Al decir “influir” me refiero a abrazar como individuo, como compañía -ojalá como gremio-, la responsabilidad que viene con nuestro megáfono en los medios, de instalar en el imaginario colectivo las ideas, propósito e ideales pero sobre todo, las preguntas correctas que al cuestionar y cuestionarnos, nos permitan avanzar como personas, comunidades y como nación; especialmente en nuestros países con masas neoalfabetas tan fácilmente entretenidas.
Ningún otro gremio tiene el caudal de influencia sobre la cultura que tenemos nosotros, los autoproclamados poetas del capitalismo. Sabemos que las personas nunca compran un producto, sino que compran lo que ese producto significa para ellos. Entonces la siguiente pregunta es obligatoria: ¿En qué compras y actitudes queremos influir? ¿Qué queremos volver relevante, significativo?
La influencia y relevancia han reclamado el rol que antes tenían conceptos como “convencer”, “sorprender” o “seducir” a la hora de describir la función principal y vara para medir la efectividad de la publicidad y la comunicación.
De ahí que si tu quehacer cotidiano directa o indirectamente tiene que ver con diseño de cualquier tipo, branding, publicidad o comunicación y sigues pensando que mercadeo se trata de la transacción comercial, de quedar bien con el cliente, de poner el logo más grande o de usar la última, más bella tendencia de diseño en Pinterest o en Canva, necesitas detenerte un segundo a reflexionar sobre lo que estás haciendo.
Parafraseando a Whitman “Estás aquí, la vida existe, la obra poderosa continúa y tú podrías contribuir con un verso. ¿Cuál será tu verso?”
Un verso que nos traiga honor, que podamos mostrar con orgullo a nuestras familias, a nuestros amigos, que nos permita dormir a pierna suelta, ha sido la búsqueda perpetua en nuestra compañía desde el primer día de nuestra existencia en 1997.
Históricamente, hemos elegido colaborar con marcas que se atreven a hacer una disrupción en el ruido de fondo que demasiado a menudo es la publicidad en Guatemala. Entre nuestros clientes se cuentan Pinturas Paleta, Cemaco, Spectrum, Universidad Francisco Marroquín, Cemaco, G&T Continental, Saúl, República, Juegos Metta, Hoteles Porta, elPeriódico, entre otras, marcas que han puesto grandes preguntas sobre la mesa. Marcas que creen en la libertad como norte, en la libertad en todas sus manifestaciones, el libre mercado, la libre empresa, en la educación, en la familia como centro de una sociedad empática y con valores.
Marcas que creen como nosotros que el respeto al derecho individual construye transformación nacional. Marcas que creen en el emprendimiento y el derecho a la propiedad como motores de prosperidad nacional. Marcas que empujan la realidad hacia adelante.
Haber sido elegidos por Entre Jaguares como su agencia de diseño estratégico es, al mismo tiempo, un reto y un honor, no solo porque el proyecto es emocionante por él mismo, sino precisamente porque pertenece a esta raza mágica de marca-causa que se alinea perfectamente con nuestro propósito y visión como compañía.
Compartimos con ellos la firme creencia que el emprendimiento que genera competencia, que crea empleos, que produce y “cascadea” prosperidad es la forma de avanzar como país. Un proyecto que, simultáneamente, es drama, entretenimiento, publicidad y competencia; pero sobre todo un agente catalizador que derriba puertas, que inspira, que permite a las personas a creer en sus sueños y propósitos. ¿Qué mejor causa a la cual apostar sino a que podemos construir esa Guatemala que no existe todavía?
Suenan a muchos los 26 años que llevamos en el mercado. Pero de verdad nos emocionan las posibilidades exactamente como el primer día, como si estuviéramos empezando. Nos seguimos comportando como start-ups, probando, corrigiendo, volviendo a probar. Todavía nos acelera el pulso lo que hacemos cada día. Todavía peleamos por detallitos que quizás solo nosotros vemos, pero sobre todo nos entusiasma hacer cosas que no hemos hecho antes, que al empezarlas, no tenemos ni la primera idea de cómo van a terminar.
Quizás nos hemos tomado nuestro propio kool-aid. Quizás nuestras propias ideas influyeron demasiado en nuestras acciones. Moriremos incorregidos. (Sí, sí. Sabemos que la palabra no existe).
Víctor Alfredo Robles y Paola Bruni. Directores de la agencia García+Robles. www.garciarobles.net