En un comunicado, la Cepal destacó algunas cifras que apoyan su argumento de tomar medidas económicas puesto que, según la organización, en el mercado de trabajo es “donde se hace efectiva la redistribución de ingresos y también de derechos”.
Concretamente, propone considerar instrumentos como el salario mínimo y la reducción de la jornada laboral para hombres y mujeres, para que ambos puedan conciliar en el hogar de manera efectiva.
En Latinoamérica, en 2002 por cada 100 hombres viviendo en hogares pobres había 107 mujeres, en 2014 esa cifra aumentó a 118 mujeres, pese a que la pobreza en la región cayó del 43.9 % al 28.2 %.
Según el informe, el 29 % de las mujeres no tiene ingresos propios, frente al 12.5 % de los hombres, y el 26 % percibe un salario inferior al mínimo, cuando los hombres lo hacen en un 18.3 %.
En el otro extremo, solo un 7 % de las mujeres latinoamericanas recibe ingresos iguales o superiores a cuatro salarios mínimos, porcentaje que se eleva a 16 % en el caso de los hombres.
En la región, apuntan desde la Cepal, el 78.1 % de las mujeres que trabajan lo hacen en los tres sectores definidos como de baja productividad (agricultura, comercio y servicios sociales, comunales y personales).
Ello “implica peores remuneraciones, menor cobertura de la seguridad social y menor contacto con las tecnologías y la innovación”, señalan.
Por otra parte, si en 2002 por cada 100 hombres viviendo en hogares pobres había 107 mujeres, en 2014 esa cifra aumentó a 118 mujeres, pese a que la pobreza en la región cayó del 43.9 % al 28.2 %.
Por otro lado, aunque la brecha salarial se redujo en 12.1 puntos porcentuales entre 1990 y 2014, las mujeres reciben en promedio solo el 83.9 % de lo que reciben los hombres.
Paradójicamente, apuntan desde el organismo, la mayor diferencia se presenta en la población de mayor nivel educativo.
A su vez, entre otros muchos aspectos, las mujeres realizan entre el 71 % y el 86 % del trabajo no remunerado total que demandan los hogares, dependiendo del país.
La decimotercera edición de la Conferencia se celebra en un momento en el que las sociedades de varios países de la región se han levantado para exigir el fin de la violencia de género y de las desigualdades que atentan contra el bienestar y calidad de vida de las mujeres.
En los sucesivos actos y paneles que se llevarán a cabo se espera la presencia de ministras y altas autoridades de Argentina, Barbados, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Jamaica, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela, entre otros.