Estos aranceles afectan a bienes chinos como ropa, calzado y material escolar, pero también a alimentos como la leche condensada, quesos, verduras y fruta, o artilugios como máquinas de coser, tal y como se desgrana de la lista de 122 páginas publicada por las autoridades estadounidenses.
El pasado 24 de agosto, el presidente, Donald Trump, anunció que elevaría este 1 de septiembre del 10 % al 15 % los aranceles a una parte sustancial de las importaciones chinas, en represalia por los gravámenes sobre bienes de EE. UU., impuestos por Pekín.
El mandatario informó ese día de dos subidas de los aranceles que había anunciado previamente: “A partir del 1 de octubre los 250.000 millones de dólares de bienes y productos procedentes de China que actualmente (por entonces) están gravados con un 25 %, estarán gravados con un 30 %”, dijo Trump.
Además, adelantó que a partir de este 1 de septiembre parte del paquete (112.000 millones de dólares) de importaciones chinas por valor de 300.000 millones de dólares que iban a ser gravadas con el 10 %, lo serían con el 15 %.
Para el 15 de diciembre, está previsto que se aplique ese mismo incremento sobre el resto de esos 300.000 millones de dólares de bienes chinos, que serían unos 160.000 millones de dólares, y que impactará en productos como teléfonos móviles, ordenadores portátiles, consolas de videojuegos y ciertos juguetes.
Con este conflicto, Trump se ha fijado la meta de equilibrar el intercambio comercial entre los dos países, ampliamente favorable a China, pero hasta ahora y pese a la imposición de aranceles, ha tenido poco o nulo resultado.
El investigador Chad Bown, del centro de estudios Instituto Peterson, señaló en un informe reciente que “el propósito y el siguiente paso en la guerra comercial de Trump siguen siendo desconocidos”.
El experto apuntó que con la subida de aranceles de este domingo el porcentaje de importaciones chinas en EEUU afectadas por los aranceles es del 68,5 % y llegará al 96,8 % el 15 de diciembre.
De acuerdo a Bown, si los aumentos de los aranceles programados siguen su curso, “virtualmente todas las importaciones de China en todos los sectores estarán completamente cubiertas (por aranceles) hacia el 15 de diciembre”.
Washington impuso las medidas que entraron en vigor hoy después de que el Gobierno chino cumpliera sus amenazas y anunciara a mediados de agosto la imposición de aranceles a bienes de EEUU por valor de 75.000 millones de dólares, en respuesta también a otros gravámenes estadounidenses previos.
Aun así, la televisión estatal china CGTN adelantó hoy que los equipos negociadores de ambas potencias prevén reunirse a principios de este mes en EEUU para tratar de lograr un acuerdo que satisfaga a las dos partes.
En ese sentido, el Ministerio de Comercio de China lamentó que la nueva ronda de gravámenes por parte de Washington no sea el mejor ambiente para las negociaciones comerciales.
El viceprimer ministro chino y líder de la delegación negociadora del país asiático, Liu He, dijo esta semana que se oponía “firmemente a un recrudecimiento de la guerra comercial” y que prefiere “negociaciones tranquilas”.
Las tensiones comerciales entre las dos mayores economías mundiales, desatadas tras la llegada de Trump a la Casa Blanca en 2017, van más allá de las relaciones bilaterales y tienen profundas consecuencias globales.
En sus últimas previsiones de crecimiento global, divulgadas en julio, el Fondo Monetario Internacional rebajó sus proyecciones de expansión global al 3,2% este año, una décima menos que en abril lastradas por las dudas sobre la posible solución de esta disputa.