“La desaceleración del crecimiento obedece a una caída más pronunciada de las inversiones no residenciales, a una desaceleración de los gastos de los consumidores, a una caída de los gastos federales y a importaciones que se han vuelto de signo positivo”, subrayó el Departamento en un comunicado.
Los gastos de los consumidores, que son tradicionalmente el motor de la economía estadounidense, aumentaron tan solo en 1.9%, su avance más débil desde el primer trimestre del año pasado. Uno de los rubros más afectados fue la compra de bienes (+0. %), que conoció su peor resultado en cinco años.
La otra mala noticia fue la caída de las inversiones de las empresas (-5.9%) , el ritmo más bajo desde el segundo trimestre de 2009, cuando Estados Unidos estaba en plena recesión.
Esta caída es particularmente fuerte en una industria extractiva, deprimida por los bajos precios del petróleo, con una caída de las inversiones de 86%, el peor resultado registrado hasta ahora, según indicó una analista en estadísticas.
Las exportaciones continuaron reduciéndose (-2.6%) como consecuencia del fortalecimiento del dólar, mientras las importaciones se acrecentaron (+0.2%) , datos que tienen su peso en el PBI.
Los gastos del Estado federal volvieron a su vez a conocer cifras negativas (-1.6%) .
Entre los puntos fuertes se pueden destacar los gastos residenciales, que aumentaron en 14.8%, el ritmo de crecimiento más elevado desde fines de 2012.
La Reserva Federal (Fed), que el miércoles mantuvo incambiada su tasa de interés, advirtió que el crecimiento se había desacelerado, destacando en particular la caída de los gastos de las familias y de las exportaciones, pero afirmó que en el futuro la actividad económica “crecerá de manera moderada”.
El gobierno publicará el 27 de mayo su segunda estimación del crecimiento del primer trimestre.