Pero luego, sentimos que debemos ser objetivos, que es necesario que entremos en razón que debemos ordenar datos, cifras y otras características que nos permitan tomar la mejor decisión.
Esto hace relación con el poema “Inspiración y Razón” de Gustavo Adolfo Bécquer que refiriéndose a la inspiración dice:
Primer paso: La Inspiración. Cuando decida elegir propiedades de inversión es válido que usted deje un porcentaje abierto para el criterio personal, como si usted fuera un actor y tuviera que interpretar un rol específico que es ser el cliente objetivo, por lo que le recomiendo que se haga las siguientes preguntas.
¿Viviría allí si fuera yo el que busca casa? ¿Pagaría ese valor de alquiler? ¿He visto suficientes propiedades? ¿Cuántas he visto antes de decidirme a comprar? ¿Si buscara vivir en este sector, donde la mayoría de las casas tienen piscina o chimenea, optaría por esta que no la tiene? ¿A qué precio? ¿Qué me hace elegir esta propiedad versus la que está a dos cuadras? ¿Por qué me gusta más? ¿Le pregunté la opinión a un cliente del segmento a quien va dirigida o me baso solo en mi propio criterio? ¿Estoy pagando demasiado caro por una casa que no los vale? ¿Cuál es su valor agregado que me convence y que la vuelve especial? ¿Por qué me estoy decidiendo por esta propiedad?
Después de formuladas las auto- preguntas sobre gustos y preferencias, donde lo ideal es ir a ver la propiedad con un conocido que sea del perfil específico, y preguntarle directamente si le gusta o no la casa o apartamento. Al proceder de esta manera no cabrán errores propios y se dará cuenta de muchos detalles, que en su cabeza talvez no aparecían, pero que sí afloran desde la mentalidad del cliente objetivo, que sabe y conoce mejor que nadie lo que quiere, por ende nunca se debe olvidar su criterio y opinión, aunque uno a veces “crea que sabe todo desde uno mismo”.
Segundo paso: La Razón. Ahora, el otro porcentaje que influye en la decisión netamente será la visión objetiva o comercial, donde queden fuera las subjetividades mediante las siguientes preguntas: ¿Es un buen negocio de renta o mejor para reventa futura? ¿Cuál es la proyección de rentabilidad (renta + plusvalía) en el tiempo? ¿Conozco el valor real del metro o vara cuadrada para poder negociar un buen precio? ¿Está bien elegido el barrio o existe uno mejor para invertir? ¿Por qué razones puedo afirmar que es mejor comprar esta propiedad más costosa en vez de dos propiedades más económicas? ¿Rentará más a la larga que las demás? ¿Va a aumentar de precio en el corto plazo, o me quedan muchos años de espera? ¿Cuál es la norma (POT) de edificación en altura vigente? ¿Qué posibilidad tengo de que me construyan un edificio al lado, o al frente? ¿En cuántos años puede pasar? ¿Alcanzo a pagar el préstamo (hipoteca) con la renta o me quedo muy corto? ¿Por cuánto es la diferencia? ¿Es un número real confirmado en el banco o lo estoy especulando? Tengo los ahorros para el enganche pero ¿me alcanza mi ingreso “flujo” mensual para que me otorguen un crédito hipotecario a 20 años? ¿Tengo visto al cliente que me la va a alquilar? ¿Es una zona demandante realmente o solo les gusta a algunos pocos incluyéndome? ¿Tengo bases para probar que esta zona es cotizada por muchos? ¿En qué ciclo económico me encuentro? ¿Qué avala mi decisión, tengo casos para estudio o es solo un sentimiento? ¿Cómo están los precios, cómo han evolucionado este último año?
Así que está estrictamente prohibido comprar una propiedad de inversión basándose solo en la parte de la inspiración. Debe considerar la razón.
Y finaliza el poema
¿Dudas?