Trump había promulgado el 8 de marzo unos aranceles de 25% a las importaciones de acero y de 10% a las compras de aluminio, excluyendo de inmediato a Canadá y México de esa disposición y a fines de marzo, de forma provisoria, a la Unión Europea. La medida vencía este 1 de mayo.
En el caso de Canadá y México, Washington vinculó una exoneración definitiva de estos aranceles a una renegociación favorable a sus intereses del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Este breve respiro se produce en momentos en que los europeos multiplican su demanda de exoneración definitiva de estos aranceles y amenazan con responder con medidas similares en caso de que sean implementados.
A cambio de la exoneración de los aranceles, Estados Unidos reclama concesiones comerciales.
Este lunes Washington anunció que Corea del Sur aceptó una reducción de sus ventas de acero a Estados Unidos y una mayor apertura de su mercado automotor a los constructores del país norteamericano, así como la finalización de los términos de un acuerdo de libre comercio con Seúl.
También informó de un “acuerdo de principio” con Argentina, Brasil y Australia cuyos “detalles se conocerán próximamente”.
Unión Europea reacciona
Los europeos lamentaron este martes la prórroga de la exención provisional de Estados Unidos sobre los aranceles al acero y el aluminio de la Unión Europea, México y Canadá, al considerar que la decisión “prolonga la incertidumbre” sin poner fin al diferendo comercial.
Pero la Unión Europea (UE) no está satisfecha con esta concesión del presidente estadounidense, Donald Trump. “La decisión estadounidense prolonga la incertidumbre del mercado, que ya afecta las decisiones comerciales”, reaccionó la Comisión Europea en un comunicado este martes.
La “Unión Europea debería quedar total y definitivamente exenta de esas medidas, que no pueden justificarse por razones de seguridad nacional”, afirma el texto. El diálogo con Estados Unidos continuará, pero “no negociaremos bajo amenaza”.
La exención “solo hasta el 1 de junio no es suficiente”, insistió en Twitter el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, lamentando una incertidumbre “nefasta para la industria de los dos lados del Atlántico”.
Misma opinión por parte de las grandes capitales europeas: se necesita una exención “durable”, según Berlín; “definitiva”, dice Londres; “permanente” reclama París, que lo considera una condición previa para discutir “serenamente” con Washington sobre el problema de la sobrecapacidad del sector del aluminio y del acero.
“Pacientes, pero preparados”
Donald Trump promulgó el 8 de marzo unos aranceles del 25% a las importaciones de acero y del 10% a las de aluminio, aunque dejó exentos inmediatamente a Canadá y México. A finales de marzo, también dejó exenta de forma provisional a la UE.
“Somos pacientes, pero también estamos preparados para actuar”, advirtió el lunes el portavoz de la Comisión Europea Margaritis Schinas.
“Uno de los problemas es el del tratamiento equitativo de los automóviles y nos gustaría ver concesiones por parte de Europa”, dijo la semana pasada el principal consejero económico de Donald Trump, Larry Kudlow.
Para los europeos, China, el primer productor mundial de acero, es la causa de la sobrecapacidad en el sector.
Pekín, que sufre desde finales de marzo los aranceles estadounidenses, denunció a
Estados Unidos ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Sin esperar la decisión definitiva estadounidense, Bruselas empezó a preparar posibles respuestas a los aranceles estadounidenses respetuosas con las reglas de la OMC.