Al retroceder un poco en la historia de Jaqueline, Estados Unidos no era un país desconocido para ella. Vivió a los 3 años en California, junto a sus padres, donde a su corta edad logró aprender el idioma, pero extrañar a la familia los trajo de vuelta a Guatemala.
Desde niña siempre le apasionó el arte, y recuerda que sus padres le regalaron una cámara Kodak Ektralite, con la que empezó a experimentar. En un viaje a Río Dulce, tomó unas bellas fotografías que aún conserva su madre.
Continuó con sus estudios, y se graduó de perito en Mercadotecnia y Publicidad. Luego, cursó la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Mesoamericana, con especialización en fotografía.
Fue modelo de importantes marcas en el país. Su rostro formó parte de campañas de publicidad, pero su inquietud por la fotografía siempre estuvo presente y en las sesiones de modelaje aprovechaba a hacer alguna consulta a los especialistas de la cámara.
Un mundo diferente
Jaqueline confiesa que la lucha por lograr el sueño americano la empujó a sacar fuerzas en los momentos más difíciles. Para ella era complicado pagar una guardería o a una niñera. Sin embargo, en su necesidad de generar un ingreso propio, comenzó a ofrecer sesiones de fotografías a otras madres del lugar donde residía.
“Cobraba poco, pero me ayudó a practicar y aprender sobre la fotografía digital. Utilizaba una cámara básica, semiprofesional”, relata.
Con el tiempo logró más clientes, y su hija, que ahora tiene 16 años, en ese entonces de 3 o 4 años, la acompañaba a trabajar. “Es mi miniasistente”, expresaba Jaqueline cuando veían a su pequeña niña.
En el 2017, Jaqueline inauguró su propio estudio fotográfico. Obtuvo todas las licencias necesarias para operar, que es una de las partes más difíciles de poder emprender en Estados Unidos, y a partir de ese entonces el negocio creció y actualmente la buscan para fotografiar a importantes personalidades que se destacan en Las Vegas, como médicos, deportistas, artistas, escritores y otras personalidades.
Una huella
Jaqueline trabaja con una deportista de alto nivel que ha roto varios récords mundiales y ha sobrevivido cuatro veces al cáncer, a quien tomó las fotografías de la portada de su libro y toda su publicidad.
Recuerda que en una ocasión llegó a tomar fotografías en un evento en el que participó la referida atleta y, de pronto, la observó cansada. Ella llegó hasta Jaqueline y la abrazó. Le dijo: “Me quiero dar por vencida”.
Nunca pensó escuchar algo así de ella, porque en su mente siempre decía que era una supermujer. Así que le recordó que también es un ser humano. Luego del reconfortante momento, respiró profundo, y retomó la carrera.
“Me impactó. Aprendí que está bien sentirse derrotado, pero un verdadero ganador sabe levantarse, secarse las lágrimas y seguir”, esa lección la aplica siempre en su vida personal y profesional.
Hablar inglés es importante
Para Jaqueline Andrea Kurz, dominar el idioma inglés es prioritario en el estado donde vive. Fueron necesarios algunos años para sentirse cómoda al cerrar negocios en un idioma que no era el suyo, pero la práctica y la necesidad la llevaron a mejorar el idioma en todos los aspectos.
“Me sorprendí hace algunos años cuando podía, incluso, bromear en inglés. Agarrar los modismos fue tal vez lo más difícil, pero luego de tantos años me siento muy bien y me ha abierto muchas puertas”, afirma la emprendedora.
La perseverancia y conocer los temas legales y las necesidades del negocio son claves para tener éxito en Estados Unidos.
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