Es por esto que Guatemala mantiene una brecha fiscal acumulada del período 2010 al 2019 de unos Q15 mil 521 millones. Este ejercicio no será la excepción, ya que las autoridades tributarias anticipan que no se alcanzará con la programación por alrededor de Q1 mil 700 millones.
No lograr el recaudo tributario anual parece tener varias causas, pero no se ha llegado a tratar el fondo para hacer las correcciones estructurales, así como recuperar la cobranza, según los especialistas consultados.
Este monto histórico no cobrado, para tener una referencia, serviría para poder financiar los actuales presupuestos de los ministerios de Salud, Gobernación, Agricultura y Economía que juntos sumarían unos Q15 mil 450 millones.
En promedio la brecha fiscal cada año es de Q1 mil 552.21 millones.
Se le conoce como brecha fiscal, a la diferencia del monto de recaudación programado por parte de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) con la recaudación real.
Por qué no se llega a la meta
Las razones que explican este comportamiento son múltiples y varían para cada ejercicio fiscal, dijo Abelardo Medina Bermejo, analista del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi) y exintendente de recaudación.
Destacó que entre las principales causas está la constante rotación del personal, las jefaturas intermedias, así como los cambios de superintendente e intendentes.
Explicó que cada superintendente o intendente tienen una curva de aprendizaje que dura entre seis a ocho meses, y tienen otros diez meses para implementar sus programas y esa situación ya es un rezago.
“El recurso humano es muy volátil y cada vez que se empiezan con programas surgen las rotaciones”, indicó el analista.
Para el consultor fiscal Óscar Chile Monroy, otro problema es que las cifras de cobranza (para financiar el presupuesto) son sobrevaloradas y es muy recurrente está práctica precisamente en los últimos diez años.
Por otro lado, dijo Chile Monroy, están los factores macroeconómicos y particularmente en este ejercicio se vivió la incertidumbre generada por los resultados de las elecciones generales que paralizaron de manera temporal la actividad económica y varias operaciones de negocios que no generaron movimiento, y que a su vez impide el incremento de la recaudación.
“A partir de agosto, septiembre, octubre la economía ya ve una actividad dinamizada por la claridad política”, remarcó el consultor.
Evasión: problema recurrente
Medina Bermejo dijo que hay un incremento en la evasión del impuesto sobre la renta (ISR) y valor agregado (IVA) (doméstico e importación) así como del contrabando y la economía informal, que, sin apoyo político, la SAT no puede trabajar en reducir esa brecha.
El analista del Icefi dijo que, si no hay compromiso de respaldo por la Policía Nacional Civil, el Ministerio Público y hasta el Ejército para poder controlar los focos de contrabando aduanero o evasión, difícilmente se podrá hacer las correcciones.
La evasión del IVA alcanzó unos Q16 mil 566.8 millones durante el 2018 y su incumplimiento es del 37.9%; mientras el incumplimiento del ISR se proyectó en unos Q24 mil 700 millones del ejercicio 2017, que es el monto que se calcula que no ingreso.
Tanto Medina Bermejo como Chile Monroy coinciden en que hay iniciativas de ley que aprueba el Congreso que vuelven más difícil la cobranza, como por ejemplo la aprobación de la Ley sobre Simplificación, Actualización e Incorporación Tributaria, que crea un nuevo régimen al sector agropecuario, las iniciativas para la ley para la industria del Cine, las de Líneas Aéreas, entre otras.
Práctica sistemática
Jorge Lavarreda, analista del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (Cien), dijo que la sobreestimación de las cifras de recaudación se acentúo desde el 2013 como una práctica perversa.
“Se creó una práctica sistemática de sobreestimar las cifras que afectan la ejecución del presupuesto”, subrayó Lavarreda.
Dijo que, en el caso de los ingresos tributarios, se crearon bolsones que no son justificables.
En todo caso, consideró que se deben hacer cambios a la Ley General del Presupuesto, sobre todo en la parte de los ingresos tributarios.
Otro error es que las proyecciones de recaudación se trabajan con información del primero y segundo semestre del año, y en el transcurso del tiempo, no se hacen los ajustes, cuando hay variables macroeconómicas.
“Nunca se hacen los ajustes ni se actualizan las cifras”, precisó Lavarreda.
Chile Monroy opinó que, con este monto acumulado se debe trabajar en los análisis y evaluar en dónde están las fallas para enmendarlas, determinar los factores y deficiencias para aprender del pasado con miras al futuro.
“Se debe brindar las facilidades para el pago de impuestos para los contribuyentes y no hacer los pasos engorrosos”, indicó.
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