No obstante, durante el mes de octubre se registró una serie de manifestaciones para demandar la renuncia o destitución de varios funcionarios del sector justicia, las que incluyeron bloqueos de las principales carreteras del país a lo largo de tres semanas.
Entre los primeros efectos de la interrupción a la locomoción de personas y carga se registró un repunte inflacionario interanual que se situó en 4.98% a nivel nacional, casi en el límite superior de la meta establecida por las autoridades para el cierre del año.
Sin embargo, el alza general de precios impactó sobre todo a las regiones Suroccidente y Noroccidente donde los precios subieron 7.19% y 9.08%, respectivamente, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE) en el reporte mensual del Índice de Precios al Consumidor (IPC).
En ambos casos, la división de alimentos fue la que más incidencia registró (4.5% y 2.97%, o sea el incremento en el costo de la comida, principalmente el tomate, huevos, maíz, papa, cebolla, güisquil y otras legumbres y hortalizas.
Caída de la confianza
Por otro lado, los resultados de la encuesta de expectativas económicas que lleva a cabo el Banco de Guatemala (Banguat) a un panel de analistas privados, dan cuenta de que dicha confianza se desplomó a 43.06 puntos, uno de los más bajos en los últimos dos años, y se puede comparar con los niveles registrados durante la pandemia en el 2020.
En ese sentido, el 61% de los consultados consideró que en los próximos seis meses empeorará la evolución del clima de negocios en el país; el 83.3% cree que la economía nacional está peor que el año anterior; otro 77.8% dice que para los próximos seis meses la evolución de la economía no mejorará; y el 66.7% indica que no es buen momento para hacer inversiones.
Por lo pronto, los datos hasta junio indican que el país había captado inversión extranjera directa (IED) por US$743.1 millones -contra los US$1 mil 600 millones esperados-.
Mezcla de factores
Para el economista Maynor Cabrera, investigador de la Fundación Economía para el Desarrollo (Fedes), los indicadores de corto plazo aún no brindan una perspectiva completa de lo que está pasando en la economía nacional, pero es lógico que una interrupción en las cadenas de suministro tendrá efectos perjudiciales sobre la oferta de productos y los precios, como sucedió con las restricciones de movilidad obligadas por la pandemia.
“El componente adicional es el pésimo estado de las carreteras, las que están destruidas. Y el efecto de precios es difícil de aislar, dados los tramos deteriorados, por lo que es una combinación de temas. Es muy difícil separar los efectos de la falta de gobernabilidad y la ausencia de reacción; esta crisis se dio en automático, ya que no hubo respuesta rápida de las autoridades”, apuntó.
A su juicio, todos los efectos no se van a presentar a corto plazo, pues el clima de incertidumbre perjudicará en el tema de la inversión privada y productiva, considerando que “ya ha circulado información a nivel internacional sobre un país donde se quiere interrumpir la democracia y no hay certeza de la aplicación de las leyes. Esa imagen negativa de país va a pegar duro”.
En todo caso, afirmó que el tema clave para el otro año, será la gobernabilidad, pues “Guatemala tiene una mancha de golpe de Estado y eso es demasiado serio”.
Las perspectivas oficiales
Prensa Libre consultó a Álvaro González Ricci, presidente del Banco de Guatemala y de la Junta Monetaria, sobre el panorama de cierre de la economía en este ejercicio, y puntualizó: “El panorama de cierre es positivo, entre varios factores se destaca que la economía crecerá en su potencial 3.5%; la inflación estará dentro de la meta; el crédito bancario se mantendrá dinámico; las remesas familiares tendrán un crecimiento de dos dígitos; el gasto público aumentará financiado con más recaudación, por lo que el déficit fiscal se mantendrá bajo 1.7%; y la inversión extranjera aumentará en relación al 2022”.
Y al preguntarle sobre el desempeño de algunos indicadores en octubre, explicó que la inflación aumentó debido a un choque de oferta asociada a la interrupción de los canales de distribución en el mes indicado. Pero el crédito bancario se mantiene dinámico creciendo más de 14%; el tipo de cambio ha permanecido estable con una ligera tendencia a la apreciación. Sin embargo, las exportaciones e importaciones permanecen en terreno negativo, principalmente debido a una caída en los precios internacionales y el Icae disminuyó cerca de 5 puntos porcentuales, “pero la confianza se mantiene a pesar de ser un periodo electoral atípico”.
Sobre las expectativas para el 2024, el presidente de la banca central respondió que también son positivas, con un crecimiento económico de 2.5% a 3.5%, con un valor central de 3.5%. La inflación estaría en la meta con un valor central de 4%; las remesas familiares tendrían un crecimiento de alrededor de 9% -más de US$21 mil millones-; el crédito bancario seguiría creciendo en 2 dígitos (cerca de 10%); la inversión extranjera seria de alrededor de US$1 mil 700 millones; el tipo de cambio y las tasas de interés se mantendrían estables; y el comercio exterior se recuperará.
Mala red vial empeora el problema
Una integración de los sectores público y privado para atender el mal estado de la red vial del país, de manera que se facilite el comercio, fue una de las recomendaciones de un foro empresarial en el que se recalcó la necesidad de cambiar el modelo actual, lo que es un problema adicional al de la falta de gobernabilidad en el país.
La infraestructura de Guatemala data del siglo pasado, por lo que ya no se adapta a las exigencias actuales, cuando se requiere satisfacer las necesidades de cadenas logísticas integradas, fue parte de lo que diversos empresarios expusieron durante el panel “Navegando en tiempos de crisis en Guatemala y lo que está por venir”, que organizó la Cámara de Comercio Guatemalteco-Americana (AmCham).
Los expositores manifestaron la necesidad de que Guatemala pueda incrementar el ritmo de construcción de carreteras primarias, secundarias y rurales, para mejorar la conexión de los diferentes nodos de desarrollo, así como la aceleración de trabajos pendientes como el Anillo Metropolitano y el Anillo Regional.
En el panel se reiteró la urgencia de una construcción promedio anual de dos mil kilómetros de carreteras, para lo cual ayudaría la aprobación de la Ley de Infraestructura Vial, por parte del Congreso, a efecto de mejorar el modelo actual de contratación y permitiría la participación de capitales públicos y privados.
Además, se habló de modernizar todo lo relacionado con la automatización de los procesos de comercio exterior -exportaciones e importaciones- y la facilitación de trámites en las aduanas terrestres, marítimas y aéreas. “Hay que unir todos los esfuerzos nacionales; lograr una institucionalidad para atender este desafío, para que la conectividad sea una solución de país”, expuso en el panel Jorge Gómez, director ejecutivo de Combex-Im.
En tanto, Héctor Fajardo, director general de la Cámara de Transportistas de Centroamericanos (Catransca) y María Teresa González, presidenta de la Coordinadora Nacional de Transportes (CNT), coincidieron en que las condiciones actuales de la red vial, la falta de visión de obras estratégicas para el desarrollo y la ausencia de reacción inmediata para atender situaciones de emergencia por los daños que generan las lluvias, dificultan las operaciones de comercio exterior y el traslado de bienes, lo que impacta en los bolsillos de los consumidores finales.
Rezagados
Carlos Moreno, director de transporte, infraestructura y logística de la Secretaría de Integración Económica Centroamericana (Sieca), expuso que, de acuerdo con informes internacionales, la velocidad del transporte de mercancías se mantiene muy baja en la región, lo que repercute en los costos por tonelada movilizada, en comparación con otras economías.
No obstante, señaló que “de nada sirve salir a una velocidad adecuada de un país, si se van a atrasar cientos de kilómetros más adelante con las limitaciones en otros puntos fronterizos”, por lo que sugirió trabajar como región para mejorar la internación de las mercancías, dado los flujos crecientes del intercambio comercial.
Precisó que el 95% de la carga en la región se maneja por transporte terrestre y cada año los países solo invierten en promedio alrededor de US$900 millones para el mantenimiento de la red vial en los 14 corredores denominados CA, que forman un tramo de seis mil kilómetros.