Economía

El Corredor Seco, una de las áreas más impactadas en Latinoamérica

Los informes de la FAO sobre el Estado mundial de la agricultura y la alimentación destacaron este año al Corredor Seco de Centroamérica como un ejemplo de los efectos del cambio climático, en el capítulo que se refiere a la región de Latinoamérica y el Caribe. 

El Corredor Seco es una de los ejemplos mundiales del cambio climático. (Foto, Prensa Libre: Hemeroteca PL)

El Corredor Seco es una de los ejemplos mundiales del cambio climático. (Foto, Prensa Libre: Hemeroteca PL)

La población afectada en el Corredor Seco  sobrepasa el millón de personas, se indicó en el reporte. “Otro importante ejemplo de la afectación del cambio climático se evidencia en el Corredor Seco Centroamericano”, afirma el estudio divulgado este lunes.

La FAO resaltó que se ha podido observar que la variabilidad del patrón de la lluvia ha incrementado y que con mayor frecuencia se presentan los eventos extremos como sequías prolongadas, conocidas como el fenómeno del Niño o lluvias intensas influidas por el fenómeno de la Niña.

El Niño provoca disminución de agua disponible para satisfacer la demanda de la población o la agricultura mientras que la Niña provoca condiciones de huracanes, lluvias intensas y depresiones tropicales que provocan en ocasiones deslizamientos de tierras, derrumbes y daños a la infraestructura.

“Los hábitats  naturales se encuentran muy fragmentados en el territorio y los efectos de los cambios climáticos afectan a toda la población de la ecorregión, que supera el millón de personas, que tiene como motor de su actividad económica la agricultura de subsistencia, con cifras de pobreza y desnutrición altas que afectan principalmente a la población rural y a las comunidades indígenas”, se refirió en el informe de la FAO.

Ya se perciben aumentos en las temperatura y se prevé que habrán aumentos de más de 2° centígrados en América Latina y el Caribe, refiere la FAO citando a ña Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

Este cambio tiene consecuencias como cambios en la duración de las etapas fisiológicas de los cultivos y mayores requerimientos de recurso hídrico para satisfacer la demanda por evaporación debido a las mayores temperaturas.

De esta forma, la investigación permitió configurar, refiere la FAO, un escenario de reasignación del uso del suelo en el mediano plazo, con el objetivo de ir estableciendo aquellos que cuenten con mejores expectativas de rendimientos y resiliencia frente a los nuevos escenarios climáticos.

Sin embargo también se advierte que en otros territorios los impactos del cambio climático pueden significar una gran amenaza para la sustentabilidad de la agricultura como en  áreas áridas y semiáridas.

Se recomienda tanto la mitigación de la emisión de gases como la adaptación de cultivos o usos de la tierra, pero éstas últimas serán eficientes mientras el cambio climático no alcance niveles drásticos, se refirió.

Entre las acciones mencionan la necesidad de políticas públicas, la planificación del uso de la tierra es una herramienta, la cual califican como una herramienta fundamental, y selección de sitios para el desarrollo de actividades agroproductivas adecuadas y compatibles a las condiciones de la tierra y ambientales por lo que hablan de la zonificación agroecológica.

“Permitir una mejor planificación de las actividades agroproductivas, puede ser la base para el desarrollo de programas de fomento o para el “desincentivo” a determinadas actividades no compatibles. De esta manera, la planificación de uso de la tierra, debe ser acompañada de programas y estrategias que permitan su efectiva implementación con la participación y acuerdo de los productores agropecuarios”.

Mas detalles

A nivel global, la agricultura (incluyendo la silvicultura, la pesca y la ganadería) genera alrededor de una quinta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero.

El nuevo informe de la FAO señala que las tres fuentes principales de emisiones de gases de efecto invernadero de la agricultura en 2014 en América Latina y el Caribe fueron la fermentación entérica -el gas producido en los sistemas digestivos de los rumiantes- (58 %), el estiércol dejado en pastizales (23 %) y los fertilizantes sintéticos (6 %).

Por ello, la FAO ha hecho un llamado global para que los gobiernos implementen transformaciones rápidas de los sistemas alimentarios y agrícolas para lidiar con el cambio climático, que deberán avanzar de la mano de los compromisos nacionales de erradicación del hambre y la pobreza.

Estas transformaciones incluyen prácticas como el uso eficiente de fertilizantes, la promoción de dietas que no estén basadas en productos de origen animal pues su producción ejerce una fuerte presión sobre los recursos naturales, la reducción de las pérdidas y desperdicios de alimentos, y el apoyo a los pequeños productores.

Efectos del cambio climático

La FAO también pronostica que el cambio climático disminuirá la producción primaria de pesca en el Pacífico tropical y algunas especies de peces se trasladarán hacia el sur. La mayor frecuencia de las tormentas, huracanes y ciclones perjudicará a la acuicultura y la pesca del Caribe, y los cambios en la temperatura pueden alterar la fisiología de las especies de peces de agua dulce y generar hundimiento de los sistemas de los arrecifes de coral.

En cuanto a los bosques, el informe destaca que en la Amazonía se verá un mayor riesgo de incendios frecuentes, una pérdida en la superficie de bosques y la conversión de estos terrenos en sabanas. En América Central, el cambio climático pone al 40 % de las especies de manglares en amenaza de extinción.

El informe complementario de la  Oficina Regional para América Latina y el Caribe, señala que el cambio climático puede afectar las cuatro dimensiones de la seguridad alimentaria y amenazar los grandes logros que ha logrado la región en su lucha contra el hambre y la pobreza.

Puede afectar la estabilidad de la seguridad alimentaria debido a una mayor incertidumbre respecto al desempeño productivo de las actividades agrícolas, los ingresos de los hogares y los precios de los alimentos.

En el caso de la disponibilidad, el cambio climático puede afectar directamente la producción alimentaria, con la posible disminución de la cantidad física y variedad de alimentos disponibles. Shocks climáticos en grandes zonas productoras podrían tener severas implicancias en el comercio, llegando a afectar la oferta internacional de alimentos.

Asimismo, el cambio climático puede incidir en la dimensión de acceso de la seguridad alimentaria y nutricional, debido a que los ingresos que perciben las familias pueden variar si sus medios de vida dependen del sector agrícola, o si ocurre una baja en la demanda de mano de obra asalariada para las tareas agrícolas, repercutiendo en su capacidad de compra de alimentos.

El cambio climático puede incidir también en la dimensión de utilización, generando cambios importantes en las dietas de la población, por una oferta e ingesta alimentaria poco variada y alejada de patrones alimentarios saludables, lo que conllevaría consecuencias negativas en la nutrición.

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