Desde que se estableció el régimen internacional de los derechos humanos se asignaron a los Estados las obligaciones de promover, respetar y garantizar tales derechos. ¿Por qué ahora se habla de empresa y DD. HH.? Aquello fue en 1948 y desde entonces hasta hoy, la situación global de las empresas ha cambiado radicalmente. En la actualidad existen compañías globales cuyas economías son comparables a las de pequeños países desarrollados.
Pero a pesar de su poder, las empresas no tienen ningún tipo de accountability en materia de DD. HH.; no están sujetas a normas que les obliguen a mantener una conducta de respeto frente a tales derechos. No obstante, existen casos alrededor del mundo en los que después de un proceso judicial se ha llegado a sancionar a Estados y a empresas por reclamos concretos de violaciones a los DD. HH.
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A través de los Principios Rectores se plantea una visión diferente de esto: las empresas deben revisar las acciones de toda su cadena de valor e identificar las áreas donde su operación puede impactar negativamente a las personas. Debido a la ausencia de un marco normativo que exija a las empresas el respeto a los DD. HH., la tendencia inicial fue la implementación voluntaria; sin embargo, mientras se trabaja en un proyecto de normativa internacional ya existen países que han adoptado legislación que establece la debida diligencia obligatoria en derechos humanos.
Guatemala no ha sido ajena a esta transformación, donde las principales cámaras empresariales cuentan con políticas de cumplimiento de DD. HH., y a ellas les han seguido gremiales y grandes empresas locales. Adoptar políticas de cumplimiento y actuar con la debida diligencia es bueno para la sociedad, y también para el negocio, porque abre mercados, da más confianza, mejora la imagen y genera mejores relaciones con los otros actores de la cadena.
Los Principios Rectores son una llamada a ir más allá del compliance y de la RSE. Contar con políticas de cumplimiento o compliance reduce los riesgos de infracciones, pero solo respecto de normas legales y técnicas. Los Principios Rectores llevan a las empresas a conducirse conforme estándares internacionales de DD. HH. No se trata de una forma de RSE; los Principios Rectores abordan la forma en que las compañías hacen negocios y buscan implementar prácticas que prevengan lesiones a los derechos humanos, en toda la actividad empresarial.
Llevar los Principios Rectores a la práctica, es mucho más que elaborar diagnósticos; y redactar políticas y reportes de cumplimiento. Es esencial que la debida diligencia en DDHH provenga desde el nivel más alto de la compañía, con un compromiso real del gobierno corporativo, por respetar los derechos humanos, para convertir ese respeto en una parte importante de la cultura empresarial.
Este año se conmemora el 10º aniversario de los Principios Rectores y los expertos alrededor del mundo, han discutido la ruta de la siguiente década, con el fin de involucrar a todas las empresas del planeta, sin importar su tamaño, en el respeto a los DDHH. Y todo indica que se consolidará la tendencia de adoptar legislación sobre la debida diligencia obligatoria en materia de derechos humanos.
En Guatemala, la vigencia real de los derechos humanos sigue siendo un horizonte lejano, más aún en las condiciones actuales, marcadas por la pandemia y sus efectos colaterales. Revertir esta situación es una tarea sumamente difícil y el Estado requiere del sector empresarial para hacerlo, pero no solo a través de contribuciones, sino de un compromiso profundo de respetar los derechos humanos, como proponen los Principios Rectores de Naciones Unidas sobre Empresa y Derechos Humanos.
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El autor es abogado y notario; y es socio, fundador y director de la firma Del Cid Montenegro