Esta tecnología, presentada en el marco del gran encuentro sobre telefonía celular que se celebra hasta el jueves en Barcelona, utiliza simplemente las frecuencias producidas por el destello de una bombilla LED.
Así, transmite información en el espacio, basándose en el principio del lenguaje morse.
El punto fuerte del lifi, contracción de light fidelity (fidelidad lumínica) , es la velocidad. La capacidad de transmisión alcanzada en laboratorio permite “descargar el equivalente de 23 DVD en un segundo” , explica Suat Topsu, fundador de Oledcomm.
En condiciones normales, “el lifi permite velocidades hasta 100 veces superiores al wifi” , que se transmite por ondas de radio, agrega.
En 2015 el lifi empezó a salir de los laboratorios para ser ensayado en condiciones reales en Francia, Bélgica, Estonia o India.
Según la prensa especializada, atrajo tanto al grupo de electrónica holandés Philips como al gigante informático estadounidense Apple, que se plantea integrarla en el iPhone 7, cuyo lanzamiento se espera el próximo otoño boreal.
Los analistas prevén que en 2020 haya unos 50 mil millones de objetos conectados y teniendo en cuenta que las redes de radio ya tienden a estar saturadas, el lifi parece una buena alternativa, afirman sus promotores.
“Vamos a conectar nuestra cafetera, nuestra lavadora, nuestro cepillo de dientes” , enumera Topsu. “Pero con bluetooth o con wifi, no se pueden tener más de diez objetos conectados en una sala sin provocar interferencias” , agrega.
“Esta tecnología podría comercializarse a gran escala en dos años” , asegura Deepak Solanki, fundador de la empresa estonia Velmenni.
Tecnología de laboratorio
Es el lifi realmente el wifi de mañana? Es difícil afirmarlo, considera Frédéric Sarrat, analista de la firma PwC, “dado que es todavía una tecnología de laboratorio” .
Su éxito dependerá también de la evolución del sistema wifi, que “ha demostrado su capacidad para aumentar continuamente su velocidad con cada nueva generación” , explica Jim Tully, especialista de Gartner.
La utilización del lifi tiene también una limitación espacial, porque el teléfono móvil o el ordenador han de colocarse directamente en el haz luminoso y la tecnología no atraviesa las paredes, a diferencia de las ondas de radio del wifi.
En opinión de Tully, este inconveniente puede ser también una ventaja. “Contrariamente al wifi, el lifi puede orientarse a un usuario específico para mejorar el carácter privado de las transmisiones” y limitar el riesgo de pirateo de datos, un tema especialmente sensible.
Los pioneros del lifi se dirigen a sectores de actividad muy precisos: hospitales y las escuelas -se habla de un posible impacto del wifi en la salud-, aparcamientos subterráneos, museos o municipalidades.
“El lifi encuentra su lugar en los hospitales dado que no crea interferencias con el material médico” , asegura Jol Denimal, dirigente de la empresa francesa de iluminación Coolight.
En los supermercados o los museos, permite dar una información precisa sobre un producto o una obra, utilizando lámparas colocadas a su lado.
Esta tecnología puede ser útil también “en aparcamientos subterráneos donde no hay cobertura de red móvil” pero sí luz, agrega. Lo mismo ocurriría en los aviones.
Las empresas que desarrollan el lifi pueden aprovechar el remplazo progresivo de las bombillas clásicas por las LED para extender su uso.
Pero para ello es necesario que las lámparas estén equipadas con un router y los teléfonos, con un captor apropiado, lo que podría representar un “sobrecoste obstaculizante” , advierte Tully.