En el 2002 se graduaron y en ese momento Álvaro fue contratado por una empresa multinacional de agroquímicos en Guatemala. Se instaló y Leonor obtuvo un puesto en una empresa de productos de desarrollo.
Decidieron casarse en el 2005 y a los dos años Álvaro fue trasladado a República Dominicana, luego a Nicaragua y después a Costa Rica, donde nacieron sus dos hijos, Adrián Enrique, ahora de 10, y Dana Sofía, de 7.
Regresaron a Guatemala en el 2010, con el objetivo de crear un vínculo con la familia. “Tomamos la decisión de venir a emprender un negocio, pero aún no sabíamos lo que queríamos hacer”, relata Soto.
La inspiración
Ya en Guatemala, el reto que se presentaba era grande, ambos lograron colocarse en nuevos puestos de trabajo, pero la inquietud por formar un negocio propio era cada vez más fuerte.
En el 2016 nació la idea de crear un nuevo concepto de productos de chocolate, considerando que Guatemala produce uno de los mejores granos de cacao fino de aroma y la relación ancestral entre la cultura y esa planta.
Ya con la idea en mente, los esposos empezaron un arduo trabajo de investigación, hicieron cientos de pruebas al punto de que la primera mezcla no logró despegar el chocolate de los moldes.
“No entiendo en qué fallé, no estuvo bien temperado. Ni con cuchillo salió”, recuerda Turcios.
El segundo producto insignia de Kayuwá son los huipiles de chocolate, como tributo a los sabores, colores y texturas que moldean la vida de los guatemaltecos. “Son un trozo de identidad, una expresión de nuestras raíces”, expresa Soto.
Son pequeños lienzos multicolores con la forma de un huipil, hecho de chocolate oscuro 70% cacao, que reposa sobre una cama de dulces típicos como colochos de guayaba, pepitoria, ajonjolí y coco rallado.
Cada huipil está identificado por el municipio al que pertenece y el grupo étnico que lo viste. Va empacados en una envoltura especial, para proteger el producto, y expuesto de manera visible para que se puedan apreciar los colores.
Determinar los colores y las regiones a las que pertenecen los huipiles también requirió investigación y conocer a profundidad las tradiciones de cada lugar.
Si necesita mayor información de los productos que ofrece Kayuwá puede escribir en su página de Facebook, Kayuwachocolate.
Esos momentos fueron claves para la pareja porque, aunque existía un sentimiento de frustración, por lo que continuó con los procesos de prueba hasta lograr la fórmula que deseaba.
“Son temperaturas exactas, si te pasas se arruina y debes empezar de nuevo”, explican.
Con la mezcla lista, pensaron entonces qué era lo que querían hacer con ella y decidieron fabricar un chocolate especialmente para beber cuya preparación fuera lo más práctica posible.
Nueva etapa
Fue así como decidieron fabricar bastones de chocolate, enfocados al segmento de bebida de chocolate caliente.
Este ha sido moldeado con chocolate oscuro 70% cacao, agregando un toque de sabor para enriquecer la experiencia.
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Con el apoyo de familiares y amigos definieron los sabores que acompañarían la mezcla del chocolate oscuro y quedaron: sabor original, mandarina, crema irlandesa y coco.
El propósito de que sea un bastón de chocolate es que cada persona pueda preparar su taza de chocolate a su gusto, en tres sencillos pasos: una taza de agua caliente, agregar entre cuatro a cinco bastones, remover y endulzar a su gusto, y listo.
El producto lleva por nombre Kayuwá, que significa “su alimento amargo”, por la importancia que los mayas le otorgaban a la bebida amarga preparada con granos de cacao tostado.
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