Cuántos de nosotros aprendimos que la vida es un campo de batalla permanente, donde en tus primeros años de vida, tus dientes y uñas son armas para impedir que otros circunden tus terrenos, luego aprendemos a gritar, injuriar, usar las extremidades y posteriormente las armas creadas para matar de forma instantánea, todo en la legitima defensa de una creencia; usted o yo.
Hoy en día sabemos que no somos víctimas de nuestros genes, en otras palabras de lo heredado, y que aquello que nos tocó vivir, especialmente entre los cero y 12 años, (el medio) lo podemos modificar, afortunadamente estamos extirpando algunos dogmas que no nos dejan avanzar, demos algunos ejemplos:
Considerar que la medicina alopática es la única clase de medicina que merece consideración pues nos estamos convirtiendo en una sociedad de fármacos y cirugías, las cuales son importantes y muchas veces necesarias, pero estamos cometiendo el error de pensar que con ello se cura todo, nos olvidamos de la farmacia interna que llevamos cada uno. ¿No cree que vale la pena revalidar esa creencia?
Los sistemas de justicia son otro ejemplo, el derecho positivo, normas jurídicas frías que tienen los penales sobrepoblados y ¿dónde quedan las formas naturales de solucionar conflictos y diferencias que pueden resolverse con dialogo, sin cárcel, castigo y sufrimiento. ¿Usted es de la creencia que el reo se rehabilita?.
En el deporte tenemos excelentes técnicos, estudian cada parte del cuerpo, la forma del balón, la pelota y los insumos del campo, ponen a los jóvenes a practicar, pero de su boca salen gritos, vulgaridades, maltratos, ofensas, ruidos ensordecedores para los oídos de unos aprendices que se desenvuelven en el miedo que genera una persona que se denomina técnico, pero al que no podemos llamar facilitador. ¿Usted sigue pensando que con ese tipo de creencia llegaremos a un mundial?.
Personas que saben mucho de la destreza, pero muy poco de la psicología del niño o niña y les genera una creencia, que luego cobra en la incapacidad de usar una muy buena técnica pero sin recursos personales “cerebro” para ponerla en juego. En nuestras organizaciones tenemos una serie de personas que allí se les llaman jefes, con creencias similares, una de las razones es que fueron preparados con la misma medicina.
Cuando la persona deja la jefatura y se convierte en líder cambia la creencia e impacta a sus colaboradores para que crean en ellos mismos, la tarea no es que lo respeten a usted por su estilo militar, es que el equipo asuma su compromiso y retos, en un ambiente de confianza y no de miedo, es un cambio de creencia en la empresa de hoy, no es un tema de usted o yo, es una realidad llamada nosotros.