La desigualdad ha alcanzado “un récord en la mayoría de países de la OCDE y tiene niveles incluso más elevados en muchas economías emergentes”, agrega el estudio, que señala a Chile, México, Turquía, Estados Unidos e Israel como los países desarrollados con más desigualdad, frente a la mayor armonización salarial de Dinamarca, Eslovenia, República Checa y Noruega.
Los ricos
El 10 % de la población del llamado “club de los países ricos” gana 9.6 veces más que el 10 % más pobre, una proporción que se ha incrementado respecto a la diferencia 7-1 de los años ochenta y del 9-1 de inicios del siglo actual.
En 2012, el 40 % de los hogares más pobres de los 18 países de la OCDE con datos comparables disponía de solo el 3 % de la riqueza mientras que el 10 % más favorecido “controlaba la mitad de la riqueza de los hogares”.
“El 1 % más rico poseía el 18 %” de la fortuna del conjunto de los hogares analizados, subraya el informe.
Según Gurría, que presentó el informe en París acompañado por la comisaria europea de Empleo, Marianne Thyssen, desarrollar una “acción política” para corregir ese problema es una respuesta “tan económica como social”.
“Al no atacar las desigualdades, los gobiernos cortan el tejido social de sus países y dañan el crecimiento económico a largo plazo”, subrayó el máximo responsable de la OCDE.
Empleo
La primera de las causas que detecta el informe “Juntos en ello. Por qué una menor desigualdad nos beneficia a todos”, se centra en las condiciones de trabajo.
“El creciente porcentaje de gente que trabajan a tiempo parcial, con contratos temporales o a través del autoempleo es un eje importante de la creciente desigualdad”, apuntan los investigadores de la OCDE.
La mitad de los empleos creados en los países miembros de esa organización entre 1995 y 2013 eran precarios y “los trabajadores temporales y poco cualificados, en particular, tienen muchos menos ingresos y más inestables que los permanentes”.
El informe de la OCDE también destaca que los jóvenes son los más afectados por la precariedad, ya que el 40 % no disfruta de un puesto de trabajo convencional y la mitad de los contratos temporales los firman personas que aún no han cumplido los 30 años.
Otro factor clave para analizar el problema es la desigualdad de género. El creciente número de mujeres que trabajan ha “ayudado a frenar la desigualdad”, pero estas cobran un 15 % menos que los hombres.