Desde principios de este año, los movimientos en el precio del bitcóin han ido a la par que los cambios en la bolsa de valores Nasdaq, una referencia de marcada ponderación hacia las acciones tecnológicas, según un análisis de la empresa de datos Arcane Research.
Eso significa que la caída del mes reciente de más del 25 por ciento en el precio de las acciones de Bitcoin, que se ubicó por debajo de US$30 mil el 11 de mayo (menos de la mitad del punto más alto registrado en noviembre), prácticamente estuvo sincronizada con un desplome más generalizado de las acciones tecnológicas, en respuesta a las maniobras de los inversionistas por las tasas de interés más elevadas y la guerra en Ucrania.
Esta creciente correlación explica en cierta medida por qué quienes compraron esa criptomoneda el año pasado, con la esperanza de que su valor aumentara más, han visto su inversión irse a pique.
Cabe mencionar que, aunque el bitcóin siempre ha sido volátil, su parecido cada vez más marcado a las riesgosas acciones tecnológicas es una clara prueba de que todavía no cumple la promesa de convertirse en un activo transformativo.
“Deslegitimiza el argumento de que el bitcóin es como el oro”, comentó Vetle Lunde, analista de Arcane. “La evidencia señala, en realidad, que el bitcóin no es más que un activo riesgoso”.
La calificación
Arcane Research le asignó una puntuación entre 1 y -1 a la correlación entre los precios del bitcóin y Nasdaq. En esa escala, el 1 indica una correlación exacta, es decir que los precios experimentaron los mismos desplazamientos, y el -1 representa una diferencia exacta.
Desde el 1 de enero, el promedio a 30 días de la puntuación bitcóin-Nasdaq ha rondado el 1, y esta semana alcanzó una puntuación de 0.82, la más cercana que ha registrado a una correlación exacta uno a uno. Por otra parte, el movimiento del precio del bitcóin ahora discrepa más de las fluctuaciones experimentadas por el precio del oro, el activo al que más se le comparaba.
La convergencia con Nasdaq se ha enfatizado durante la pandemia de coronavirus, en parte por las acciones de inversionistas institucionales como fondos de cobertura, legados y gestoras de patrimonios familiares que han canalizado grandes cantidades de dinero al mercado de las criptomonedas.
A diferencia de los idealistas que fomentaron el entusiasmo inicial por el bitcóin en la década de 2010, estos negociadores profesionales tratan a la criptomoneda como parte de una cartera más amplia de inversiones de mayor riesgo y mayores beneficios en empresas tecnológicas.
Algunos de estos profesionales deben obtener rendimientos a corto plazo para sus clientes y no tienen un compromiso ideológico tan fuerte con el potencial a largo plazo del bitcóin. Así que, cuando pierden confianza en la industria tecnológica en general, esa percepción afecta sus negociaciones con bitcoines.
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“Hace cinco años, quienes tenían inversiones en criptomonedas creían en las criptomonedas”, explicó Mike Boroughs, fundador del fondo de inversiones en cadena de bloques Fortis Digital. “Ahora encuentras gente que invierte en todo tipo de activos de riesgo. Así que cuando sufren bajas ahí, afecta su psicología”.
Otras caídas
Las inquietudes del mercado bursátil, afectado por difíciles tendencias económicas como la invasión rusa de Ucrania y niveles históricos de inflación, se han manifestado en particular en bajas en los valores tecnológicos este año.
Meta, la empresa que antes conocíamos como Facebook, ha perdido más del 40 por ciento de su valor este año. Netflix ha perdido el 70 por ciento.
El 11 de mayo, las acciones de la casa de cambio de criptomonedas Coinbase se desplomaron un 26 por ciento después de que la empresa informó sobre el deterioro de las ventas y pérdidas por US$430 millones en el primer trimestre del año. Las acciones de Coinbase han bajado más de 75 por ciento en total este año.
Onda expansiva
La bolsa de valores Nasdaq ya está en territorio bajista: el 11 de mayo cayó 29 por ciento con respecto al récord alcanzado a mediados de noviembre, mes en el que el precio del bitcóin llegó a un tope de casi US$70 mil. Esta caída ha sido un encontronazo con la realidad para los evangelistas del bitcóin.
“Para finales del año pasado, era innegable que los inversionistas estaban convencidos de que el bitcóin era una opción de cobertura contra la inflación, un puerto seguro, e incluso iba a remplazar al dólar”, señaló Ed Moya, analista de criptomonedas en la empresa de negociación de divisas OANDA. “Pero lo que ocurrió fue que la inflación comenzó a agravarse, y entonces el bitcóin perdió la mitad de su valor”.
El precio de otras criptomonedas también se ha derrumbado. El precio del ether, la segunda criptomoneda en valor, ha caído aproximadamente un 25 por ciento tan solo desde principios de abril, y ahora se ubica por debajo de los US$2 mil 300. Otras, como solana y cardano, también han experimentado caídas precipitadas este año.
Bitcoin se ha recuperado de pérdidas tremendas en el pasado, y su crecimiento en el largo plazo todavía es impresionante. Antes del auge en los precios de las criptomonedas durante la pandemia, su valor se había mantenido muy por debajo de los US$10 mil. Los verdaderos convencidos, que se identifican como maximalistas de bitcóin, no han perdido la convicción de que esa criptomoneda logrará ponerle fin a su correlación con los activos riesgosos.
Michael Saylor, director ejecutivo de la empresa de inteligencia para clientes empresariales MicroStrategy, ha invertido miles de millones del dinero de su compañía en bitcoines: tiene acumuladas más de 125 mil monedas. Con la caída en el precio del bitcóin, las acciones de la empresa han bajado alrededor de un 75 por ciento desde noviembre.
En un correo electrónico, Saylor responsabilizó de este desplome a los “negociadores y tecnócratas” que no aprecian el potencial del bitcóin para transformar a largo plazo el sistema financiero global. “En el corto plazo, el mercado estará dominado por personas que no aprecian en realidad las virtudes del bitcóin”, se lamentó. “Pero, en el largo plazo, se hará evidente que los maximalistas tenían la razón, porque miles de millones de personas necesitan esta solución y cada mes, más millones se percatan de esto”.