Según Sander Pielkenrood, director ejecutivo de la empresa, cuentan con 60 años de experiencia en la industria de tratamiento de aguas residuales y tras una inversión de US$250 mil para la apertura de sus oficinas en Guatemala, buscan conseguir un punto de apoyo y acercar a la empresa a sus clientes.
Pielkenrood, detalló que, a partir de 2023, Dutch Clean Tech invertirá unos US$100 millones. De eso, el 80% se espera gastar en contratistas y proveedores locales. “Guatemala será nuestro centro regional para América Latina, ya que otros países de la región han mostrado interés en nuestro modelo de tratamiento de agua”, agregó.
La compañía invertirá, construirá y operará las plantas de tratamiento, ya que “atendemos totalmente las necesidades de nuestros clientes respecto al tratamiento de aguas residuales y nos pagarán una tarifa mensual transparente que consiste en los costos reales, más una tarifa de licencia fija”, explicó.
Capital propio
Dutch Clean Tech operará de forma independiente en Guatemala y cooperará con sus socios locales, como consultores y contratistas. Cuenta con un fondo de inversión propio, además de atraer inversiones privadas e institucionales europeos.
Se concentrará en atender a municipalidades, donde han encontrado disposición para operar este tipo de plantas para 2025. Sin embargo, también buscar atender requerimientos de empresas de diferentes sectores de la industria.
Dado su capital propio, puede financiar la inversión al 100% de los clientes, quienes pueden adquirir las plantas con un financiamiento de 5 a 10 años, para convertirse en propietarios y operadores. Y hay clientes que pueden pagar por el tratamiento de aguas residuales, como un servicio.
Según estadísticas de la empresa, el 90% de las aguas residuales en Guatemala se descargan sin ser tratadas, lo que resulta en una grave contaminación de ríos y lagos. Esta problemática requiere de soluciones que involucran aspectos tecnológicos, financieros y legales.