A septiembre último, según el Instituto Nacional de Estadística (INE) la inflación se ubicó en 4.69% y de acuerdo con el desglose, el componente inflacionario importado era de 1.26%, mucho menor que en igual mes del 2022 (6.38%) y cuando la inflación total se situó en 9.03%. Por lo pronto habrá que esperar los resultados del nivel general de precios en octubre, debido a la interrupción de la cadena de producción, abastecimiento y consumo por bloqueos y manifestaciones registrados durante varias semanas, hechos que influyeron en el encarecimiento de la canasta básica alimentaria.
Escenario internacional
Como una parte introductoria, el documento de la banca central remarca que “en el escenario internacional, la actividad económica a nivel mundial continúa con un crecimiento moderado, aunque superior a lo esperado, reflejo de la resiliencia del consumo privado, la fortaleza de los mercados laborales en las economías avanzadas y el mayor dinamismo del sector servicios, particularmente del turismo, lo que compensó, en parte, el moderado desempeño del sector manufacturero y la menor inversión en el sector residencial, derivada, en parte, del incremento de los niveles de tasas de interés a nivel mundial”.
Sin embargo, señala el documento, el crecimiento económico estaría perdiendo impulso en el segundo semestre, como consecuencia del efecto cada vez mayor del endurecimiento de las condiciones crediticias, la reducción de los ahorros acumulados por los hogares durante la pandemia del Covid-19, la prolongación de tensiones geopolíticas y la debilidad de los flujos comerciales.
Y bajo ese contexto, el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé un crecimiento de la actividad económica mundial de 3.0% en 2023 y de 2.9% en 2024, perspectivas que, a pesar de ser positivas, están caracterizadas por crecientes divergencias entre países y regiones, al mismo tiempo que continúan sujetas a desafíos importantes relacionados, sobre todo, con condiciones financieras más restringidas, el deterioro de las posiciones fiscales y los riesgos geopolíticos.
También se indica que los precios internacionales de las materias primas que tienen una influencia relevante en la inflación de Guatemala, mostraron un comportamiento mixto: en el caso del petróleo, el precio a finales de septiembre registró un nivel superior al observado a finales del año anterior, derivado de la tendencia al alza observada entre julio y septiembre, lo que a su vez fue resultado de la reducción voluntaria de la producción de crudo por parte de Arabia Saudita y de Rusia, así como de la continuidad de los recortes del resto de los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y otros importantes productores (OPEP), en un contexto de bajos niveles de inventarios y de una mayor demanda, sobre todo, por parte de la China.
En la parte de los precios del maíz amarrillo y del trigo, se presentaron disminuciones respecto al cierre del año pasado, debido a las perspectivas de una mayor producción en Rusia y Brasil, aunado a la expectativa de una menor demanda mundial de cereales; sin embargo, la persistente incertidumbre respecto a la oferta de granos provenientes de la región del Mar Negro y a las condiciones climáticas adversas en algunos de los principales países productores, han provocado periodos de volatilidad en los precios.
En cuanto a la inflación internacional, ésta se continuó moderando por las menores presiones sobre los precios internacionales de las materias primas, por la desaceleración del crecimiento de la actividad económica y por la normalización de las principales cadenas mundiales de suministro y de los costos de transporte marítimo; no obstante, permanece por encima de la meta de los respectivos bancos centrales en la mayoría de los países.
Como consecuencia, en las principales economías avanzadas, los bancos centrales continuaron incrementando sus tasas de interés de referencia, si bien a un menor ritmo que el año anterior; mientras que, en las economías de mercados emergentes y en desarrollo, los bancos centrales han finalizado con el ciclo alcista de sus respectivas tasas de política, e incluso algunos de estos han comenzado a reducirlas, aunque desde niveles elevados.
Riesgos financieros
En consonancia con lo anterior, uno de los recuadros destacados en el informe del Banguat destaca la Persistencia de la Inflación Mundial y los Riesgos para los Mercados Financieros (con información del Fondo Monetario Internacional, FMI) el que comienza indicando que, “a pesar de la moderación de la inflación a nivel mundial observada desde finales de 2022, asociada, en parte, a los menores precios de la energía y de los alimentos, las medidas de inflación subyacente (que excluyen los efectos de los componentes volátiles y de otros factores de carácter transitorio y, por tanto, representan una medida de la tendencia general de los precios a mediano plazo) han mostrado un mayor grado de persistencia, especialmente, en varias economías avanzadas.
Lo anterior implica que todavía existen importantes riesgos al alza en las perspectivas de inflación, lo cual, a su vez, podría representar riesgos significativos para los mercados financieros internacionales, sobre todo a medida que los bancos centrales enfrentan la disyuntiva entre lograr la estabilidad en el nivel de precios y preservar la estabilidad financiera. Al respecto, se advierte que, si bien las condiciones financieras actuales son más restrictivas que en 2021, el amplio periodo de tasas de interés bajas, la volatilidad contenida y la abundante liquidez habrían afectado la transmisión de las políticas monetarias implementadas para combatir el alza de la inflación”.
Continúa señalando que en las economías avanzadas, en donde el ciclo de endurecimiento de la política monetaria inició cuando la inflación ya registraba alzas considerables, la eficacia del cambio en la orientación de la política monetaria podría estarse viendo afectada por el hecho de que tanto las empresas como los hogares han ampliado los plazos de vencimiento de su deuda y/o han utilizado los ahorros acumulados durante la pandemia del COVID-19, lo que ha contribuido al fortalecimiento de las condiciones de los mercados laborales y del gasto en consumo y, por ende, de la demanda agregada.
Por lo tanto, “aun cuando se espera que la inflación total continúe disminuyendo, las rigideces subyacentes requerirían que el endurecimiento de la política monetaria se prolongue durante más tiempo del previsto; lo que podría repercutir en los mercados financieros, porque implicaría un mayor incremento en las tasas de interés reales, una revaloración de los activos de riesgos y unas condiciones financieras aún más restrictivas, en un entorno en el que el crédito bancario se ha ralentizado y la capacidad de pago de la deuda de los prestatarios ha disminuido, por lo que se ha observado una tendencia creciente de la morosidad”.
Como recomendación, el documento dice que “si bien es importante que los bancos centrales mantengan la postura restrictiva de la política monetaria hasta que puedan garantizar que la inflación disminuya de forma sostenida hacia su objetivo de mediano plazo, también resulta trascendental que, en coordinación con los reguladores financieros, prevengan la acumulación de vulnerabilidades financieras y aborden los focos de riesgo existentes para el sector financiero”.
La posición de Guatemala
En el apartado “Postura de la política monetaria y balance de riesgos de inflación”, el Banguat reitera que las proyecciones y expectativas de inflación sugieren que el ritmo inflacionario se ubicará dentro del margen de tolerancia de la meta determinada por la Junta Monetaria (4.0% +/- 1 punto porcentual), tanto en lo que resta de 2023 como durante 2024. No obstante, debe considerarse también la incertidumbre inherente a todo proceso de pronóstico, además de algunos riesgos para la trayectoria de la inflación que podrían incidir en las proyecciones y expectativas de la misma, lo que podría tener implicaciones para las decisiones de política monetaria”.
Es así como la JM se ha reunido en ocho ocasiones en lo que va del presente año para decidir sobre el nivel de la tasa de interés líder de política monetaria (TILPM) y entre enero y abril, se decidió incrementar gradualmente el nivel de la TILPM por un total de 125 puntos básicos, situándola en 5%; mientras que, en las cuatro reuniones posteriores, realizadas entre mayo y septiembre, resolvió mantener dicha tasa sin cambios.
“Congruente con la forma de operar de la mayoría de bancos centrales con esquemas de metas explícitas de inflación, el Banco de Guatemala modifica la postura de política monetaria, ajustando su principal instrumento que es, como se indicó, la TILPM, considerando la evolución futura de la inflación”, señala.
Sobre lo anterior, el director ejecutivo de la Fundación Libertad y Desarrollo, Paul Boteo, opinó que la inflación había bajado consistentemente en el último año y medio. Sin embargo, en las últimas semanas se han incrementado los temores de un nuevo ciclo alcista, pues las condiciones climáticas y crisis políticas internacionales podrían provocar que los precios de las materias primas se incrementen en los próximos meses. “Esto complicaría el panorama para los bancos centrales, que habían detenido el incremento de las tasas de interés, ante un panorama inflacionario más favorable”.
Añadió que las bolsas de valores y el mercado financiero internacional han sufrido en los últimos meses, en la medida que tales aumentos de tasas provocaron una caída en el precio de las acciones y los activos financieros.
Por lo tanto, “el 2024 plantea mucha más incertidumbre que el 2023. La perspectiva al inicio de este año era que la inflación venía cediendo y que las posibilidades de una recesión se estaban desvaneciendo. Sin embargo, para el 2024 no está claro que la inflación vaya a regresar a los niveles de 2019 y, por otra parte, los mercados bursátiles y financieros reflejan una enorme debilidad, lo cual limita la capacidad de los bancos centrales de seguir subiendo la tasa líder. Es más, la crisis en medio oriente, la prolongación del conflicto en Ucrania y las amenazas de China a Taiwán imprimirán presiones a la economía global en 2024.