La velocidad promedio para una exportación guatemalteca a Centroamérica era de 17 km/h, un indicador muy claro de serios problemas viales y trámites complicados en los puestos fronterizos, que ocasionan cuellos de botella que “estrangulan el comercio intrarregional”.
Si bien es cierto nuestras carreteras no son pistas de alta velocidad como las que encontramos en Alemania o Italia, tampoco son el principal problema para la lentitud con la que se mueve la mercadería en CA.
Normalmente, solicitar de manera excesiva documentos e información implica cuellos de botella y oportunidades de corrupción. En su momento identificamos que en el puesto fronterizo de El Amatillo, entre El Salvador y Honduras, el transportista debía sacar hasta 12 juegos de fotocopias de los documentos del tránsito internacional para diferentes oficiales gubernamentales. Fuera del impacto ambiental, el manejo de tanto papel es simplemente imposible.
El TIM vino a revolucionar la manera de hacer las cosas, ya que las administraciones aduaneras, cuarentenarias y migratorias de los seis países, definieron un solo documento electrónico llamada DUT —Declaración Única de Tránsito— y que incluye las imágenes de todos los documentos de acompañamiento; de esa manera, se evita dejar fotocopias y poner sellos innecesarios en el proceso por cada puesto fronterizo.
Asimismo, se definió un Procedimiento Único para las tres entidades de control de paso y hacer una única parada en salida o entrada. Durante el plan piloto se disminuyó el tiempo de espera de frontera de 64 a 8 minutos, más del 80%. Algo así como que un lunes a las 7 am ya no invierta una hora para bajar de Fraijanes a la zona 10, sino ocho minutos.
El éxito del Plan Piloto fue tan evidente que dos años después ya estaba implementado también en Guatemala, y desde hace tres años es de obligado uso en toda la región. Asimismo, el modelo fue “andinizado” por Colombia y Ecuador, de tal cuenta que se implementó con apoyo del BID entre ambos países en junio del año pasado.
Sorprende que un sistema automatizado de ocho años sigue funcionando —es un anciano desde el punto de vista tecnológico— y es el único sistema regional que permite a más de una docena de instituciones públicas de CA interoperar, lo que se denomina Ventanilla Única de Cuarta Generación, en otras palabras, el documento electrónico que se genera —DUT— una vez aprobado en su inicio es aceptado por todos los organismos de control a lo largo del corredor del Pacífico, desde Tecún Umán hasta Panamá. Ninguna región en América tiene algo parecido.
Lo anterior viene a mostrar —entre otros— que las administraciones aduaneras de CA, entre ellas la SAT, tienen la capacidad humana y tecnológica para diseñar e implementar mecanismos de vanguardia a nivel internacional que mejoran la facilitación comercial y el control aduanero.
Por otro lado, la automatización de procedimientos aduaneros y su regionalización con el apoyo de instituciones (BID, Banco Mundial, FMI) que conocen de mejores prácticas internacionales nos ahorran tiempo y evitan que “reinventemos la rueda”.
Es posible disminuir sustancialmente los tiempos invertidos en cruces fronterizos, puertos y aeropuertos; antes de diciembre lo veremos con la Unión Aduanera GUATEMALA-HONDURAS. Es posible —sin grandes inversiones— mejorar el control fiscal y parafiscal y mejorar la competitividad nacional.