La mayoría de los trabajadores en Europa no están acostumbrados al calor extremo. La semana pasada comprobaron lo fatigoso que puede ser trabajar cuando las temperaturas rondan los 40 grados centígrados. Estas afectaron a gran parte del continente y a su productividad.
DEUTSCHE WELLE
El calor extremo podría hacer peligrar millones de puestos de trabajo
Los trabajadores europeos tuvieron que adaptarse a los calores de estos días. Un estudio de la ONU arroja datos sobre el impacto de las altas temperaturas en las regiones y los trabajadores del planeta en 2030.
El calor extremo ha sido, durante mucho tiempo, una realidad para millones de trabajadores en todo el mundo; muchos de ellos en algunos de los países y regiones más pobres del mundo.
Además, hay diferencias entre un empleado de oficina que, a veces, se ve obligado a trabajar uno o dos días con calor incómodo, y un trabajador de una fábrica de textiles en un edificio sin aire acondicionado, o un agricultor que trabaja a la intemperie a 40 grados o más. En general, con temperaturas superiores a 35 grados, el exceso de calor tiene múltiples impactos negativos en el ámbito laboral.
En un nuevo estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de la ONU, se afirma que las cosas van a empeorar.
Agricultura y construcción en peligro
En el estudio titulado “Trabajar en un planeta más caluroso: el impacto del estrés por calor en la productividad laboral y el trabajo digno”, se dice que un aumento importante del estrés por calor, relacionado con el cambio climático, podría reducir los niveles de productividad global en el equivalente a 80 millones de personas trabajando a tiempo completo, en el año 2030. En términos económicos, serían pérdidas económicas globales de 2,1 billones de dólares.
Usando pronósticos basados en un aumento de la temperatura global de 1,5 grados centígrados en el año 2100, en el informe se declara que si ese aumento se hiciera realidad ya en 2030, el 2,2% del total de horas laborales en todo el mundo se perdería debido al calor extremo y al estrés originado por las altas temperaturas.
La agricultura será el sector más afectado. Casi mil millones de personas en todo el mundo trabajan en esa actividad. Según las estimaciones, el 60% de las pérdidas de empleos en 2030 recaería en este ámbito. El sector de la construcción también se verá gravemente afectado, y se cree que se pueden perder también millones de empleos. Otros ámbitos que corren riesgo son los productos y servicios medioambientales, los trabajo de reparación, el transporte, el turismo y algunas formas de trabajo industrial.
“El impacto del estrés por calor en la productividad laboral es una consecuencia grave del cambio climático que se suma a otros impactos adversos, como los cambios en los patrones de la lluvia, el aumento del nivel del mar y la pérdida de biodiversidad”, dijo Catherine Saget, jefa de la Unidad del Departamento de Investigación de la OIT.
Regiones más pobres y más afectadas
El informe evalúa en detalle cómo se verán afectadas las regiones del mundo: África, las Américas, los Estados árabes, Asia y el Pacífico, Europa y Asia Central.
Un aspecto clave es que el impacto por la pérdida de productividad se distribuirá de manera desigual. El sur de Asia y África occidental serían los más afectados, según las estimaciones: más de 50 millones de empleos perdidos o el equivalente en pérdida de productividad.
“Veremos más desigualdad entre los países de ingresos bajos y altos y el empeoramiento de las condiciones de trabajo para los más vulnerables, así como el desplazamiento de personas”, dijo Saget, quien también es una de las principales autoras del informe.
En el estudio se dice además que el calor extremo afectaría más a las naciones de bajos ingresos, porque esas economías más pobres tienen menos recursos para hacerle frente. El cambio climático y las altas temperaturas harán aumentar, en gran medida, los flujos migratorios de los trabajadores que huyen de las partes del mundo más afectadas.
Sin embargo y a pesar de las negativas proyecciones del estudio, los autores dicen que hay soluciones. Estos instan a los gobiernos a tomar medidas desde ya para abordar los riesgos del estrés por calor y el impacto en los trabajadores.