El origen de nuestra comida
Desde hace varios años me pregunto el origen de nuestra comida. A todos nos gusta comer y por lo tanto debiéramos cuestionar de dónde vienen nuestros alimentos. Cuando nos preguntamos qué estamos comiendo, no solo nos debemos enfocar en los nutrientes, sino también en el impacto ambiental y social que la producción y distribución de los mismos, genera.
La nutricionista Clarita Briz siempre recomienda que antes de comer, tomemos unos minutos para pensar en todo el trabajo que se requirió para que los alimentos llegaran a nuestra mesa; y esto no solo implica agradecer a la persona que preparó el platillo que vamos a degustar sino a prácticamente toda la cadena de personas y recursos que participaron para satisfacer nuestro paladar.
En términos sociales, acabo de leer el reporte Ripe for a Change, que publicó recientemente Oxfam, y de ver el documental Food Chains; ambos relacionados con la venta al menudeo de la comida y la necesidad de cambiar las prácticas de las grandes multinacionales del retail. Como señalan ambos recursos, quienes cultivan lo que llevamos a la boca viven muchas veces, en tales condiciones, que es imposible que salgan de la pobreza.
Las empresas multinacionales de menudeo tienen una responsabilidad social con relación a la comida que venden en sus sucursales; donde muchas veces se abusa y presiona al abastecedor con precios y políticas que son un obstáculo.
Si bien es cierto, que algunas compañías de menudeo promueven los derechos humanos y el cumplimiento de estándares laborales, esto es incongruente con las prácticas que ponen en desventaja a los proveedores frente al mercado, el crédito que piden de hasta noventa días y los términos de su negociación, entre otras cosas.
Indudablemente, esto tiene que ir cambiando con el tiempo, ya que los consumidores cada vez tenemos más información y somos más consientes sobre lo que compramos; tal así que, recientemente en India se ha desatado una ola de protestas por la fusión de dos empresas de venta por menudeo.
Satisfactoriamente, existen compañías en Guatemala, que aún en este entorno, operan con altos estándares sociales, ambientales y económicos para que llevemos a nuestro plato alimentos preparados éticamente. Tal es el ejemplo, de Izabal Agroforest quien ya ha aparecido en diferentes publicaciones por sus buenas prácticas y provee cacao a empresas como Letter Press Chocolate en Los Ángeles, que reconoce que el origen de sus productos es una ventaja competitiva.
Izabal Agroforest orquesta sus temas sociales y ambientales. En materia ambiental, ha conservado el bosque en el que está inmersa su producción mientras que en materia social vela por el respeto de los derechos humanos de sus trabajadores y sus condiciones de salud y seguridad. Con un alimento el cacao, a quién no se le antoja un buen chocolate que, además, muestre respeto por su entorno y sus trabajadores.
* kwantland@gmail.com