En los tanques de pensamiento ya están encendidas las alertas con respecto a la ampliación de deuda bonificable que aprobó el Congreso este año, de un bono de Q11 mil millones que se utilizaron en 2020 para atender los programas sociales, y que fue adquirido por el Banco de Guatemala (Banguat) en abril de este año.
Aunque es un tema legal, existen varias interpretaciones sobre esa fuente de financiamiento, ya que regirá el presupuesto vigente de Q107 mil 760 millones, y tendrá la misma estructura de financiamiento que incluye esa asignación de ingresos. Además, el análisis deberá ir enfocado a contar con información actualizada y perspectivas del 2021.
A la espera del debate
De momento, no se conocen los escenarios de nuevo endeudamiento que financiarán el presupuesto para 2021, pero fue un motivo de rechazo de diversos sectores en el planteamiento formulado.
En las propuestas que los sectores han presentado al Ministerio de Finanzas (Minfin), el monto del techo de la deuda es uno que se plantea revisar hacia la baja, sin embargo, no está claro aún respecto al bono de los Q11 mil millones.
Edwin Matul, exfuncionario del Banco de Guatemala y Jorge Lavarreda analista del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien), aseguraron que existe una disyuntiva en ese aspecto, que deberá aclararse en las mesas de diálogo.
“Hay un tema de interpretación legal y es parte de los problemas que se dan cuando no se aprueban las cosas como deben ser. Precisamente, una de las grandes incógnitas que quedan es cómo se va a financiar el presupuesto y es uno de los riesgos que se tiene cuando se hacen cosas de esta manera”, remarcó Matul.
El experto enfatizó en que esta situación que se está presentando, es “estrictamente legal”, pero que ojalá “no sea así”.
“Por una interpretación legal nuevamente el banco central tendría que financiar el presupuesto, pero no sería lo ideal pues tendría consecuencias en la macroeconomía. No tengo los elementos legales para sustentarlo, pero espero que no sea así, en fuente de financiamiento y no esperaría que sea del Banguat”, puntualizó.
Reiteró que uno de los riesgos puede ser sobre la interpretación, y los expertos en la parte jurídica tendrá que abordarlo y aclararlo.
Dentro de las discusiones convocadas al diálogo, el tema del financiamiento será una de las partes más sensibles a tratar, en el sentido de cuál será el monto del techo de deuda y a que se estará financiando.
En el presupuesto anterior de Q99 mil 700 millones, -archivado- estaba formulado con el 32%, que equivale a Q32 mil 638 millones de financiamiento de deuda, de los cuales Q24 mil 157 millones provendrían de bonos del Tesoro, y Q6 mil 656 millones con organismos financieros internacionales.
Solo para emergencia
Lavarreda es del criterio de que, según la ley, quedará vigente el del año anterior, y bajo esa perspectiva se incluyen todas las ampliaciones que se dieron en abril pasado.
Esas ampliaciones tienen diferentes fuentes como bonos y préstamos y aunque quede ya fue ejecutado en el caso de esta última.
“Hay un techo, pero no queda la posibilidad de utilizar los financiamientos tal cual quedaron en el contexto en el que fueron aprobadas las ampliaciones, y en las propuestas de reforma justamente se tendrá que ver y se tendrá que hacer muchos ajustes”, afirmó el analista.
El investigador enfatizó que los ajustes deben ir más allá de las fuentes de financiamiento, sino que también el uso, ya que se está trabajando con el presupuesto 2019, y habrá que trabajar con variaciones que resuelvan y profundas para este este ejercicio.
“En diciembre, para Finanzas será de mucho trabajo de ajustes para hacer toda la provisión de los cambios que se tendrán que hacer aún en este contexto político que se está viviendo”, reiteró y que todos los cambios sean con transparencia y a la vista.
Llamado de atención
Otra de las consideraciones del Cien, es que en la formulación del techo de la deuda para el presupuesto 2021, no se destine para el pago de funcionamiento, como salarios, materias primas, insumos, pagos de servicios con fuente deuda.
“No se debe utilizar fuente deuda para gastos de funcionamiento, y es estaremos atentos a como quedarán las modificaciones”, apuntó.
Añadió que los más seguro y en el contexto actual, el país tendrá que acudir a deuda para financiar el gasto público y mantener un déficit fiscal, y si va a existir, el tema no es tanto el monto, sino sobre todo para que rubro de gasto se estará financiando, en especial aquello valga la pena y que tenga una rentabilidad social.
Por otro lado, se necesita la mejora de la recaudación para poder cumplir con el pago de ese endeudamiento, pero uno de los problemas es que se financian programas con fuente deuda que no genera un retorno social.
La estructura presupuestaria de Guatemala en los últimos 15 años ha sido deficitaria, pero ahora se incrementó por los efectos de la pandemia y los estragos causados por las tormentas Eta e Iota, en la cual se necesitarán recursos adicionales para la atención y rehabilitación.
Se espera que en la quincena de diciembre el Minfin de a conocer cómo quedará la estructura de gasto y financiamiento al presupuesto 2021.