La española María Oliva Armengol, nombrada recientemente como nueva jefa de misión del FMI para Guatemala, sostuvo una serie de reuniones con representantes de los sectores público, privado, sociales y académicos, para recabar la información que sustentará el informe final del llamado Capítulo IV, sobre el desempeño de los principales indicadores nacionales.
La diplomática conversó con Prensa Libre, minutos después de haber presentado el reporte preliminar el pasado lunes 13 en las instalaciones del Banco de Guatemala, y se refirió a varios temas que el referido organismo en observación permanente:
¿Cuáles deben ser las tres prioridades del gobierno para mejorar los indicadores sociales, de acuerdo con la revisión que realizaron ustedes?
La primera es la inversión y mejora en la calidad del gasto público social. Creemos muy importante llevar a cabo todas las reformas necesarias para avanzar en la ejecución de los programas de inversión en infraestructura, que permite brindar una solución a más largo plazo para la población más vulnerable, pues se logra conectividad para que las empresas tengan acceso a todas las regiones y puedan generar puestos de trabajo.
La segunda es la inversión en capital humano, sobre todo en aspectos de salud, para que las personas tengan la oportunidad de acceder al empleo y tengan una salida a su situación de pobreza.
El tercero es una transición a través de los programas fiscales, mucho más focalizados en esos grupos, y para ello es importante mejorar las estadísticas que permitan identificar de una manera más precisa a quienes necesitan ayuda, para poder centrar los esfuerzos y avances.
¿Por qué son consideran que deben ser compromisos a corto y mediano plazos?
Las autoridades tienen claro que se debe avanzar en los temas de inversión y de educación. Hay programas como becas en inglés, que consideramos importantes porque se debe ser ambicioso en estas áreas. El Congreso debe apoyar estos esfuerzos con leyes y nos gustaría ver que se avanza en otras iniciativas, como las de materia vial, puertos, el gasto del presupuesto y que vaya más para inversión. Creemos que los esfuerzos están ahí y los objetivos a mediano plazo están muy claros.
¿Cuáles son los riesgos que corre la estabilidad macroeconómica del país en el año electoral y cómo superarlos?
Guatemala ha demostrado ser muy resiliente a los choques que ha afrontado, como el covid-19, pero observamos que la situación actual no es fácil, sobre todo por el aumento de las presiones de la inflación.
Sobre los riesgos a futuro, la primera es que si la economía de Estados Unidos entra a una recesión o una desaceleración que afecte las remesas familiares, eso impactaría el consumo privado, pues estos ingresos representan casi el 20% del producto interno bruto (PIB).
Enfatizamos en la agenda de crecimiento potencial, para que en los siguientes años, el país dependa mucho más de sí mismo y sea mucho más resistente a la coyuntura internacional. A pesar de que todos los países son afectados por el contexto, creemos que las políticas monetarias y fiscales que se están llevando con niveles de prudencia, siguen apoyando esos desarrollos.
¿Considera el FMI que la economía de EE. UU., puede entrar en recesión?
Creo que ese va a ser un tema de discusión durante las próximas sesiones, pero hay que ser muy prudentes cuando se habla de recesión y de riesgos a futuro. Actualmente, el país debe seguir trabajando para reforzarse y contar con instrumento adecuados. Pero hacer proyecciones, sin tener la base todavía, no sería lo adecuado.
Con base en el incremento de la recaudación tributaria registrado y esperado ¿Qué tanto necesita endeudarse el país y para qué?
Guatemala cuenta con bajos niveles de deuda y no creo que la comunidad internacional, como tal, penalice al país si tuviera saldos un poco mayores. Podría ser un aumento que viniera explicado por una agenda bien articulada sobre calidad de inversión.
O sea que si hay un programa de inversiones de calidad a implementar y que cuesta dinero, ese aumento del gasto no conllevaría a ninguna penalización.
El FMI tiene dos tipos de programas: uno que se articula cuando los países tienen necesidades de pago; y otro que se llama de precaución, en el que se reconoce cuando el desempeño de políticas macroeconómicas ha sido bueno y sólido, pero que necesitan llevar a cabo una reforma estructural. Esos programas dan una señal de robustez al país, y se acompaña en el camino para seguir mejorando; eso es la oportunidad a futuro.
Guatemala está en un proceso electoral, ¿qué seguimiento de transición dará el FMI?
Nosotros no entramos en el ciclo político, estamos haciendo el artículo IV y lo publicaremos en mayo, pero no formamos parte del debate político porque eso pertenece a los guatemaltecos. Cuando se elijan al nuevo presidente, antes de que tome posesión, hablaremos con los nuevos funcionarios sobre lo que se está haciendo y se hará.