedad privada, podríamos no preocuparnos por el crecimiento del PIB, ni por un horizonte de meses en términos de la inflación”.
Precisó que luego de 10 días, “si mañana empezará a fluir el tránsito y se normaliza la situación, ni siquiera le haría una abolladura al crecimiento del PIB, pues lo que estamos viviendo ahora son desabastecimientos puntuales que pueden resolverse porque la producción agrícola está en los campos, las bodegas tienen productos y los barcos pueden entrar al puerto”.
Pero aclaró que si la situación ya no es de 10 días, sino de 30 o 60, el impacto principal será en términos de la imagen que han querido mantener el Ministerio de Finanzas y el Banguat; y el tema de riesgo-país también se vería afectado, por lo que menos inversionistas buscarían a Guatemala.
“En la medida en que esto continúe, es grave para la imagen de país. De prolongarse por un mes, a mediano plazo sí se vería una disminución en términos de inversión y crecimiento económico, sobre todo por el consumo de las familias (que es el 87% del PIB), por lo que de crecer 3.5% se pasaría a 3.2% o 3.1”, remarcó.
En cuanto a la inflación, dijo que hay un desabastecimiento transitorio, pero si se alarga, el problema no será el aumento de precios, sino la falta de suministros; que están disponibles, pero no están llegando por problemas de transporte y logísticos.
“Más incertidumbre”
Érick Coyoy, consultor de la Asociación de Investigación de Estudios Sociales (Asíes), recordó que, desde el inicio del año se venía en una senda de desaceleración y las previsiones de crecimiento económico eran menores que las del 2022.
“El efecto de la coyuntura va a depender mucho de su duración y aún es muy temprano calcular el efecto de los bloqueos o que se vayan a extender más allá o cómo evolucione el panorama político. “Aún no se puede brindar una cifra exacta de los efectos, pero sin duda se viene a sumar a todos los aspectos que no han favorecido al país este año”, aseguró.
Aunque señaló que luego de la segunda vuelta, el mismo gobierno está causando que la incertidumbre se extienda porque aún no hay claridad respecto al nuevo gobierno en 2024 “y, sin duda, eso causa que los inversionistas pospongan o suspendan sus decisiones a la espera de que se despeje el panorama político electoral.
“El costo es mucho mayor”
Edgar Balsells, exministro de Finanzas, señaló que el precio de la coyuntura que no se mide es el drenaje y la decadencia del Estado de Derecho, el que no deviene de unas manifestaciones ni por los bloqueos, sino del actuar de los gobiernos, las cortes y otros sectores; “y ese es un riesgo mucho mayor, pues afecta a un ránkin que el país va teniendo por inversiones de menor calidad”.
Indicó que la Organización de Estados Americanos (OEA), los comentarios de los países y del gobierno de Estados Unidos respecto a las sanciones para los incluidos en la lista Engel, “son costos que no se miden, como ocurre con el costo del hambre. O sea, que es un costo de oportunidad mayor”.
Ahora, la revisión que está haciendo el Fondo Monetario Internacional (FMI) del PIB de Guatemala es el mismo de todos los años (entre 3.2% a 3.5%), “pero debemos estar claros de que mucho de eso tiene que ver con el auge de las remesas; no es un PIB porque haya repuntado algún sector productivo, sino por el ingreso de remesas”.
Insistió en que se debe entender que el hecho de que haya una Fiscal en la lista Engel, es el declive al que ha llegado este gobierno internacionalmente, ese costo es 10 veces mayor que el de quiebre de cadenas de abastecimiento, que se pueden recuperar en el corto plazo.